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Padre Nuestro: oración excelsa.

Que la paz, gracia y amor del Señor Jesús sea con todos ustedes amados, amén.

En este tema puede verse cómo el hombre necesita ser enseñado por el Espíritu. La realidad es que no hay manera o forma en que el Hombre por sí mismo pueda comunicarse con Dios, efectivamente si no es con un propósito lógico en los términos espirituales.

Que el Hombre halle gracia y se aleje de su naturaleza transgresora es lo que Padre desea a través de confiar y creer en nuestro Señor Jesucristo. Mateo 6:9-13 es una exquisitez al alma porque en esta serie de declaraciones el Señor nos dejó sobre lo que mínimo se debe de pedir mientras seamos enseñados en este mundo.

Comienza con una salutación y adoración. Se invoca al Padre y de inmediato de todo corazón se le rinde y se confiesa una realidad: el hombre se piensa o cree merecedor de los vítores que solo competen al Padre.

Luego solicita que roguemos porque es necesario pedir ayuda en los diferentes retos que tendremos. Hay que aprender a confiar nuestros problemas al Padre. No podemos asumir la postura de “ayúdame un poquito Dios y yo hago el resto” porque no funciona así.

Se pide que el reino de Dios se manifieste en nosotros y eso es porque debe experimentarse lo que debió sentir nuestro Señor Jesucristo en su humanidad, depender de Dios, cosa que el mundo no quiere que se sepa pues se enseña una falsa independencia o autosuficiencia, antivalores espirituales en su máximo apogeo en los tiempos cada vez más cerca del Apocalipsis. A continuaciòn, se entiende que la Voluntad del Padre es la razón por que Le hablamos para que no digan cosas falsas y se haga realidad. No podemos pedir al Padre pensando en nuestra voluntad, por la simple razón que no conocemos todo el panorama y nuestro Padre celestial sí. Por tanto, toda cosa que pidamos debe ser sin egoísmos o soberbia, pues se envanece y pierde todo sentido de ser escuchada. Jesucristo pide en el cielo porque de ahí bajó él para rescate de muchos y luego en la Tierra porque es nuestro punto de movimiento. Sin embargo, el diablo en contubernio con la religión asentada sobre los siete montes en la península itálica, cambió el orden para dar dolosamente preeminencia a las cosas de abajo y no las de arriba. Quien la declama diciendo “… en la tierra, así también como el cielo…” palabrea sin oficio ni beneficio.

Se pide por el pan porque es parte de nuestro sustento en esta vida y el Señor lo provea por su gracia y amor. Recordemos que es Él quien nos provee del pan de vida, Jesucristo y por añadidura y obviedad el pan físico, previo trabajo. El pan entonces es toda comunión íntima con el Padre para que el hombre espiritual dentro de nosotros coma y se nutra, fortificándose y este ser espiritual forjándose en nosotros es quien estará realmente en la eternidad pues nuestra alma se impregnará a este ser cuando nuestra carne deje de ser.

Luego se solicita el perdón porque el Hombre sabe que no es posible estar concentrados en el evangelio si tienen deudas con otros hermanos. La paz es un estado en la grey donde los hermanos deben estar para que la conciencia trabaje y ruegue por los seres amados, familia, papá, mamá e hijos. Se perdona toda ofensa que cualquier persona haya cometido contra nosotros para que no haya disensiones, envidias entre hermanos o individuos. La disensión rompe todo lazo con Dios. No se puede -escrito está- amar a Dios y odiar o estar en malos términos con el hermano.

Luego la solución de lo que se pide: justicia social, evitar tentaciones, estar en un estado de victoria y no afán dándose cuenta que es Su potestad desde los cielos y nosotros lo reconocemos dándole alabanza por ellos y cierra con la palabra “amén”.

Por último, el Señor Jesús recuerda que el perdón debe ser total y voluntario y pueda gozarse en este estado de gozo en tiempo real.

En conclusión, esta oración modelo cubre todos los aspectos de la vida espiritual de todos los creyentes por cuanto la declama nuestro Señor Jesús por el Espíritu para enseñanza en cómo dirigirnos adecuadamente hacia el Padre. Así debemos comunicarnos para empezar y conforme vayamos creciendo tendremos nuestras oraciones correctas, precisas y preciosas inspiradas por el Espíritu Santo para adorar y estar en contacto con nuestro Padre.

Que el amor, paz y gracia de nuestro Señor Jesucristo sea en usteses, en su espíriu, amén.


9 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. 10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. 11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. 12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. 13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.



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