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Foto del escritorCuerpo Editorial

Tres ángeles que dan su mensaje.

Que el amor, la gracia y la paz del Señor Jesús sea con ustedes amados hermanos, amén. Desde México enviamos nuestros saludos y esperamos en el Señor ustedes se gocen al igual que nosotros en la vida espiritual en Cristo, amén.

En Apocalipsis 4:6-13, se da una descripción del hermano apóstol Juan para nosotros, después de su visión de los sellados para Dios en esta Tierra. En aquellos días, el evangelio seguirá siendo predicado, ahora más para Israel y para las naciones que hayan de ser salvadas, esto a pesar de la campaña mediática del anticristo y su sistema mundial de dominación.

En el versículo 6 da el destinatario de este evangelio: toda alma viviente, sin excepción de nación, tribu, lengua o pueblo de origen: nadie se quedará sin escucharlo. Este evangelio es un poco diferente al nuestro en estos días porque no es por mandato de ángel que lo hacemos ahora, sino porque el mismo Señor Jesús ya lo instituyó y el Espíritu Santo nos muestra qué hacer, a dónde ir y qué decir en las edades de la iglesia.

En esta época, el Señor ya vino por su iglesia, quedando el remanente israelita y los santos que se niegan a postrarse a la bestia y seguir al anticristo. ¿Por qué es un poco diferente? Porque lo que en aquellos días se anuncie será creer en Dios -al no haber iglesia ya- y adorarle con temor dándole gloria y someterse a Jesucristo, sin importar si se es muerto o no; si se alcanza a escapar o no; si se mantiene con vida anunciando este evangelio en aquellos días de tener fe y creer en el Dios que viene a juzgar al mundo o no.

Luego, un segundo ángel anuncia la caída del sistema religioso, porque ha estorbado a que la novia esté lista por celos e instigación del enemigo de Dios en la Humanidad contra Su Creador con mentiras doctrinales, que para Dios es fornicación. Con esto, se revela que Jesucristo siempre fue el Heraldo de la Verdad de Dios y ahora los hombres no tengan más excusa que arrepentirse o ser consumidos por su soberbia y rebeldía. Sin religión no hay dónde esconderse -así como en los días de Adán y Eva- y tomen aquellas generaciones su decisión de eternidad.

El tercer ángel viene y declara, después del evangelio y la destrucción de la frágil fachada de engaño que fue la religión asentada en el país de la bota y sus múltiples tentáculos, el anunciamiento del destino: la condenación y perdición eterna para quienes, habiendo oído una vez más el evangelio de temer a Dios y guardar sus mandamientos (oír y creer en Jesucristo) y habiendo visto que la Babilonia ha caído hayan dejado que los marcaran de cualquier forma. Esto es simplemente un aviso de lo que les sucederá pues es irreversible: no se puede tener el sello de Dios y el sello de la bestia en un mismo cuerpo humano.

Para todos los que crean: a los ángeles que anuncian estas palabras, a los santos 144,000 y a los que huyen de ser atrapados tienen estas promesas al guardar los mandamientos de Dios y la fe en Jesucristo: viven por fe o mueren en el Señor. Si mueren en el Señor, tendrán gran galardón, por la importancia de su fidelidad y porque saben que serán redimidos y puestos a descansar hasta que el Hijo de Dios venza.

Amados, en esta porción vemos que todavía después de que la iglesia ya esté ausente en estos días, la fe puede ser arrebatada en un instante, con creer y correr anunciando. Solo los valientes arrebatarán el reino en aquellos días. Así que no confundamos épocas ni tergiversen profecías porque disciplina fuerte hay para quien lo haga sin empacho alguno.

Ponemos a su disposición lo contenido en Apocalipsis 14:6-13.

6 Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, 7 diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas. 8 Otro ángel le siguió, diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación. 9 Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, 10 él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero; 11 y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre. 12 Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. 13 Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen.


Que la paz y la gracia del Señor Jesús esté en ustedes, en su espíritu amados lectores, amén.


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