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  • Foto del escritorCuerpo Editorial

Los siete ángeles con las plagas.

Que el amor, la gracia y la sabiduría espiritual del Señor Jesucristo sea en su espíritu, hermanos, y que se sigan guardando en la sana doctrina de nuestro Señor Jesús, amén.

Continuando con Apocalipsis 15:5-8, después del canto y testimonio liberador de los santos expuestos en mar como de vidrio viene ahora la retaliación de Dios contra esos seres quienes, a pesar de haber sido creados por Él, lo han despreciado, han negado e injuriado el nombre de Su Enviado, han matado a los emisarios en su época y por si no fuera poco, buscan una conflagración contra Él directamente.

En virtud de lo anterior, salen del templo en el cielo -no el falso templo de la tierra construido en Jerusalén- del tabernáculo del testimonio los siete emisarios de Justicia y Juicio en ropas reales y finas, con la solemnidad y estirpe que distingue a nuestro Dios y que el hombre es un burdo imitador.

Cada uno de estos seres espirituales lleva consigo una encomienda de dar a esta creación infestada de pecado y maldad donde uno de los cuatro seres vivientes les da una copa, llena de la ira de Dios, a manera de justificación y sello de autorizado de los cielos por el mismísimo Dios. Salidos los ángeles el templo queda temporalmente clausurado de acceder a él, al ser lleno de humo por la gloria de Dios y su poder, como señal de campaña de guerra, donde los ejércitos no regresan sino hasta completar la misión bélica a la que fueron convocados.

Así pues los ángeles salen a la Tierra a verter el Juicio de Dios… esa misma copa que Jesús de Nazaret bebió inmerecida pero necesariamente para expiar por todo pecado a la creación humana (en general, a toda la creación) ahora estos hijos de maldad con la misma liberalidad serán impelidos a beberla, pero ahora de manera justa pues a causa de ellos toda oportunidad de salvación se habrá extinguido y la sangre tanto del Hijo como de sus siervos será reclamada según la ley de Dios: “Yo pagaré, dice el Señor” y “ojo por ojo, diente por diente”. Todos y cada uno de aquellos seres infames sufrirá en carne propia este juicio (de hecho ¡ay de aquellos humanos viles de aquellos días! Sufrirán por partida doble: en esta vida las plagas las cuales les arrancará la vida; y la segunda, el tormento del Juicio del Trono Blanco la que les llevará a ser lanzados al fuego eterno.

Ominoso su proceder y esencia antinatural: así será su pago en castigo duro e inmisericorde.

Anexamos lo redactado en Apocalipsis 15:5-8.

La paz, el amor y la gracia del Señor Jesucristo es con ustedes apreciables hermanos y ovejas dispersas de Cristo, agradecidos todos por haber sido librados de semejante mal, amén.


5 Después de estas cosas miré, y he aquí fue abierto en el cielo el templo del tabernáculo del testimonio; 6 y del templo salieron los siete ángeles que tenían las siete plagas, vestidos de lino limpio y resplandeciente, y ceñidos alrededor del pecho con cintos de oro. 7 Y uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete ángeles siete copas de oro, llenas de la ira de Dios, que vive por los siglos de los siglos. 8 Y el templo se llenó de humo por la gloria de Dios, y por su poder; y nadie podía entrar en el templo hasta que se hubiesen cumplido las siete plagas de los siete ángeles.

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