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La restauración de las cosas: la proclama de las Bodas.

Que el amor, la paz y gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos ustedes, amados hermanos, en su espíritu, amén.

Después de ver muchos pasajes en los cuales la ira de Dios se manifiesta de manera tajante y clara contra la desobediencia flagrante contra Él, ahora comienza a verse el fruto de la obra justiciera predicha por profetas y apóstoles: la restauración de todas las cosas.

Este es el meollo del asunto amados, rogar que esta profecía se cumpla (no rogar ir al cielo, ni que Dios mate almas a diestra y siniestra, que el cielo sea aquí y mucho menos ser ricos y poderosos aquí en esta dimensión perecedera próximamente) para ser partícipes eternos de tal profecía preciosa y redentora de la Deidad.

Apocalipsis 19 nos da un respiro: oasis excelso en medio de tantos juicios, plagas y cataclismos que hace que el alma vibre de gozo, el Espíritu se derrame en regocijo y aun nuestra carne se alegre de que haya esperanza para nuestro ser no así para ella de que somos libres de todo eso.

En la primera porción, los santos que estaremos ahí, siendo parte de esa muchedumbre ávida de justicia, pues todos habremos padecido el evangelio, sufrido vejaciones, injusticias, burlas, ataques, molestias y otros más flagelos, torturas y muerte estaremos alabando el santo nombre de nuestro Dios y Padre ha levantado Su mano poderosa para hacer justicia en todos los miles de años que el pecado, la maldad y la rebeldía han hecho lo que han querido hasta hace poco impunemente.

Comienza con la frase de victoria ¡Aleluya!, luego los siguientes atributos:

A) Salvación: es decir, evitar completamente toda condenación o juicio, exención de toda sentencia en contra y nulidad de cualquier acusación del enemigo.

B) Honra: la dádiva de agradecimientos, loas y reconocimientos al Santo Dios por haber actuado con rectitud; primero en cuanto a gracia y misericordia y luego en cuanto a justicia puesto que no es hombre que mienta ni hijo de hombre que se arrepienta

C) Gloria y Poder: se le reconoce como el Único Dios capaz de ser distinguido y digno de adorar, además como el Yo Soy cuya voluntad es acción sin igual y sin contraposición, las cuales solo le corresponden a nuestro Padre, a nadie más puede atribuírsele estas mismas características.

El mismo versículo uno declara que le pertenecen sólo a Él.

El segundo versículo define el por qué se le alaba y reconoce a Dios con las anteriores distinciones: primero: porque juzgó y aniquiló a la ramera, después de haberle dado tiempo para que depusiera esa abominable manera de ser impostora y adúltera de la fe; y segundo, porque por ella muchos de los que alaban fueron exterminados por ella. A la verdad, era necesario fuesen sacrificados por testimonio pues el mismo Hijo de Dios fue muerto por el judaísmo; así, las otras religiones tienen a sus propias víctimas y por tanto, así serán consumidas todas las religiones quedando solo la religión nueva del estado, esa que adora a las bestias, predicada por el falso profeta y el anticristo, suplantador del Heredero de Dios.

Después vuelve esta multitud a aclamar a nuestro Dios porque el humo de ella, la evidencia de su destrucción total, sube y es notorio a toda la Creación.

De hecho, la creación espiritual, los cuatro seres vivientes y los 24 ancianos también forman parte de esta alabanza multitudinaria porque ellos son testigos presenciales de que sus santos fueron vengados y se postran en tierra dando voces diciendo ¡Amén! ¡Aleluya!

Por si fuera poco, en esta sinfonía de júbilo infinito también una voz sale del Trono de Dios y declara una verdad: “Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, y los que le teméis, así pequeños como grandes”. El mal ha sido derrotado y ahora, sin la impostora se da lugar a la proclamación de las bodas del Cordero donde solamente los dignos de ser invitados habrán de asistir.

La honra que la ramera usurpó para decirse como la merecedora de toda virtud, ahora le es dada la humilde y fiel novia: la iglesia, en forma de doncella que le será dada la potestad de ser engrandecida por medio de nosotros, quienes formamos parte y seremos honrados por nuestro Señor Jesucristo en su tribunal conforme a nuestro testimonio. El lino fino, dice la escritura, son las acciones justas de los justos.

¿Ahora entienden por qué debemos ser santos, huir de las religiosidades, no atentar contra la fe con mandamientos de hombres y no imitar al mundo? Porque al hacer lo anterior, se confecciona en los cielos este atavío con el cual seremos vestidos espiritualmente en la forma de la novia, la iglesia pura y sin mancha espiritualmente, pues así como los antiguos patriarcas buscaron mujer para sus hijos, así también Dios ha procurado una mujer para su amado Hijo.

Amados: no yerren. Dejen de perder el tiempo en vanas actividades mundanas, ya no consuman su fe en mandatos que no son de Dios, ni le tienen volteando al pasado antes de Cristo pues que nuestra recompensa, ese lino fino, espera por nosotros. Siempre piensen en esto.

Dejamos pues, el contenido expuesto en Apocalipsis 19:1-8 para que puedan leerlo y meditarlo en el Espíritu. La paz, amor y gracia de nuestro Señor Jesucristo sea en todos ustedes, amados, amén.


19 Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía: ¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro; 2 porque sus juicios son verdaderos y justos; pues ha juzgado a la gran ramera que ha corrompido a la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella. 3 Otra vez dijeron: ¡Aleluya! Y el humo de ella sube por los siglos de los siglos. 4 Y los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron en tierra y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono, y decían: ¡Amén! ¡Aleluya! 5 Y salió del trono una voz que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, y los que le teméis, así pequeños como grandes. 6 Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! 7 Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. 8 Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.

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