Amados de Dios y de nuestro Señor Jesucristo: la paz de Cristo sea en ustedes, en su espíritu, amén.
En la siguiente porción que veremos a la luz del Espíritu Santo, tenemos que el milenio de Cristo sirvió para cumplir las profecías escritas en los libros antiguos sobre de que Dios restauraría el reino de Israel con su Hijo como el rey de Israel.
Una maravillosa recompensa la que tendremos porque por fin en esta tierra y dimensión el Señor Jesucristo será el rey esperado por su pueblo y el Salvador que habrá de resucitarnos primero, claro, ya con otra esencia. Las naciones tendrán ya sin diablo una última oportunidad de hallar redención antes del fin.
Cuando este tiempo pase, los rebeldes necios que formen parte de Gog y Magog -se cree que Rusia y China- así como en todas las naciones satanás será soltado de su prisión en el abismo para engañarlos una vez más, haciéndoles creer que podrán derrotar al Cordero quien está en la ciudad amada junto al campamento de los santos.
Cuando terminen de rodear a la ciudad, entonces Dios mismo enviará desde Su presencia fuego del cielo y los consumirá. Así de rápido y sencillo. ¿Por qué Dios y no Cristo? Porque ya una vez entregó a Su Hijo a la muerte por rescate de muchos y ahora Él es quien cumple la promesa “siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies” a nuestro amado Señor.
En la anterior batalla, fue nuestro Señor Jesucristo quien libertó al mundo del anticristo, las bestias y el falso profeta. ¿Por qué Cristo y no Dios? Porque el Señor Jesucristo vino a salvar lo que se había perdido -el trono del Israel espiritual- y lo reclamó para sí, sentándose sobre el verdadero trono el que Dios consagró y no el que el mundo ahora lucha por ostentar como nación dominante.
Acto seguido, ahora sí el diablo es lanzado también al lago de fuego y azufre y con él todas sus huestes, no podrá escapar ya porque toda alma engañada por él habrá fenecido víctimas del fuego de Dios. Ya lo esperan el falso profeta y la bestia: serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.
Así es como termina la existencia de nuestro adversario, el enemigo de Dios. Así es como los enemigos de nuestro Señor Jesucristo caerán también, toda alma rebelde estará lista para ser enviada a juicio en la segunda resurrección. La muerte solo las detiene por un momento y luego cuando se inicie el Juicio del Trono Blanco una a una serán expuestas a su destino fatal, por no haber creído en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, pero eso es tema de otro capítulo.
Exponemos a su consideración lo hallado en Apocalipsis 20:7-10.
Que el gozo, la esperanza y la gracia del Señor Jesús sea en ustedes, amados hermanos nuestros, amén.
7 Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión, 8 y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar. 9 Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió. 10 Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.
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