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La mujer y el dragón

Bendiciones de lo Alto creyentes de nuestro Señor: amados lectores y apreciables hermanos de Cristo, que el amor, la gracia y paz del Hijo de Dios, Señor, Pastor y Salvador nuestro sea en ustedes, en su espíritu, amén. Rogamos pidan al Padre nos siga dando la fortaleza de seguir laborando para Él, por amor a nuestro Cristo, no como que estamos fatigados, sino que en amor roguemos los unos por los otros y así se manifieste esta fraternidad de olor fragante.

Hoy se tocará el contenido total de Apocalipsis 12 donde cambia la temporalidad de la revelación y ahora nuestro amado hermano Juan recibió una señal en el cielo, como si fuese una película sobre un gran lienzo de lo que habría de acontecer más adelante.

El juicio al mundo se quedó en estado pendiente para que ahora escribiera cómo es que el enemigo hará guerra contra la iglesia y la fe en el Señor Jesucristo por parte de los hombres. Leamos lo que está escrito:

1 Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas.

2 Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento. ç

3 También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas;

4 y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese.

5 Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono.

6 Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días.

7 Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles;

8 pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo.

9 Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.

10 Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.

11 Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.

12 Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.

13 Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón.

14 Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo.

15 Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río.

16 Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca.

17 Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo


En esta historia espiritual se trata el acontecer de la fe, la iglesia, en forma de mujer, quien, vista por Dios como digna de Su protección, permite que dé a luz a los hijos de Dios, comenzando por Jesucristo, el Adán espiritual. Este niño es Jesucristo, nacido una sola vez del vientre de la mujer que encarnan a la fe y la iglesia, pues la corona de doce estrellas son los doce testimonios que ella dará, la novia del Cordero con los doce apóstoles que iniciaron primero para con el pueblo de Israel y luego para con los gentiles. Los doce apóstoles, de hecho, serán quienes juzguen a las doce tribus de Israel según sus obras. Aquí se demuestra pues, la importancia de la fe en la vida espiritual de nuestro Señor Jesucristo, como se lee:


1 Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas.

2 Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento.


Como está profetizado por el mismo Dios de que la mujer dé a luz con dolor, también la iglesia y fe se dan con dolor como de parto. Esto por la lucha intrínseca del Espíritu contra la carne de la cual muchos vienen a los pies del Señor mediante el arrebatamiento en situaciones de prueba y otros ya después de haber creído también caen en el periodo de prueba. Por esto dice el siguiente fragmento:


3 También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas;

4 y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese.

La segunda señal es la revelación de satanás, el enemigo de Dios -su Creador- y de Cristo -el Rey de Reyes y Señor de señores-. El apóstol Juan, a su edad, sabía de la existencia de Beelzebú y su séquito de demonios, pero no sabía el impacto que éste juega como adversario de la iglesia, la fe en el Señor Jesucristo y al Señor Jesucristo, sino que aquí le es mostrado cómo es que nosotros como parte de la iglesia somos sus enemigos jurados y hará todo lo que esté en su poder para destruir todo testimonio de Cristo, para que nadie sea salvo y aun si pudiera, engañar a los escogidos. Por esto el Espíritu dice de él por medio de Pedro: “porque vuestro adversario el diablo anda como león rugiente, buscando a quien devorar” y el mismo apóstol Juan recopiló en el evangelio escrito por él inspirado por el Espíritu años antes: “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. En el segundo libro que se escribe se hablará más a detalle acerca de cómo debemos cuidarnos del adversario del Cordero.

En cuanto a las especificaciones de las cabezas, son las artimañas religiosas que él tiene como ángel de luz y como ser de engaño y mentira. Los cuernos son los dardos en la mente con los cuales ataca la conciencia de los hombres para hacerlos sentir indignos, sin remisión y sembrar en ellos un odio irracional al Padre. Las diademas son las doctrinas nefastas que le adornan y las cuales usa como ganchos, señuelos para los avaros y los ambiciosos de sabiduría y ciencia quienes son sus emisarios de mentiras en todas las épocas. De esto luego se hablará pues lo conducente es la señal en general.

El siguiente versículo narra el nacimiento del misterio de Dios: Jesucristo: manifestación de Dios hecha carne y el Cordero quien será coronado Señor de la Creación y toda potestad espiritual para someterlos ante la Voluntad de su Padre:

5 Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono.

Jesucristo nace en el corazón de cada creyente y es menester que sea protegido por nosotros, en esa fe poderosa y sencilla de no dejarnos engañar por líder, denominación, organización, religión alguna que ofrece al incauto cualquier cosa perecedera como moneda de cambio para hurtar la fe recién puesta por Dios. Es por esto que el Señor Jesús cuida muchos de los recién nacidos en la fe y tiene poderosas advertencias contra quienes provocan daños terribles a tales niños espirituales al esclavizarlos y desviarlos al error.

Muchos piensan que la mujer representa a los santos en la gran tribulación, pues al decir:

6 Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días.


