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Los sellos - Parte dos.

Hermanos en Cristo Jesús, Señor y Maestro nuestro: que la paz y gracia de nuestro Salvador Jesucristo rebose en su espíritu, amén. Se tiene ahora la segunda parte de la apertura de los sellos, la cuales siguen ocurriendo en un tiempo presente. Conforme se vayan manifestando estas señales es como se van abriendo por el Señor Jesús, el único con la Potestad conferida por el Padre de juzgar a la Humanidad por su impiedad y pecado. En el número anterior (392) se analizaron los primeros cuatro sellos, ahora se describen los siguientes. El marco escritural de esta revelación no propia, sino del Espíritu Santo se basa en Apocalipsis 6:9-17. Dice textual:

9 Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían.

10 Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?

11 Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos.

12 Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre;

13 y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento.

14 Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar.

15 Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes;

16 y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero;

17 porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?

En primera instancia, el quinto sello habla de que se desvela que la venganza de Dios no es como la pinta el diablo: o sea, un Dios irracional, iracundo, amargado, odiador compulsivo de su propia Creación e inmisericorde como el padre de mentira lo proyecta a través de hombres nefastos, obras filosóficas diabólicas y corrientes ideológicas que maquinan un sentimiento de odio y resentimiento hacia Dios. El desamor, pues.

Si hay una razón que todos deben de saber es que:

a) Primeramente, la sangre del único Justo merecedor de toda honra: el Hijo del Hombre, muerto injustamente por el mismo hombre debido a su incapacidad y contumacia de oírle para creerle. Esa sangre sigue al día de hoy en la Tierra clamando por justicia. Misterio de Dios es este: Hoy, esta sangre clama por las almas de los escogidos para que sean sellados por fe. Pero la hora viene en que en el mismo y exacto instante que Jesucristo venga a la Tierra, esa sangre ahora clamará por venganza contra sus derramadores. No hay crimen que quede impune, así como la sangre derramada injustamente desde Abel hasta Zacarías hijo de Berequías ya fue vengada al cortar de un tajo de una vez y para siempre la corrupción pecadora del allanamiento del primer pacto por esos traidores a la fe y amor de Dios.

b) La sangre nueva derramada por todos los santos, a partir de la de Juan el Bautista, Esteban, los apóstoles y todos los hermanos quienes han ofrendado su vida por amor a Cristo, son los que se revela ahora su presencia. Cristo no es vengativo: sino vengador, la Justicia hecha carne y espíritu que vendrá a separar el trigo de la cizaña; a separar a las ovejas de los cabritos. Se les consuela dándoles las vestiduras blancas (las cuales ya se comentó significa la potestad de ser hechos santos de Dios por Cristo) y se les pide tengan un poco más de paciencia, pues el número de ellos, los muertos que ahora están vivos por el poder de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo aún no se ha completado. Cuando se complete, la obra de justicia comenzará y no acabará hasta que todo quien sea hallado culpable sea recibidor de su castigo eterno.

El sexto sello es el juicio a la Humanidad incrédula, pecadora y perversa. El verdadero linaje del mal en su expresión de terror auténtico. Muchos se espantan y cavilan diciendo:

a) “Dios no puede ser tan malo”,

b) “no creo que sea así”,

c) “faltan millones de años antes de que el Sol se apague y la NASA dice que no hay planetas, asteroides, agujeros negros o galaxias cercanos para que suceda una tragedia de alcance global”,

d) “No hay evidencia que el calentamiento global nos inunde, abrase o mate de otra manera en un futuro cercano, si acaso lejano”

e) “el hombre es el verdadero asesino del hombre”

f) Y otras falacias más.

Pero es precisamente la incredulidad la asesina, porque lleva a la soberbia y la falsa sensación de paz y seguridad que las masas engañadas ponen en los gobiernos, tecnología armamentista, el Banco Mundial de semillas en Noruega, el desarrollo aeroespacial de viajar a Marte en 2030 y la Luna, la sobre exhaustiva investigación y propaganda de planetas como la Tierra: “habitables” y “similares en condiciones, al menos de manera teórica”.

