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Foto del escritorCuerpo Editorial

No tengo mayor gozo que este: el oír que mis hijos andan en la verdad

Amados de Dios y de nuestro Señor Jesucristo: Que la paz, el amor, la gracia, el poder y sobre todo la esperanza de ser redimidos cada día aumente más en su espíritu hermanos pues ya sabemos que su retorno es cada vez más próximo y velando y orando es como debemos ser hallados, amén.

En este número iniciamos y terminamos la tercera carta escrita por el amado hermano Juan hacia un hermano muy apreciado por él, no tanto por algo terrenal, sino por el poder de su buen testimonio en el amor y la fe, la lealtad de seguir que incluso al mismo Espíritu le plació dejarlo en la posteridad, como ejemplo de que todo queda asentado en el libro de los hechos que se sigue escribiendo, hasta el fin de esta era.

Pareciera que el apóstol le escribe a su hermano amado Gayo, para consolarle y aconsejarle no ceje en su accionar en la vida espiritual del Señor Jesucristo. A decir del texto, el hermano en Cristo que escribe percibe en el Espíritu que Gayo tenía alguna dolencia o enfermedad, además de precariedad económica pues contrasta esto con su alto nivel espiritual de buen testimonio.

Es claro el mensaje: Andar en la verdad, la clave del éxito en la vida espiritual en Cristo. ¿Y qué es andar en la verdad? Andar en amor, obedeciendo a los mandamientos de Jesucristo. Es confesar el nombre de Jesucristo y creer que él se manifestó en carne para morir en rescate de muchos y ser resucitado al tercer día.

Entonces, termina la introducción redactando el título de este tema, que unos a otros por encima de cualquier logro secular, académico o terrenal, celebremos que el testimonio del amor se mantenga como mínimo siéndolo deseable que crezca.

Uno de los hechos por los cuales Gayo fue reconocido fue que practicó el servicio ante los propios hermanos, así como por fe a desconocidos -es decir, peregrinos- siendo instrumento de enseñanza de valor espiritual para la iglesia, así como la hospitalidad.

Pero luego toma el tiempo para resaltar a los hipócritas, quienes en la forma de Diótrefes quien se enfermó de soberbia y quiso ocupar la preeminencia dentro de la iglesia que solo compete a Jesucristo. Además, creó caos al pretender imponer sus propios mandamientos al mutilar el cuerpo expulsando hermanos piadosos, injuriando a los enviados de Dios y evitando se practicase la hospitalidad y el fluir del amor fraternal.

Luego, el Espíritu nos regala una sentencia verdadera y firme: El que hace lo bueno es de Dios, pero el que hace lo malo no ha visto a Dios. Anteriormente el apóstol dijo una recomendación espiritual aplicable a nuestros tiempos: “amado, no imites lo malo, sino lo bueno”.

Y cierra con una despedida muy corta, pues era muy importante el consolarle y, además, no dejarse intimidar por las acciones de Diótrefes. El apóstol cerró con una promesa de visita, por el Espíritu sí se llegaría a concretar. Pero aquí no acaba la revelación que le fue dada al apóstol Juan, sino que además del evangelio y estas tres cartas, viene nuestro libro profético: Apocalipsis.

La paz, el amor, la fortaleza y la hospitalidad fraternal sea firme en todos ustedes amados hermanos, amén.

1 El anciano a Gayo, el amado, a quien amo en la verdad. 2 Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. 3 Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, de cómo andas en la verdad. 4 No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad. 5 Amado, fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos, especialmente a los desconocidos, 6 los cuales han dado ante la iglesia testimonio de tu amor; y harás bien en encaminarlos como es digno de su servicio a Dios, para que continúen su viaje. 7 Porque ellos salieron por amor del nombre de El, sin aceptar nada de los gentiles. 8 Nosotros, pues, debemos acoger a tales personas, para que cooperemos con la verdad. 9 Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe. 10 Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe, y los expulsa de la iglesia. 11 Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios. 12 Todos dan testimonio de Demetrio, y aun la verdad misma; y también nosotros damos testimonio, y vosotros sabéis que nuestro testimonio es verdadero. 13 Yo tenía muchas cosas que escribirte, pero no quiero escribírtelas con tinta y pluma, 14 porque espero verte en breve, y hablaremos cara a cara. 15 La paz sea contigo. Los amigos te saludan. Saluda tú a los amigos, a cada uno en particular.

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