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La visión de la ramera. Parte uno.

Amados de Dios, y benditos por Cristo, nuestro Señor, Salvador y Maestro de nuestra alma: Paz, amor y gracia del Señor Jesucristo con ustedes, dentro de ustedes en su espíritu.

En este número se describirá el contenido de Apocalipsis 17 en varias partes siendo esta la primera, debido a su gran extensión y porque es necesario aterrizar estos eventos que ya fueron pero que acontezcan en nuestra dimensión a su hora. El capítulo 18 aborda también este tema en su conclusión y es por eso que varios números y temas surgirán de aquí.

Cabe resaltar que este suceso no es de acuerdo a lo visto en otros relatos en su temporalidad, pues al Espíritu le pareció bien mostrar al apóstol y hermano Juan las visiones de esta forma para evitar que el enemigo o el hombre tomen ventaja doctrinal de ello y nosotros, consecuentes con esta estrategia de lo Alto, tampoco buscaremos acomodarlos en la línea de tiempo, sino enfocarnos en los hechos solamente. Recordemos que ya hay muchos más acomodando la lista y orden cronológico de los finales tiempos y en este tiempo no tenemos prisa de buscar esa sabiduría. Primero la doctrina e información respecto al qué, quién, cómo y dónde y si el Señor quiere el cuándo.

Dicho lo anterior, comenzamos.

De acuerdo con lo leído en el primer versículo, este hecho histórico por venir sucede después de verter las copas, donde uno de los ángeles muestra lo que le acontecerá a la falsa iglesia, la ramera disfrazada de institutriz que suplantó a la iglesia verdadera, persiguiéndola y buscando afanosamente su exterminio para decir que era la novia comprometida con el Heredero de todas las cosas y así mintió a generaciones de humanos y autoridades a través de las épocas.

Por ser Jezabel una reina intrusa, una mujer de bajos instintos que mató a sus opositores para procurar su reino hasta que fue muerta, así el Espíritu ha comparado a esta arpía con la religión asentada sobre los montes en la península en forma de bota.

El Espíritu le describe como:

ramera: por cuanto es suplantadora de la verdadera iglesia. Delinque con sensualidades tergiversando la débil e impura conciencia del género humano con bajas pasiones de deseos y añoranzas de poder, fama, riqueza e independencia de Dios.

fornicaria: por cuanto realiza acciones íntimas perversas con la mente, alma, corazón y conciencia de autoridades y multitudes con sus doctrinas de fuego extraño: adoración a fetiches, persecución de opositores, procuración de bienes materiales, desdeño de la sana doctrina de Jesucristo, imposición de reglas ajenas a los mandamientos de nuestro Señor Jesucristo. Cópula idearios y teologías seductores con los cuales el amor puro hacia Dios del hombre se transforma en una perversa religión que hace orgía horrenda con antiguos ritos, celebraciones nefastas del pasado y adoración blasfema al adversario.

Embriagadora: esta Jezabel perversa, como una ramera, hace gala de sus estratagemas con artilugios, poses, voces, palabras sensuales y atractivas con las cuales provocan que sus engañados bajen la guardia y caigan en sus mieles mortales de adulación y lisonja, siendo cooptados de toda buena conciencia y estén ebrios por su dipsómana manera para mantenerlos embrutecidos.

Mujer: como Cristo viene por su iglesia, su novia, el diablo preparó la creación de una impostora en contubernio con la maldad en el hombre para para que la novia no exista o sea debilitada. No es por la cuestión del género en sí, sino que, así como el anticristo es el rival de Cristo, la iglesia tiene como rival a esta ramera fornicaria. Si con el Creador han creado muchos baales, falsos dioses y seres divinos utópicos para no confiar en su Hacedor, ¿qué no harán con la iglesia?


Coloco los versículos 3 al 5:

3 Y me llevó en el Espíritu al desierto; y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos.

4 Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación;

5 y en su frente un nombre escrito, un misterio: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA

Donde tras leer este texto, la mujer tiene como sostén a una bestia (ser sin inteligencia, no creación de Dios y por tanto, ajena a los propósitos del Creador) de color escarlata, es decir, un rojo fogoso que simboliza la seducción, el color de la sangre oxigenada y la atención que requiere para existir por parte de los seres humanos que la constituyen en su mente.