Se inicia con el gran terremoto (otra señal de terror que Hollywood y gobiernos ponen de manifiesto con la supuesta falla de San Andrés, el estallamiento del Popocatépetl, Krakatoa 2.0, el estallamiento del cráter de Yellowstone o el monte Santa Helena, y en general, alguna descompensación de todo el anillo de fuego que circunda Asia Oriental y América Occidental). El mundo quiere prever tal situación para intentar ganarle la carrera a Dios, pero para la vergüenza de ellos la sismología siempre será inalcanzable para ellos. Este terremoto tendrá la capacidad de enrardecer el aire, alterar la composición físico química de la Tierra y diluir paulatinamente la atmósfera, trastocando todo ciclo geobioquímico, además de hundir las islas al quebrarlas como galletas al carecer del sustento que las tenía sobre el agua, de manera mucho mayor a lo acontecido en 1883 con el Krakatoa o lo ocurrido en Santorini en el Mediterráneo. ¿Qué significa esta señal? Que el sustento del hombre, la Tierra ideológica base de su incredulidad y su absurda autoseguridad, será destruida en un santiamén y ahora no les quedará más remedio que aceptar su rotunda enemistad contra Dios, al ser herido su orgullo rapaz y contrario accionar a Cristo.

En cuanto a que el sol se puso negro como cilicio y la luna como sangre, son señales poderosas del Creador que trastocará a estas lumbreras, pues ahora lo que golpea es la vista pecadora, pues como dijera Jesús a sus opositores: “mas como decís ´vemos´, vuestro pecado permanece”. La tiniebla es otra paga a su ceguera voluntaria, ahora impuesta por Dios. No verán más la luz dada por Él por misericordia, por cuanto tuvieron más de dos mil años muchísimas generaciones en su tiempo para ver y creer. Si la Escritura dice que “el sol se puso negro” es que el Sol pierde su capacidad de generar luz, y por tanto, calor. Si la Luna se puso como sangre, es por la oscuridad imperante y su descomposición química en compuestos de esa tonalidad al tener altas concentraciones de hierro.

Las estrellas del cielo son asteroides fulgurantes, cometas o algún otro cuerpo celeste deambulando y siendo atraídos por la fuerza de la ira del Cordero, más que de la gravedad. Estos habrán de causar mortandad, destrucción, contaminación y afectaciones a los sistemas humanos y tecnológicos. Si se ponen a pensar, hermanos, se repite en cierta forma la historia de Egipto con sus plagas, con la salvedad que ahora el hombre mismo cierra su corazón para arrepentirse y los efectos ahora son mucho más terroríficos que en aquellos años.

El cielo desvanecido y corrido como un pergamino que se enrolla es la desaparición de la atmósfera protectora de la Tierra, pues gracias a ella podíamos ver el cielo manifestado celeste de día y azul oscuro de noche. Ahora no, siendo comprometida su composición y tras el terremoto y la caída de estrellas los montes sucumben ante la embestida de tales rocas de fuego y las islas -como se mencionó- tragadas por el agua.

Tras todo este efecto destructivo viene la comprensible, pero inútil manera de buscar la paz y seguridad de esos perversos humanos. ¿Cuevas, búnkers, sótanos y reductos subterráneos? Si la Tierra misma es desgajada desde sus cimientos como naranja recién pelada ya punto de ser comida ¿cómo suponen ahí sobrevivirán? Y aun así, teniendo su fin cerca, no se arrepienten, solo atinan a decir espantados y derrotados: “Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?”. Hablan a la naturaleza inerte como si les respondiese. Bien decía la Escritura en Hebreos: “Tremenda cosa es caer en manos del Dios vivo” y “Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor”.

En este punto mis queridos hermanos, no se trata de alegar si Dios es malo o no: es de que Jesucristo es Justo y prometió dar a cada quien el justo pago de sus acciones. Partiendo de ahí, si Jesucristo hará esto ¿dónde pues surgen la maldad y la injusticia? De la necedad e incredulidad del género humano.

La paz, el amor y el gozo de sabernos librados de este acto de justicia sea completo en ustedes en el espíritu, gracias al precioso sacrificio de nuestro Señor Jesucristo quien nos salvó de esto, amén.

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