Es cuando todos los que puedan escapar de ser apresados y torturados por la bestia y su falso profeta por “infieles y contrarios al sistema de paz mundial”. Sin embargo, al día de hoy no tengo más revelación en este punto específico en tal sentido y es más al ministerio de Jesucristo en la Tierra, porque por ese espacio de tiempo fue su ministerio y siendo congruentes con lo revelado tendría que ser así. Que en los últimos tiempos pueda repetirse el proceso es plausible, más como mencioné, prefiero que el Espíritu me de más luz al respecto.

La razón por la cual me inclino a pensar es el ministerio del Señor Jesús y el nacimiento de la fe en él, la dan los siguientes versículos:

7 Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles;

8 pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo.

9 Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.

Y por eso dice en Lucas 18:10: “Yo veía a satanás caer del cielo como un rayo”, porque él fue testigo de la guerra en el cielo donde se sublevó este príncipe de maldad y fue echado fuera, desterrado para siempre. En el libro primero “Jesucristo: la Fuente de Vida Espiritual” por el Espíritu hablo un poco de estos y en el segundo libro se hablará más, conforme a la revelación que se me vaya dando por la gracia de Cristo. Finalmente, por eso otra denominación al diablo es el príncipe de este mundo.

Luego, la fe y la iglesia son perseguidas tan pronto el diablo tuvo que hallar refugio en esta Tierra física, pues con Jesucristo siendo ya varón de Dios dispuesto a su sacrificio debe apresurarse a hacer el mayor daño posible a su obra. Dice el siguiente fragmento:

10 Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.

11 Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.

12 Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.

A Israel, con la ley se les dio el testimonio de guardar los mandamientos de Dios. Mas ahora, en Jesucristo, la iglesia tiene el poder invencible de la fe en Jesucristo para derrotar al adversario así como Miguel, ángel fiel a Dios lo hizo para echarlo fuera, así nosotros como iglesia de Jesucristo, congregación unánime en su amor y obediencia sólo a él, tenemos.

La persecución está garantizada para quienes queramos usar este poder espiritual por el Espíritu Santo porque ¿en una guerra, un bando dejará que el otro se prepare a conciencia? ¿No buscará cualquier ventaja para acabar con tal adversario de una vez por todas? Por eso el diablo persigue hasta el cansancio a todos los colaboradores verdaderos de Jesucristo y encumbra a los falsos, así que si alguno es adorado por el mundo es realmente un opositor a la Verdad de Dios.

El ¡ay! Que se da en el versículo 12, no es para la iglesia, sino para los moradores sin Cristo, porque como unos serán perseguidos consistentemente, el resto será engañado con amenazas, falsas promesas y doctrinas suculentas opuestas a Dios. ¿Por qué, pues el ¡ay!? Porque la línea entre la vida y la muerte es tan delgada como creer o no creer, así de ínfima la diferencia entre ser salvo y ser condenado. La ira del enemigo de Dios contra la Humanidad es independientemente de si crees en Cristo o no porque cualquiera puede ser salvo y él ya está condenado irremisiblemente, solo que su sentencia y condena están pospuestas cada vez con menos tiempo. Así pues, tanto es su odio e ira que engaña la Humanidad con tantas estratagemas sea posible y así causarles un daño eterno como él sospecha que recibirá. El mal en toda su expresión.

En el último fragmento de esta revelación de nuestra historia actual: la iglesia en los últimos tiempos, descendientes de esa fe y parte de esa iglesia por misericordia del Padre y gracia de nuestro Salvador y Señor Jesucristo:

13 Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón.

14 Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo.

15 Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río.

16 Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca.

17 Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo

Al morir, resucitar y ascender el Señor Jesús, el dragón se dio cuenta de su craso error. No debía haber matado al Hijo de Dios y azuzó a Judas y conminó a la gente para que el plan de salvación de Dios rindiese el fruto de vida sembrado en la Tierra sin saberlo. Por esto lanzó el agua como río, en forma de venganza con persecuciones, flagelos, secuestros, juicios sumarios injustos, etcétera. Pero la Tierra ayudó en el sentido que siempre habrá escapatoria y escondite a estos santos perseguidos a través de las épocas. La Tierra siempre tendrá un lugar donde ellos comiencen de nuevo. Imposible que la iglesia sea exterminada y aunque sacrificados por amor al nombre del Cordero habrá muchos, lo cierto es que más hijos de Dios saldrán, porque del Señor es la Tierra y su plenitud.

Así que, mientras el Señor Jesús no venga, esta señal permanece para que entendamos de una vez por todas que el mundo, engañado por él, no es nuestro amigo. La religión es una Jezabel, bailarina seductora como Herodías y con ocultas intenciones como Dalila para cazar a los incautos.

“Velad y orad”, es nuestro consejo que permitirá preservemos la vida y el testimonio. Pero me pregunto, esta historia ¿será narrada en las congregaciones? ¿O mejor no, porque textualmente dice que la iglesia es peregrina y perseguida, al menos los colaboradores en muchas naciones y cualquier creyente en otras latitudes? ¿Alguien pide señal del cielo? ¿Qué tal esta que acabamos de leer?

Que el amor, la paz y la gracia del Señor Jesús sea en todos ustedes amados hermanos, amén.

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