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Se han extraviado siguiendo el camino de Balaam

Amados de nuestro Padre y del Señor Jesucristo: la paz, gracia, salud, amor y fortaleza en estos últimos tiempos estén en su espíritu, amén. Salud y esperanza, nuestros deseos a nuestros lectores y hermanos en la fe en el Señor Jesús, Salvador y Maestro, amén.

Hermanos preciosos: este número trata de un tema muy importante: cómo ser sabios para la salvación. Hemos dicho en innumerables ocasiones que la salvación de nuestro Señor Jesucristo es completa, perfecta, única y total. Lo anterior, siempre y cuando se haga con fe, de corazón, en plena conciencia y vía confesión con voz audible.

Sin embargo, la salvación dada tiene que cuidarse y perfeccionarse, porque para eso caminamos el camino hacia la perfección que es el amor de Dios y Cristo rebosantes en nuestro ser. No quiero decir que se pierda, sino que no se explotan como debiera ser el privilegio de poseer todos sus beneficios al ser salvados por el Señor Jesucristo, teniéndola en poco.

El apóstol Pedro en el segundo capítulo de la segunda carta -documento final de comunicación a los escogidos hebreos- les escribe con mucho apremio y celo de parte del Espíritu Santo. En el capítulo anterior, leyó acerca de cómo él fue testigo de nuestro Señor Jesucristo, cómo durante toda su vida se consagró en diseminar el evangelio de perdón a los israelitas y ser opuesto a los judíos recalcitrantes enemigos de la fe. Dio lujo de detalle de lo acontecido en el monte cuando vio a Moisés y Elías charlando con él acerca de lo que le acontecería pronto en Jerusalén para hacernos constar que nuestro Señor Jesucristo es real, está vivo y vendrá por nosotros cada vez más pronto.

Para desgracia de muchos, existen otros entes del mal, quienes se esfuerzan en ocultar esta verdad, en evitar hablar de Cristo y sobre todo, destruir la obra reconciliadora de Dios Padre.

Entrando en materia, dedica todo el contenido de este capítulo para dar un perfil exacto y preciso -lean y entiendan hermanos quiénes son los enemigos nuestros de la fe infiltrados- de los salteadores: los Iscariotes e hijos espirituales de Balaam, disfrazados de maestros de Cristo. Pone como antecedente a la aparición de falsos profetas, pues ellos salieron de la religión judaica para abrazar la verdad de vida eterna en el Señor Jesús. A continuación, describo las características de los tales, según el Espíritu Santo dejó plasmadas en las letras que el apóstol Pedro les dejó:

a) Son falsos maestros: Es decir, no son auténticos, ni impuestos para el ministerio de enseñanza por nuestro Señor Jesucristo o imposición de manos (¿cómo estoy seguro de esto? Porque el Padre concedió a Jesús de Nazaret no perdiese a ninguno de los que él escogiese, salvo el Iscariote quien ya tenía su destino fijado), de manera que ellos solos se autonombran, o alguna institución humana los forma fuera del amor, la esperanza y el conocimiento puro de Dios a través de nuestro Señor Jesucristo en su sana doctrina.

b) Andan en concupiscencia e inmundicia, siguiendo la carne, despreciando el señorío: en otras palabras, crean sus propios mundos oscuros carnales, donde la envidia, lascivia, adulterio, amor al dinero y a sí mismos toman el control de su mente, alma y corazón, olvidándose del acto supremo que nuestro Señor Jesús pagó por los pecados de ellos una sola vez, pero que al pisotear la sangre del Hijo de Dios por seguir sus locuras hacen que esta blasfemia deleznable no quede impune. Son reos de juicio por la sangre derramada del Justo, el Santo y Cordero por doble vez: la primera al creerla útil sólo superficialmente y la segunda por lucrar con ella infamemente como pieza de mercadería.

c) Atrevidos y contumaces: irrespetuosos ante Dios, los hombres y todo ente espiritual que no dan gloria a Dios como conviene, sino que son presas de su propia inmundicia. Ignorantes, perversos e indolentes. Inventan fábulas, evangelios, revelaciones, profecías soezmente al serles su mente cauterizada y ya privada de todo acceso a los tesoros de Cristo, con odio genuino al Padre pervierten todo lo santo para darlo a comer a los incautos.