Ella es una mujer elegante: púrpura y escarlata con sus colores de atavíos -de nuevo, la seducción y el coqueteo impúdico, más ahora, se agrega la realeza-. Es reina de los hombres malos y adúlteros quienes le dan poder, pero tal púrpura es una vil imitación a la verdadera realeza: la estirpe de los hijos de Dios por la fe en Jesucristo. Nosotros somos hechos de ´sangre azul´ y ella una mentirosa imitadora, por tanto, la fastuosidad con la que se maneja es engañabobos. Se describe que está adornada en oro, -la fe torcida hacia ella y las loas que recibe de sus prosélitos-, piedras preciosas -toda doctrina y conocimiento de origen terrenal que ella toma y se acopia para verse rica y poderosa, como si fuese la dueña de la sabiduría eterna- y perlas (el cuerpo y la sangre de los sirvientes fieles a ella, quienes ofrendan su vida para darle a beber la sangre de los santos como vino adulterado).

El cáliz de oro en su mano es una representación de que goza con una posición en esta dimensión -concedida por Dios y no logro ella- y en su interior están la esencia de abominación (todo lo que contravenga a Dios a través de los tiempos) e inmundicia (lo que el diablo y el hombre pecador aman y tienen como sagrado y tesoro invaluable) de su fornicación (como ya se dijo, el amalgama de doctrinas tomadas del pasado y presente para combinarlas con textos bíblicos y así tener el producto de su fornicación: la religión universal, según ellos y todas sus ramificaciones a las otras grandes religiones. Esta es la fornicación.

El versículo 5 es el sello con el que Dios puso el propósito de ese ser espiritual infame: ser una madre ramera – torcedora de la verdadera valía de la mujer espiritual en forma de la iglesia conocida por Cristo y que él al encontrarla y declararle su amor eterno busca destruir este lazo de unión entre el Adán y la Eva espirituales-, grande por prevalecer por muchos años según el conteo de los hombres, y abominaciones por cuanto de su vientre y boca salen engendros del mal llamados a buscar adeptos para rebelarse contra Dios llevándolos a la muerte segunda.

Luego en el versículo 6 manifiesta que ella vive a costa de la sangre de los justos, muertos todos injustamente para ser mártires de Jesús y los santos quienes se apartaron de ella exhibiéndola como lo que es: la ramera que infesta y contamina la Tierra.

La bestia, como ya se dijo, es una creación del hombre y no Dios, por eso Dios no la reconoce ni le da nombre, pues era y no es -existe porque el hombre no apto para la salvación la hace vivir con su fe en esta y cuando éste deje de creer en ella, la bestia dejará de ser: o sea, solo vive en la mente de los hombres-. Existirá porque lamentablemente muchos no están ordenados para la salvación y por ellos es que dice que será. A través de los siglos, esta organización pecadora vive por los impuestos, diezmos, latrocinios y dádivas de sus delfines y cautivos hacia ella, y por eso se asombran de la bestia, porque ellos la fabrican y la hacen hermosa a sus ojos cegados para no ver la verdad ni al Verdadero nunca jamás. Por eso hay mucha oposición de parte de los creyentes en esta religión, porque es menester que sean el sostén de esta bestia y serán muertos por amar y creer en esta. Aún así, hay que testificar y notificar de que Jesucristo es el Hijo de Dios porque solamente de esa manera en el día postrero sabrán por qué se les condena eternamente. Prevalecerá hasta que llegue su condena y sentencia, más adelante.

Y por esto el Señor dice: “Salid de ella, pueblo mío” porque esta religión adúltera es mortal para quien no quiera salir de ella o se regrese.

Hasta aquí lo revelado, por su extensión continuamos en el siguiente número y ponemos a su disposición lo contenido en Apocalipsis 17:1-8 para que lo lea y por Espíritu hallen verdad y juzguen como revelación de la palabra de Dios lo expuesto aquí.

Que el amor, la paz y gracia del Señor Jesucristo estén en ustedes, amén.


17 Vino entonces uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, y habló conmigo diciéndome: Ven acá, y te mostraré la sentencia contra la gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas; 2 con la cual han fornicado los reyes de la tierra, y los moradores de la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación. 3 Y me llevó en el Espíritu al desierto; y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos. 4 Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación; 5 y en su frente un nombre escrito, un misterio: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA. 6 Vi a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús; y cuando la vi, quedé asombrado con gran asombro. 7 Y el ángel me dijo: ¿Por qué te asombras? Yo te diré el misterio de la mujer, y de la bestia que la trae, la cual tiene las siete cabezas y los diez cuernos. 8 La bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será.

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