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Mensaje a Éfeso

Amados hermanos del Señor Jesucristo, la gracia paz, poder y Majestad de nuestro Rey de Reyes y Señor de Señores sea en ustedes en su espíritu, amén. Por la importancia de la exhortación que reviste cada uno de los mensajes a los diferentes espíritus de la iglesia, es necesario comenzar con la referencia bíblica y posteriormente el comentario surgido por la meditación en el Espíritu Santo al respecto, en completo temor y fervor de dar enseñanza para edificación. Comenzamos pues, en Apocalipsis 2:1-7, que textualmente dice:

2 Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto:

2 Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos;

3 y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado.

4 Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.

5 Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.

6 Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco.

7 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.

Amén.

Primero describe al remitente, el que manda decir el mensaje de exhortación, es decir nuestro Señor Jesucristo mismo. Luego el mensaje va hacia el ángel de la iglesia, quien es el custodio de los hijos de Dios ante los adversarios. Pero más que al ángel es a los que están bajo su observación. Quiero precisar aquí que es una esencia del Espíritu el que gobierna a esta iglesia, en los hombres y mujeres que vivieron en esta época primera y creyeron en el Santo nombre del Señor Jesucristo.

Cuando dice: “el que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro” se refiere a que él es el inicio de todo, nuestra Alfa que nos instruye, el Primero en la casa de Dios después de Dios; además que confirma su promesa en Mateo 28:20: “y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.”, porque camina entre los siete candeleros de oro. De manera que en cada época él tiene presencia cercana a nosotros, siempre.

En el versículo dos, el Señor Jesús define con claridad el testimonio de estos hermanos, hablando en segunda persona del singular para no dar lugar a dudas de malas interpretaciones. El Señor les reconoce:

a) Sus obras y su arduo trabajo: el evangelizar y predicar, anunciando las buenas nuevas al principio de cada época, generación, comunidad, nación o región es siempre difícil, por la resistencia innata del hombre y porque el enemigo no descansa para estorbar la operación salvadora de nuestro Dios y Padre. Un hermano amado una vez nos explicó que el diablo trata de perder las almas para que la promesa de Dios no se cumpla, pero lo que no sabe es que Dios ya tiene a Sus escogidos aún antes de nacer, más los que Él arrebata y salva por el puro afecto de Su voluntad.

b) Paciencia: esta divina virtud de saber esperar el momento adecuado para todo, es un regalo de nuestro Dios para quienes pueden llevarla a cabo. Muchos romantizan la paciencia como algo bello; sin embargo, la maestría en ella es no inmutarse ante la tragedia, no caer en impulsos humanos, no proferir palabras ociosas en los momentos culminantes y permanecer en una paz total cuando al caos afuera es de locos. Este tipo de hermanos son los que están en el fragor de la batalla espiritual.

c) No puedes soportar a los malos: es cuando estos hermanos dentro y fuera de las iglesias no comulgan con el mal, son incorruptibles y muy celosos de la sana doctrina del Señor Jesucristo. No dan pie ni un ápice a la apostasía como el mismo Señor Jesús continúa

d) Y has probado a los que se dicen ser apóstoles y no lo son, y los has hallado mentirosos; cuando estos hermanos con el poder de la palabra del Espíritu Santo rebaten, combaten y destruyen las malas doctrinas de todo falso obrero, exhibiéndoles como mentirosos y agentes del mal dentro de las congregaciones. Estos hermanos son los que promueven que la columna y baluarte de la Verdad no se resquebraje por aceptación de leudas extrañas.

e) Y has sufrido y has tenido paciencia: vuelve a hacer la referencia a la maestría conseguida por el sufrimiento, saber esperar. La paciencia es algo que el Señor Jesús también experimentó y él reconoce a estos hermanos por ello.

f) Y has trabajado arduamente por amor a mi nombre y no has desmayado: estos siervos se distinguen por su lealtad al Señor Jesús, y este amor al nombre del Señor es el aliciente que ellos usan para no caer en las tentaciones, apostasía, trampas que el enemigo les tiende, su carnalidad les pueda llegar a poner o que el mundo les trate de seducir en ocasiones.

Sin embargo, el Señor Jesús les remarca algo muy básico, que han dejado de hacer por no cuidar su equilibrio espiritual: Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. ¿El primer amor? ¡Sí, el primer amor! El filial, el que sale de uno para con los hermanos débiles, los neófitos, la familia creyente, etcétera. Ellos al estar inmersos en la batalla de la fe pierden este lazo de amor primario, con lo cual son excesivamente duro y como dejó escrito el apóstol Pablo en 1ª Corintios 13: 1-3:

1 Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.

