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Libro de las palabras ociosas

Desde un principio nuestro Todopoderoso Dios ha dispuesto los canales apropiados de comunicación hacia Su Presencia desde el hombre. También impuso que el alma fuese capaz e independiente de expresar sus ideas así como Él lo hace. Sin embargo, aparte de esta libertad también está el compromiso de usar como conviene este poder -la expresión verbal- porque son decretos de poder tanto para el bien como para el mal.

Incluso, el resto de la Creación manifiesta su sentir al respecto: la Tierra se mueve y habla al temblar, desfogar un vapor, recibir lluvia con ese aroma tan indiscutible de tierra mojada, etcétera, el reino vegetal con sus multiformes follajes, flores y esencias, los animales en sus distintas emisiones de sonido audible, etcétera.

El ser humano debería usar este poder de expresar su ánimo en gratitud a su Creador, en solicitar auxilio en días negros, en adorar el Santo Nombre y por supuesto, confesar el nombre de Jesucristo como el Hijo de Dios, declarándole Señor, Maestro y Salvador.

Pero no, el hombre rebelde fuera de todo propósito de tener trato alguno con Dios, por lo consecuente condenado, usa su poder de expresión para delinquir ante Él, a saber: miente, engaña, pervierte, seduce, trastorna, mata, conspira, maquina, etcétera y no para hacer el bien.

Como fuera de Dios no existe el amor, bondad, bien hacer y la paz, no solo sus pensamientos y obras, sino sus dichos los comprometen y acusan. Vean algunos textos que el Señor preparó con antelación para dar sabio sustento a Sus Juicios en el trono blanco porque escrito está que el Padre aborrece la lengua mentirosa, el testigo falso y quien siembra discordia:

Salmos 55:20-21 y 23: 20 Extendió el inicuo sus manos contra los que estaban en paz con él; Violó su pacto. 21 Los dichos de su boca son más blandos que mantequilla, Pero guerra hay en su corazón; Suaviza sus palabras más que el aceite, Mas ellas son espadas desnudas. 23 Mas tú, oh Dios, harás descender aquellos al pozo de perdición. Los hombres sanguinarios y engañadores no llegarán a la mitad de sus días; Pero yo en ti confiaré. En ese pasaje, el salmista habla al Señor Jesús por el Espíritu acerca de lo que él como Señor de Señores hará con los enemigos de Su Dios. Espera en ese fuego consumidor que recién vimos en Apocalipsis, ahí se cumplirá este salmo profético.

Proverbios 6:12: El hombre malo, el hombre depravado, Es el que anda en perversidad de boca; entre otras cosas, su habla, discurso y mensaje es hacer el mal, prevaricar contra Dios y contra Su Hijo. Estos en vida solo hablaron engaño, manifestaron su odio y rebeldía a Dios de manera expresa verbalmente y tales afirmaciones son registradas en este libro acusador. Sus propias palabras los atan, por si los anteriores libros no bastasen.

Deuteronomio 18:19: Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta. Nuestro Padre así decretó al pueblo de Israel y al mundo que no confesó a Jesucristo, desoyéndole. Todo infiel tendrá este versículo como ley que le acuse y sin Cristo de por medio, Dios pedirá cuenta a cada alma adúltera sobre la cual pese la sangre del Señor Jesús derramada. Rechazar las palabras de vida implica hablar palabras conducentes a la muerte.

Salmos 35: 19-21: 19 No se alegren de mí los que sin causa son mis enemigos, Ni los que me aborrecen sin causa guiñen el ojo. 20 Porque no hablan paz; Y contra los mansos de la tierra piensan palabras engañosas. 21 Ensancharon contra mí su boca; Dijeron: ¡Ea, ea, nuestros ojos lo han visto! Esta palabra, como muchas otras fueron escritas para señalar el ministerio de nuestro Señor Jesucristo, toda la injusticia sufrida cuando anduvo en carne y por la cual toda esta multitud que le afrentó pagará. Cada discurso de odio contra Cristo ciertamente no quedará impune.

Proverbios 12:6: Las palabras de los impíos son asechanzas para derramar sangre; Mas la boca de los rectos los librará. Como el Hijo de Dios es el Camino, la Verdad y la Vida, quienes ahora son juzgados por no creer en él, sus palabras son ociosas y sin provecho alguno.

Proverbios 5:2 No te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras. Esta ley de vida que no se cumple para quienes no creyeron en nuestro Señor Jesús les pesará no poder esgrimir defensa alguna ante Dios.

Eclesiastés 10:4 El necio multiplica palabras, aunque no sabe nadie lo que ha de ser; ¿y quién le hará saber lo que después de él será? Para nuestro Dios, el Juez justo, necio es todo aquel que niega y da su espalda a la palabra de vida. Todos los que llenaron con palabras huecas sus discursos lapidarios al evangelio, verán su destino sellado en este texto. Por negar a la fe, inventaron destinos, torciendo la verdad y esto, que provocó la muerte espiritual de millones, les será cobrado.

Mateo 12:37: Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado. Sigue el Señor Jesús enseñando Verdad. Aquí da confirmación de responsabilidad personal de qué hacer con las palabras y no excusarse diciendo que es de Dios todo. Ellos decidieron no creer a esta palabra ni a la palabra salvadora de nuestro Señor Jesucristo.

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