Que la paz, la gracia y la sabiduría de nuestro amado Señor y Salvador Jesucristo, Hijo de Dios, sea en todos ustedes amados lectores y creyentes, en su espíritu, amén.
Se acerca el fin de año, uno más para la obra de predicar el evangelio del Señor Jesucristo mediante la inspiración por el Espíritu Santo a las generaciones contemporáneas y futuras y en este cuerpo editorial no tenemos más que dar acción de gracias al Padre por habernos conferido esta misión, y al Señor Jesús por mostrarnos todas las riquezas del conocimiento de Dios. Por medio del Espíritu Santo declaramos lo que sabemos por su inspiración y control para no hablar más de lo que es y nos congratula seguir avanzando en nuestra tarea espiritual.
Esa tarea es recordar al mundo que nuestro Señor Jesucristo es la señal viva que indica el camino a la eternidad con Dios, Quien ahora funge como Padre en quienes aceptan llegar a una reconciliación con Él.
Pero hay gente insensata ajena a esta realidad. Leamos, pues lo hallado en Mateo 12:38-42, que dice:
38 Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal. 39 Él respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. 40 Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches. 41 Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás, y he aquí más que Jonás en este lugar. 42 La reina del Sur se levantará en el juicio con esta generación, y la condenará; porque ella vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más que Salomón en este lugar.
Tras este el contexto, podemos comprender que Jesús es la señal viva al pueblo de lo prometido por Dios en el desierto respecto a lo profetizado por Moisés hace varios siglos atrás. Mas otro pecado para esta generación perversa fue añadir la duda, falta de fe sobre el propósito de estancia de Jesús entre ellos.
Consta en el versículo la incredulidad y fascinación perversa de los escribas y fariseos cuando le pidieron la señal de él, sus palabras y su testimonio. ¿Pedirle señal a la señal misma? ¿Cómo pedirle a una señal de alto “a ver tú, señal de alto, revela tus intenciones, ¿en verdad vienes a marcar el alto a los autos, o a qué vienes en realidad?”. Todo un sinsentido con despropósito.
Y el Señor Jesucristo describe su incompetencia para descifrar los tiempos de Dios: la generación mala y adúltera demanda señal, pero señal no le será dada, … Tras lo cual deja al descubierto el afán de incomodarle para no llevar el mensaje de vida y sí provocar algún error de parte del Señor Jesús. No puede Cristo atender semejante solicitud debido a la tonta forma de estos personajes intratables sobre su propia misión.
Y les deja como pago a su improperio dos ejemplos muy conocidos por ellos, tan teóricos y ávidos de querer saber más.
La primera la señal es la del profeta Jonás.
Elije a Jonás porque Jonás representa a Israel como nación: impetuosa, poco educada, impositiva e inconforme. Luego, la acción de Jonás de ser tragado por el gran pez, explica Jesús que representa a su estancia en el corazón de la tierra por tres días y tres noches, yendo al seno de Abraham para que la gracia fuera expandida a los justos. Pero esto no lo entendieron y fue dicho así para que solo los inspirados por el Espíritu Santo.
Luego explica una sentencia: que los hombres de Nínive, -cuyo enviado fue Jonás a quien creyeron inmediatamente de la palaba de arrepentimiento- estarán como condenadores porque creyeron a la palabra de aquel profeta sin chistar y alcanzaron gracia y la generación de ellos nada hay.
Y la segunda referencia es la reina del Sur, quien viajó desde su lugar de origen para ser enseñada por Salomón y también condenará a esa generación contemporánea de Jesús porque ella hizo buena obra para dar certeza a lo expresado.
En ambos casos, el Señor Jesús es superior tanto de Jonás como Salomón, y esa es la señal que no quisieron ver y creer. Enviado como profeta y rey, su pueblo no le conoció.
Una verdadera tristeza, porque pudiendo gozarse del cumplimiento de las promesas decidieron no creer, siendo luego acreedores de la sangre de Cristo.
Que el amor, el poder y la fortaleza espiritual sea en ustedes, amados hermanos nuestros, en su espíritu, amén.
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