2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.

3 Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.

¿Por qué el Señor les remarca eso? Porque sin amor, todo es vano. ¿Dios nos salvó por amor o porque estaba obligado a hacerlo? Jesucristo mismo: ¿se entregó meramente por obediencia al Padre o porque nos amó? Entonces, si el Padre y el Hijo hacen lo que hacen por amor, nosotros, los siervos también. Quien pierda su primer amor, es que está en este espíritu de Éfeso viviendo. Pero además de la reprensión de amor viene la solución de boca del mismo Señor (y lo hace así porque sabe que somos débiles, mientras no seamos perfeccionados): Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido. Quiere decir que los hermanos no deben dejar que su corazón se endurezca, ésta es su batalla de vida. Así como el mismo Jesús nunca dejó que el pecado, incomprensión, burla, incredulidad, escarnio, maldad e hipocresía le hiciesen perder el piso, así tampoco ellos pueden permitir el amor primero en ellos (el fraternal) se les diluya como agua entre las manos. Quien no lo hiciere como él dice, será desechado del ministerio de defender la fe y todo lo que haga será vano, ya no trabajará para el Señor y todo lo que pudo haber ganado lo dilapidó. No solamente es la dureza de corazón, sino la impaciencia, la soberbia y la rebeldía lo que deben siempre observar de sí mismos.

Adicionalmente, el mismo Señor Jesucristo les da otra honra: Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco. ¿Por qué lo menciona? Porque al día de hoy muy pocas congregaciones se mantienen puras en el ejercicio de las reuniones para edificación, limpias en su conciencia e inmaculadas en la enseñanza de la sana doctrina. ¿A qué me refiero? Bueno, haber dejado y permitido que costumbres diabólicas, paganas e inmundas se hayan introducido mintiendo al decir que es parte de lo que Cristo ordenó, como por ejemplo: la navidad, santa clos y los reyes magos, el día de madres, padres, niño, pastor, la semana santa, cumpleaños y aniversarios, la santa cena en horarios que no son noche, tergiversación y mutilación de la oración al Padre nuestro, ministerios inventados, diezmos y prácticas judías, necedad en tener templos, … ¿son suficientes ejemplos? Todo lo anterior es aborrecido por nuestro Señor Jesucristo porque no está escrito, no fue dicho por él y él no nos manda realizar tales actividades. Y estos hermanos en la edad de Éfeso por eso son tentados a dejar su primer amor, porque los anteriores actos desgastan y minan en demasía a los colaboradores al ver la petulancia, ignorancia, estulticia y terquedad en seguir donde están.

Pero aun así, hay recompensa para quienes -no dejan perder su primer amor, o bien, siguen el consejo del Señor Jesús y son restaurados después de haberlo perdido- sean hallados vencedores al dejar este mundo: El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios. Como seguramente se entiende, ellos literalmente perdieron su vida por el amor al nombre de nuestro amado Señor Jesucristo en todos los sentidos (en su existencia, porque renunciaron a todo placer, gusto y antojo carnal y terrenal; en su espiritualidad, porque en el amor se hicieron expertos en aplicar 1ª Corintios 13:4-8). Y como es su vida lo que ellos dejaron atrás, además de la vida que él da, les otorga a estos fieles siervos del Señor Jesús el derecho de ir con él al paraíso de Dios, donde estuvieron Adán y Eva como primeros custodios y él les da ese fruto del árbol de la vida. ¡Sí, ese árbol custodiado por querubines referenciado en Génesis! Tendrán la recompensa nada pequeña de disfrutar tener siempre la vida. Esa vida que dejaron ir en la Tierra les será devuelta en una eterna con Jesucristo quien de propia mano les da ese fruto ¡Bendito sea nuestro Señor Jesucristo!

Pero hay más mensajes, seis exactamente, que daremos uno por tema, pues necesario es que demos formal cobertura a lo que ya hemos leído y lo que el Espíritu revela sea escrito. El hermano en Cristo que escribe la Verdad de Dios por medio del Espíritu Santo, escribe lo que le muestra el Espíritu Santo de Dios.

Que el amor, la paz, el gozo y la esperanza en el Señor Jesucristo nunca decaiga en su espíritu amados lectores, amén.

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