Que el amor, la gracia, la paz y el gozo de nuestro Señor Jesucristo sean plenos y rebosantes en ustedes, amados hermanos, amén.
Hoy seguiremos en el orden de leer por inspiración del Espíritu versículo por versículo, capítulo por capítulo y libro por libro. En el pasado número el Señor Jesús mencionó la gran importancia de cuidar el valioso tesoro que representan los pequeñitos espirituales.
Ahora veremos por qué. Mateo 18:10-14 dice lo siguiente.
10 Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos. 11 Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido. 12 ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado? 13 Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquella, que por las noventa y nueve que no se descarriaron. 14 Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños.
Vuelve a mencionar el Señor Jesús que no tengamos en poco el destino de estos creyentes, como tiernos tallos de una planta en crecimiento. Sus almas que antes eran perdidas ahora son halladas y todo tesoro vale solo cuando es hallado, por cuanto se conoce su existencia. Tan es así que expone una analogía que ellos entendían muy bien. Uno de los varios oficios que el pueblo tenía era de ser pastores, cuidadores de ovejas.
Por eso decidió explicar el conocimiento espiritual en este contexto. Un hombre tiene 100 ovejas y pierde una al separarse del rebaño. Esta oveja son esos pequeñitos. Se descarría porque nace sin Dios y sin Cristo y el mundo la distraía. El caso es que el Señor envía colaboradores y salvar a esas ovejas perdidas y ninguno puede o debe hacer acepción de personas para decidir quién sí o quién o no debería ser salvo.
Nadie en esta dimensión puede juzgar esto. Se pierde una y va se busca por los montes así como el Señor bajó y buscó entre los montes que rodeaban a Israel esas ovejas perdidas en su tiempo. Ahora, los varones y hermanas tienen como misión del Señor cuando son enviados a dar testimonio traer de vuelta aquellos que son dignos de tenerlos como hermanos salvos.
Las 99 ya son salvas y no requieren salvación.
El Padre ama a sus hijos y más a quienes todavía no son salvos porque NO es Su voluntad que se pierdan. Quienes no son hallados o se pierden es porque quien fue enviado no los halló o no los quiso llevar consigo al redil. Por eso el título tan fuerte: NO MENOSPRIÉCIES. Nadie es juez con sentencia en mano por adelantado.
Esta escritura es exclusivamente cuando se sale a predicar el evangelio. Cuando los enviados en forma de apóstoles, evangelistas o bien cuando damos en algún lugar testimonio. Todos somos enviados a buscar a esa única oveja que falta, en ese momento.
Pero sucede que todos imaginan a Cristo cargando una ovejita entre espinos y listo. Es decir, nadie considera esta palabra como propia o aplicable.
Querido hermano en Cristo: cuando seas enviado a predicar, a hablar de la palabra de Dios o dar testimonio de Cristo no menosprecies a los pequeñitos de Dios. Eres enviado a hallar lo que se perdió. En forma que no podamos imaginar o pensar los encontraremos y hay que llevarlos al rebaño del Señor para que nuestro Salvador la restaure y sea como uno de nosotros.
No neguemos el júbilo, la fiesta y la celebración por prejuzgar, además la fuerte disciplina que se adquiere por parte de los falsos y malos obreros.
Amemos como fuimos amados cuando fuimos salvos. Ese amor que nos salvó, es el mismo que estas ovejas requieren con urgencia para ser salvas.
Que el amor, la gracia y paz del Señor Jesús sea en todos ustedes, amados hermanos, amén.
Comments