Que el amor, la gracia, la paz y el gozo de nuestro Señor Jesucristo sean plenos y rebosantes en ustedes, amados hermanos, amén.
En este pasaje, tras dejar a los fariseos aún más molestos por la verdad con que refutó su temeraria petición, el Señor Jesús viajó junto con sus discípulos hacia el otro lado del mar, sucedió un hecho común entre los hermanos primerizos en la sana doctrina.
Pero primero leamos el texto en cuestión: Mateo 16:5-12.
5 Llegando sus discípulos al otro lado, se habían olvidado de traer pan. 6 Y Jesús les dijo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos. 7 Ellos pensaban dentro de sí, diciendo: Esto dice porque no trajimos pan. 8 Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué pensáis dentro de vosotros, hombres de poca fe, que no tenéis pan? 9 ¿No entendéis aún, ni os acordáis de los cinco panes entre cinco mil hombres, y cuántas cestas recogisteis? 10 ¿Ni de los siete panes entre cuatro mil, y cuántas canastas recogisteis? 11 ¿Cómo es que no entendéis que no fue por el pan que os dije que os guardaseis de la levadura de los fariseos y de los saduceos? 12 Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos.
El Señor Jesús aconsejó en primera instancia a sus discípulos que no atendieran a la doctrina perversa de los escribas y fariseos porque de hacerlo hincharía su buena conciencia en cosas pecaminosas y mentirosas de Dios, quedando en evidencia su contaminación.
Pero al estar todavía sin la investidura del Espíritu Santo, ellos previamente habían olvidado comprar pan para su sustento. Entonces asociaron el término levadura con el pan, asumiendo que no comprasen pan a los fariseos o como una indirecta de recriminarles tal olvido.
Más el Señor Jesús, al entender el pensamiento de ellos, que se sentían exhibidos los reconvino diciéndoles que no se refería al pan físico, sino al perverso decir de ellos, sus falsos mandamientos y su doctrina corrompida.
No porque olvidaron el pan, sino porque pensaron en lo físico y no en lo espiritual. Les recordó con total franqueza cómo más de 5,000 fueron alimentados y las doce cestas que fueran sobrantes y cómo más recientemente más de 4,000 también fueron saciados totalmente y sobraron siete cestas llenas.
Es decir, aun con su olvido él podría alimentarlos, pero no era el punto, sino que acudiesen o fuesen tentados a escuchar las lisonjas de los fariseos y saduceos -como sucedió con el Iscariote, aunque convengamos que ya estaba predestinado, aunque no deja de ser ejemplo de que no es para todos la fe-.
Nadie en Jesucristo prestará atención a lo que el mundo o los adversarios de la fe tengan que contar. Peligroso e insensato. ¿Qué puede enseñar el mundo? Si los discípulos, faltos de Espíritu Santo entendieron cabalmente tras la explicación del Señor Jesús, ¿por qué muchos todavía le juegan al filósofo, al estudioso, al teólogo y pecan de sabios en su propia opinión?
No es bueno ni correcto, seamos prudentes, obedientes y no caigamos en rebeldía en este aspecto.
Que el amor, la gracia y paz del Señor Jesús sea en todos ustedes, amados hermanos, amén.
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