Por tanto, no os afanéis… Parte dos.
- Cuerpo Editorial
- 11 mar 2023
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Que el amor, la gracia y la paz del Señor Jesucristo sea en todos ustedes, amados, hermanos, en su espíritu, amén.
Terminando con el pasaje de - Mateo 6:25-34 - comprendemos tras leerlo que el Señor Jesús acota y cierra la puerta a toda obra de la carne como dadora de honra a Dios y a él mismo.
En el. versículo 31 se lee:
No os afanéis pues, diciendo ¿qué comeremos, o qué beberemos o qué vestiremos?
Porque estas preguntas lo único que hacen es que la carne desfallezca y pierda la fe pues se queda la mirada en lo de abajo, el pensamiento en lo perecedero y el corazón en lo material. El Señor Jesús no quiere que nos entretengamos en estas cuestiones porque ya se explicó que, aunque somos soberanos en nuestras decisiones, no somos independientes o autosuficientes con respecto al Creador, Quien además para nosotros es nuestro Padre espiritual.
Entonces, necesitamos TODOS -creyentes y no creyentes- de Él, le guste a unos o no.
Específica Cristo que los gentiles -y el mundo en general- buscan esto: lo de abajo por no mirar hacia arriba y convencerse de su pecado, sino que prefieren arrastrar el afán (la preocupación continua y desgastante) a tener quietud, gozo y llenura de ser suplidos por Dios.
Nos dice para nuestro consuelo que el Padre sabe de qué tenemos necesidad, es decir, que no es omiso ni olvidadizo y en virtud de lo cual, pide que nos ocupamos de Sus asuntos (los del reino) pues Él, a cambio, tendrá nuestras necesidades suplidas por completo y aún más. Nuestro Padre busca de nosotros que Le creamos, tengamos confianza, nos despreocupemos de lo de abajo para ocuparnos de lo de arriba y confiemos en Él sin dudar.
La justicia de Dios es que primero sea el nombre de nuestro Señor Jesucristo anunciado para que sea oído, en muchos creído y sean libres y vueltos a la vida luego de estar muertos. Justicia por cuanto Dios quiere que nadie se pierda y al menos todos tengan la oportunidad de decidir su destino, siendo ya de cada quien seguir su derrotero.
Por tanto, atendiendo primero la necesidad del Padre de que Su Justicia llegue a todos, Él restituye sin problema alguno lo que tengamos de deficiencia.
Cierra la enseñanza nuestro Rey de reyes y Señor de señores comentando que basta a cada día su propio afán porque cada afán trae su propio mal. De manera que, la ley divina promulgada gracias a la desobediencia de Adán y Eva sigue vigente, pero en nuestro Señor Jesucristo es vuelto el juicio en gozo a causa de la misericordia. ¡Bendito sea el nombre de nuestro Señor Jesús! Porque él nos enseña a cómo escapar del dolor y pesar de tener que sudar para lograr ganar el pan y por encima de todo, agradando a nuestro Padre principalmente.
Hasta aquí el contenido del capítulo 6 de Mateo.
Que el amor, la gracia y poder de nuestro Señor Jesucristo no falte en ustedes amados. Amén.
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