d) Inmundicias y manchas: o sea, seres que rompen la perfección del mover espiritual conforme a Cristo. Esencias terrenales de muerte quienes donde se infiltran causan destrucción si no se les echa fuera a tiempo. El pecado, así como el enemigo tienen libre y franco acceso hasta lo más íntimo de su ser: su corazón. Han echado afuera a Cristo y dejado la maldad reine en ellos, insatisfechos de hacer el mal, promover la mentira y desviar a todo el que se deje. Son el error hecho carne, la maldad en su máxima expresión.

e) Hijos de maldición: No solamente no tienen perdón, sino que además son malditos por Dios, por cuanto aun estando en vida y conscientes de sus actos: su corazón dejó de latir, su conciencia murió y son personajes de terrores espirituales quienes comulgan con ellos. Nada bueno hay en ellos, ni una pizca de buena voluntad. Vasos de deshonra llenos de toda mugre, cosa deplorable y sin valor espiritual alguno.

f) Seguidores de Balaam: su maestro no es Cristo, sino Balaam, quien seducido por el dinero mal habido, riqueza extraña y demoníaca no se tentó el corazón de mostrar su infidelidad al Dios Vivo; y si eso fuera poco fingió primeramente amor a Dios; pero luego, llevó a sus acólitos a la muerte y condenación. Su mayor vergüenza: ser reprendido por una asna, es decir, un ser inferior quien hizo el acto de justicia por él. Estos muertos vivientes darán el mismo testimonio malo: implacables, avaros, necios, violentos, ciegos y sobre todo, contestones irreverentes.

g) Fuentes sin agua: un pozo seco, inútil para la obra de proporcionar el agua de vida a través de Cristo a través de su sana doctrina. El Padre les retira el Espíritu Santo (si es que alguna vez lo poseyeron) por lo cual toda palabra de ellos no tiene apoyo, respaldo o fundamento de Dios.

h) Nubes empujadas por la tormenta: Nubes carentes de agua, por lo cual son aventadas y desechadas, propagadoras de todo mal y destrucción al ser nubes de mal agüero (rayos y truenos) que no dan vida sino causan la muerte de quienes les ayudan, aman y creen en ellos como alguien importante. Sobre ellos está la oscuridad de la muerte eterna, por no negar su maldad, asiéndose a ella lo más que pueden. Son peligros extremos, pues son capaces de dar mensajes varios tipo con tal de seducir almas para llevarlas al error. Serpientes seductoras que hablan palabras huecas, pero suculentas al oído torpe y la mente confusa.

i) Perros que vuelven a su vómito y puercas que lavadas vuelven a revolcarse al cieno: animales cuadrúpedos impuros, en cuanto a que no tienen buena conciencia y buscan solo lo de abajo. Seres sin entendimiento, afecto natural o vida espiritual, quienes tienen como vianda suprema todo lo que es vomitivo para Dios. Además, renuncian al valor de la sangre de Cristo para cubrirse enteramente del cieno de su pecado.


Su modus operandi, según se revela por el Espíritu Santo consiste en las siguientes actividades:

a) Introducirán encubiertamente herejías destructoras: Al principio se disfrazan de humildes colaboradores de Dios para meter idolatrías, mentiras, blasfemias, doctrinas tóxicas contrarias a la palabra de vida.

b) Niegan al Señor que los rescató: con sus hechos mienten como respiran y no dan la gloria a nuestro Señor Jesús, es más, están impedidos en mencionar su nombre, confesarle como Señor y Maestro. No podrán darle honra y gloria nunca, sino que inventarán cualquier cosa para que los ingenuos no se den cuenta de su embuste. Esto les procurará su muerte y destrucción.

c) Harán caer a incautos: Ellos son la causa por la cual sus prosélitos, seguidores fanatizados y despojados de toda espiritualidad caen en la maldición de confiar ciegamente en un hombre. Sus perfidias serán manifiestas con mensajes lisonjeros, dirán lo que sea con tal de lucrar, medrar, ganar indebidamente usando el nombre del Señor en vano. Sobre ellos pesan la condenación y la perdición, al hablar lo opuesto a la verdad.

