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Mensaje a Sardis.

Que el amor, la revelación, la gracia y la paz del Señor Jesucristo sea en todos ustedes amados hermanos, amén. Como ya es sabido, colocamos en primer lugar el fundamento bíblico de nuestra temática para hoy en Apocalipsis 3:1-6:

1 Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto:

Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto.

2 Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios.

3 Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.

4 Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas.

5 El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.

6 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

El Espíritu Santo nos revela que la presentación al ángel que custodia este espíritu de iglesia es por demás directa y muy escueta: sin más información que enterar al destinatario sobre quién es el remitente: Jesucristo, poseedor de los siete espíritus -a saber, el dueño de toda la iglesia y, por tanto, excluye a los anticristos, falsos maestros, pastores, apóstoles y evangelistas que usan su nombre en vano para cometer sus perversiones doctrinales- y las siete estrellas -las diversas manifestaciones de su iglesia a través de las edades de la Humanidad-.

Quiero hacer énfasis en la palabra escueta: en realidad, el Señor Jesús muestra una verdadera molestia y desencanto contra la mayoría de creyentes en este espíritu y veremos por qué. ¿Por qué molestia y desencanto? Porque en general, desdeñan la sana doctrina y el Señor Jesús en consecuencia, solo les dice lo justo y necesario para ser vencedores: énfasis y concisión solamente ¡Bendito sea el Señor que no caímos en esta desventura!

¿Quiénes son todos estos creyentes? Los denominacionales, aquellos que se resistieron a salir al desierto cuando fueron llamados por Dios a salir de su Egipto dogmático, religioso y mental. ¿Qué se dice de ellos?

Yo conozco tus obras. Personas que realizan actos faraónicos para su propio placer y dicha. Se pregonan a ellos mismos en lo que representan y solo usan el nombre del Señor Jesús como ardid publicitario. No predican la sana doctrina, sino sus dogmas, movimientos terrenales y sistemas mundanos de organización. Se anuncian activamente como asociaciones religiosas, inundan las redes sociales como empresas o corporaciones y se imponen como instituciones sociales, culturales, arquitectónicas y por qué no, mercantilistas.

Tienes nombre de que vives, y estás muerto. En verdad, en el mundo lo anterior resuena y da la apariencia de vida, pero para el Señor Jesús es olor a muerte, pues va en contra de lo que él dejó como el deber ser. ¿Por qué están muertos? Porque son tumbas blanqueadas, no son templos del Espíritu Santo de Dios al tenerlo contristado a lo sumo. El Espíritu da vida; vivir en Cristo da vida. Mas ellos al no querer renunciarse prefieren esa muerte de no ser propagadores de la vida que ofrece Jesucristo, así de simple. Quieren conquistar al mundo según el mundo. Muertos que pretenden enseñar a otros muertos. Ignorantes que quieren impartir sabiduría a los incrédulos. Soberbios que simulan profesar la paz, el amor y la humildad a los sedientos de la verdad.

Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir, Un verdadero hachazo certero de verdad en esta durísima palabra del Señor Jesús, de nueva cuenta, muy molesto. Demanda vigilancia, esto porque se durmieron y están tiesos como estatuas. Dejaron de velar por los asuntos del reino y como Marta, cayeron en desatenciones, afanes, placeres, contiendas, envidias y añoranzas por lo material. Esto los llevó a tener sueño y dormir, soñando con su mente carnal y no la mente de Cristo operando en el quehacer de los despiertos. El concepto muerte aquí es: crucificar su antigua manera de vivir, matar al viejo “yo” que gobierna toda su conducta, pensar y sentir. Obligatorio es que cada quien de ellos se muestra tal cual es y vea todo lo que tiene que dejar en la cruz para no dejarle con vida, tomando la sincera voluntad ante el Señor Jesucristo de vaciar todo y que el Espíritu Santo llene toda su hueca alma con su poder, vida y testimonio. En la segunda parte de esta frase se refiere que no han sido hallados perfectos delante de Dios, por cuanto no actúan para agradar a Cristo.

Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. Toda palabra predicada a ellos que dejaron afuera de su mente y corazón los acusa ante el Señor. La palabra nunca vuelve vacía, siempre está ahí como juez que nos retumba en la conciencia. El consejo de Cristo parafraseado es simple: lo que dejaste afuera de tu casa que son mis regalos (sana doctrina y conocimiento puro de Dios) mételos y ponlos donde corresponde, cada uno de ellos decorará tu casa y la hará digna para que yo viva en ti. Manténla así y no vuelvas a cometer este error. Venir como ladrón es que él recogerá todo lo que se quedó afuera y los desdichados nunca sabrán cuando el Señor les retire todo el poder, dejándoles en la pobreza y ruindad delante de Dios por su desatención, rebeldía y contumacia.

A pesar de lo anterior y del gran lastre en que cayó este debilitado espíritu de iglesia por iniciativa propia, es que aun existen los vencedores. Lo que el mismo Señor Jesús rescata de su testimonio es: no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas. La vestidura, espiritualmente hablando, es el conocimiento básico que todo hombre espiritual debe tener: cubrir su desnudez (alma expuesta al mal, engaño y perdición). Entonces, esta vestidura son los rudimentos, la sana doctrina básica que asegura tan solo la salvación y un poco más. Mantener las vestiduras limpias es que, a pesar de su apesadumbrado andar no se contaminaron con falsos dogmas, falsos rituales, falsos mandamientos y sobre todo, no se convirtieron en acólitos de los apóstatas, tan abundantes en este espíritu. Lo poco que tuvieron lo retuvieron. Recordemos que el Señor Jesús nos predicó con un mensaje lleno de pureza y pulcritud acerca de Dios y estos hermanos así serán reconocidos; humilde su testimonio, pero al final de cuentas, el Señor Jesús les premia no descubriendo su desnudez, sino vistiéndoles como conviene en la eternidad.

El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. A los hermanos valientes -a quienes como dije- que, a pesar de sus múltiples carencias espirituales debido a lo duro que es combatir este engaño dogmático en la que cayó la iglesia en esta edad espiritual, promesa tiene de retener la vida eterna y no estará desnudo, sino cubierto con lo que, según su testimonio de resiliencia le serán confeccionadas vestiduras eternas y blancas. Será confesado por el Señor Jesús delante del Padre y los ángeles porque esta guerra que ellos libraron fue de desgaste, guerrillas y espionaje al más alto nivel. Era mantener un perfil bajo para no ser detectados y ser hipnotizados, así le plació al Señor y alabado sea su nombre. Sus labores heroicas de mantener la luz en la Tierra por el Espíritu, a pesar de las circunstancias serán proclamadas por el Hijo de Dios.

Y así es como pensamos que hay muchos hermanos atrapados por decisión propia en las redes de las denominaciones: Voz que comanda hay para salir de Egipto, pero cuando el tiempo se acaba y se desoye, por consecuencia en ese espíritu se quedarán por el resto de su vida y sus prioridades y misiones de testimonio para sobrevivir dentro de Egipto cambian.

Por eso hermano, cuando en tu conciencia -una vez converso- ves que donde te reúnes ya no te complace, en tu interior sabes que hay cosas malas que no tienen sentido y en tu espíritu y alma tienes más sed y hambre y el dónde estás ya no te satisface, esa es la Voz que te comanda salir al desierto. Sal en fe, no dudes y de ahí el Señor te apacentará, irá a recogerte desde donde estés y te llevará a otro espíritu mejor, el de Filadelfia. Salir al desierto no significa renunciar a la fe, sino dejar ese movimiento almático, social, religioso que atrapa a millones de almas de todo el planeta.

La revelación se da; la redacción está; falta que la voluntad suya se dé. Es en estas pocas cosas depende 100% de usted y no de Dios o Cristo. Usted y solo usted decide si se queda o sale. La Voluntad de Dios es que oiga a Jesucristo y Jesucristo habla y demanda salir. Solo usted sabe si oye o desoye a esa voz, la de Cristo.

Que el amor, la revelación y la paz del Señor Jesús esté en ustedes amados hermanos, amén.

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