Que la paz, el amor, la gracia y la sabiduría del Señor Jesucristo estén en ustedes amados hermanos. Como ya está definido, escribimos el contenido bíblico fielmente y se dará la interpretación dada por el Espíritu Santo
12 Y escribe al ángel de la iglesia en Pérgamo: El que tiene la espada aguda de dos filos dice esto:
13 Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás; pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe, ni aun en los días en que Antipas mi testigo fiel fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás.
14 Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación.
15 Y también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco.
16 Por tanto, arrepiéntete; pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca.
17 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.
Este mensaje es durísimo del Señor Jesucristo para este tipo de creyentes, pues se refiere a quienes se mantienen con lo mínimo y no gustan de crecer en el evangelio, es decir, los que siguen a predicadores materialistas, así como los nacidos de Israel que se niegan a dejar el viejo pacto pero que creen en Jesucristo.
Comienza el texto diciendo que Jesucristo es quien tiene la espada aguda de dos filos, es decir, su evangelio. A todos ellos, les hará pasar el examen de las obras, los mandamientos y ordenanzas escritos para su observación y que ellos no hicieron ni acataron al 100 por ciento.
Al decirles el mismo Señor Jesús que moraron en el mismo trono de satanás quiere decir en las sectas y denominaciones que solo usaron su santo nombre para medrar, delinquir, engañar, estafar y sacar cualquier provecho en lugar de salvar almas, más bien crearon acólitos. Algunos de ellos, a pesar de su pobreza espiritual; pereza en el quehacer del testimonio y falta de poder del Espíritu Santo, no negaron el nombre del Señor Jesús ni se mezclaron con los que en efecto cayeron en perdición.
Antipas es la referencia de un hermano consagrado al servicio del Señor Jesucristo muerto entre todos estos, en estas moradas (las sinagogas), así como el hermano Antipas quien en efecto habría muerto en esos días cuando fue revelado Juan por Cristo. Es decir, en esos lugares no soportan a los apóstoles, evangelistas, maestros, ancianos, pastores o profetas de Cristo que se levanten o lleguen a tales congregaciones y los maten (espiritual o físicamente) para que no exhiban sus malas obras.
Sin embargo, el mismo Señor Jesús les revela sus errores ante él: los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a poner tropiezo ante los hijos de Israel a comer cosas sacrificadas a los ídolos y a cometer fornicación. Es decir, habla de todo falso ministro de Jesucristo quien enseña doctrina perversa, quien crea sus acólitos y mantiene sojuzgadas comunidades enteras, llevándolos a comer lo sacrificado a ídolos (ecumenismo) y la fornicación.
Así mismo denuncia el Señor Jesús a estos creyentes que retienen a la doctrina de los nicolaítas, es decir, todo ferviente seguidor de paganismos, los judaizantes y herejías.
La disciplina es dura: quien se obstine en seguir a estos contumaces, el mismo Señor Jesús vendrá a pelear con la espada de su boca, es decir, dictar juicio contra esos que se infestaron en su iglesia y estorbaron a su obra salvadora, sus adversarios y a los que los siguieron al hoyo.
La recompensa será comer del maná escondido y recibir una piedrecita con un nombre nuevo. Bien menciona la escritura que quienes se esfuercen tendrán el premio y los que lleguen en los últimos lugares pues tendrán su recompensa. Aquí el Espíritu nos revela caen todos aquellos quienes en el último minuto de su vida han aceptado al Señor Jesucristo y por tanto, poco tiempo tuvieron para entrar en la carrera, así como los denominacionales y judíos encerrados en su ideología, pero que no negaron su nombre y se mantuvieron con lo mínimo en la fe puesta en Jesucristo, que es lo mínimo para alcanzar la salvación.
Así de pequeño el testimonio, así de humilde la recompensa, pero aún así, mejor que ser condenados por la eternidad.
Con esto se comprueba que el Señor Jesucristo no pierde a ninguno que le es enviado por el Padre.
La paz, la gracia, el amor y la fe en el Señor Jesucristo es en todos ustedes amados hermanos, amén.
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