d) Harán mercadería con palabras fingidas: al buen entendedor pocas palabras. Dicharacheros contumaces, insolentes palabreros quienes sin pudor venden y trafican con versículos mal interpretados, mentiras; inventan terminologías satánicas y las ofrecen como mensajes de lo Alto. Por eso vienen a ser peor que los ángeles rebeldes, los moradores de Sodoma y Gomorra y los habitantes antiguos ahogados por el diluvio, pues estos nunca fueron enseñados o redargüidos, y ellos, habiendo conocido a la doctrina de Cristo traicionaron a su propia y se hicieron acreedores a las mismas sentencias de estos seres desdichados.

e) Hablan cosas que no entienden: toman la biblia, leen cualquier cita o pasaje y así escupen a sus escuchas sartas de mentiras que solo lo que el padre de mentira les lleva a decir. Sacan sus bibliografías, sus falsos fundamentos y hablan sin parar perversidades y blasfemias sin que nadie les detenga, pues a muchos les parece maravilloso ese engaño y embuste.

f) Gozan de deleites terrenales: a lo único que pueden aspirar es a tener lujos, excentricidades en este plano temporal. Amantes de lo malo, codiciosos, adúlteros, insaciables al pecado.

g) Amantes del premio de la maldad: dinero, poder, fama, bienes materiales es lo que siempre buscan tener. Buscan provocar desbandadas en las congregaciones para sacar todo el provecho posible y viven del pillaje. Buscan a toda costa hacer volver del camino a quienes creen en Jesucristo, para que caigan junto con ellos.

h) Débiles quienes se dejaron seducir por las contaminaciones del mundo: no se renunciaron nunca. Siempre tuvieron sus ídolos de barro dentro de su conciencia con lo cual no fue su salvación genuina, solo entraron al camino para saltearlo y sacar ventaja.


La razón por la cual el título hace referencia a Balaam, es porque todo falso maestro que pretenda inmiscuirse como verdadero viene por encargo, obligado por su sed de dinero. En ningún caso -como Balaam- es enviado por Dios a nuestro Señor Jesucristo. Balaam decidió ir por cuenta propia a visitar al rey de Moab, excusándose diciendo iba en el nombre del Señor, pero el Altísimo Dios en su potestad y libertad le dejó hiciese su voluntad pues vio cómo su corazón se deslumbró por la fama y recompensas terrenales que adquiriría (al igual que algunos quienes se dicen predicadores pierden cuando ven al falso resplandor de las riquezas y fama y salen del camino de Cristo, sobre sus asnas -la conciencia que los juzgará- las cuales serán apaleadas por ellos hasta matarlas, cauterizando con ello tal conciencia y ya no haya retorno para ellos).

Y así es como el Espíritu Santo nos alerta a nunca descuidar la sabiduría de nuestra salvación. Dejo a su disposición el contenido en 2ª Pedro 2 en su totalidad.

La paz del Señor Jesucristo es en ustedes amados lectores y hermanos, amén.


2 Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. 2 Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, 3 y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme. 4 Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio; 5 y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos; 6 y si condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente, 7 y libró al justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados 8 (porque este justo, que moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos), 9 sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio; 10 y mayormente a aquellos que, siguiendo la carne, andan en concupiscencia e inmundicia, y desprecian el señorío. Atrevidos y contumaces, no temen decir mal de las potestades superiores, 11 mientras que los ángeles, que son mayores en fuerza y en potencia, no pronuncian juicio de maldición contra ellas delante del Señor. 12 Pero éstos, hablando mal de cosas que no entienden, como animales irracionales, nacidos para presa y destrucción, perecerán en su propia perdición, 13 recibiendo el galardón de su injusticia, ya que tienen por delicia el gozar de deleites cada día. Estos son inmundicias y manchas, quienes aun mientras comen con vosotros, se recrean en sus errores. 14 Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldición. 15 Han dejado el camino recto, y se han extraviado siguiendo el camino de Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad, 16 y fue reprendido por su iniquidad; pues una muda bestia de carga, hablando con voz de hombre, refrenó la locura del profeta. 17 Estos son fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta; para los cuales la más densa oscuridad está reservada para siempre. 18 Pues hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven en error. 19 Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció. 20 Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. 21 Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. 22 Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.

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