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La quinta trompeta

Amados hermanos en Cristo Jesús, Señor nuestro: que la paz y gracia de nuestro Salvador sea en ustedes, en su espíritu, amén. Pondremos a su disposición el siguiente pasaje a meditar por el Espíritu, hallado en Apocalipsis capítulo 9, versículos 1-12:

1 El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo.

2 Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno; y se oscureció el sol y el aire por el humo del pozo.

3 Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder, como tienen poder los escorpiones de la tierra.

4 Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes.

5 Y les fue dado, no que los matasen, sino que los atormentasen cinco meses; y su tormento era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre.

6 Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; y ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos.

7 El aspecto de las langostas era semejante a caballos preparados para la guerra; en las cabezas tenían como coronas de oro; sus caras eran como caras humanas;

8 tenían cabello como cabello de mujer; sus dientes eran como de leones;

9 tenían corazas como corazas de hierro; el ruido de sus alas era como el estruendo de muchos carros de caballos corriendo a la batalla;

10 tenían colas como de escorpiones, y también aguijones; y en sus colas tenían poder para dañar a los hombres durante cinco meses.

11 Y tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego, Apolión.

12 El primer ay pasó; he aquí, vienen aún dos ayes después de esto.

Por el Espíritu, esta quinta trompeta simboliza el pago por la incredulidad y rebeldía del género humano (inhumano, diría yo) de aquellos días. De nuevo, amados hermanos, los tiempos y las sazones no son dados a nosotros, al ser de frágil y corta duración. Lo que sí no es dado, es el poder de la fe para esperar la redención.

En este texto, puede decirse que desde las entrañas de la Tierra están gestadas algunas plagas las cuales el Señor ya tiene preparadas. Los sonidos de las trompetas son señales de beligerancia e inicio de hostilidades. El Señor, cansado y airado de esta ingratitud. Ha dispuesto mostrar parte de su inconmensurable poder al arrojar una estrella (si dice estrella es estrella, no podría decir es un cometa o asteroide) como primer movimiento.

Acto seguido, viene el ángel y de las entrañas de la Tierra sale un humo (el cual es vapor de compuestos azufrados, semejantes a los que próximamente sufrirán estas almas infieles), tóxicos y densos, los cuales contaminan el aire y oscurecen al sol. De manera que, como nunca jamás se había visto, el abismo es gigantesco y su ubicación permanecerá velada por disposición del Gran Dios. ¿Por qué? Porque de otra manera, el hombre trataría de encontrarlo y sellarlo. No se puede confiar en el hombre, porque todo hombre es mentiroso, así que es mejor dejar este misterio como tal. Como conocimiento anexo, se infiere:

En estos días de noviembre del 2021 existe un fenómeno en miniatura, similar al que describe este pasaje próximo. Una plaga de escorpiones ha atacado a los habitantes de la ciudad de Assuán, Egipto, con algunas fatalidades y muchas molestias de los heridos. Más en lo que se avecina, serán langostas con el aguijón y poder tóxico de un escorpión que saldrán de este abismo.

Esta plaga tiene la encomienda de ir tras los humanos que no tienen el sello de Dios, en lugar de asolar los entes del reino vegetal como es su costumbre. No matarán a nadie, sino que los tendrán asolados por cinco meses causándoles sendas heridas en extremo dolorosas.

A juzgar por las descripciones físicas de estos bichos, sufrirán una mutación especial. Que los distinga de las langostas comunes. Por lo visto, tendrán cuerpos en extremo resistentes y sus dientes con los que muerdan, además de picar con sus aguijones en las colas. Las caras humanas y los cabellos como de mujer denotan que son la maldad humana contra la misma Humanidad y las coronas sobre sus cabezas son insignias que son criaturas al servicio de Dios y que han sido honradas para dar esa batalla contra los enemigos de Dios. Lamentable situación, pues cuando vuelen causarán gran temor pues el Espíritu dejó asentado que su sonido es similar al de un ejército de caballos yendo a la batalla en franco galope.

Termina el pasaje declarando que tras cinco meses de agobio sostenido, terminará el primer ¡Ay! ¡Terrible cosa es caer en manos del Dios Vivo!

La Paz, la gracia y el amor del Señor Jesús, gozosos además por ser sabedores de que estamos exentos nosotros los de esta generación contemporánea de estas calamidades por su gracia. En su espíritu, amén.



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