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Foto del escritorCuerpo Editorial

Jesús cumple las profecías y comienza a predicar.

Ponemos el pasaje de Mateo 4:12-17 para la honra, gloria y majestad al Señor Jesucristo. Que su paz, gracia y sabiduría sobreabunde en su espíritu, amén.

Amados, sabemos por la gracia de nuestro Señor Jesucristo que Dios le había enviado para restituir la grandeza que perdió antes de ceder a la realidad condenatoria del pecado. Por esto también Jesus fue hecho carne, para que con la muerte de su persona terrenal esta sea derrotada.

Pero también cumple con la palabra de Dios.

De hecho, en los versículos 15, 16 se describe dónde iba a nacer Jesús y la situación espiritual del pueblo de Israel.

Jesús comenzó pues con un evangelio distinto, el de su Padre.

Este evangelio era para su solicitud de arrepentirse de verdad porque el reino de los cielos se ha acercado. Esa expresión de poder existe porque el pueblo ya había sido rescatado después de Dios haberles puesto muchas maneras de reconciliación. Entonces, la palabra de Cristo es invaluable de todo: fuera de esta ya nada hay y no hay más perdón para quien la rechaza o las desoye.

Luego descubre y elige a los futuros doce apóstoles atendiendo situaciones terrenales. Cada uno de ellos tiene un propósito espiritual y su recompensa será sentarse sobre doce tronos y juzgar a las doce tribus de Israel.

Finalmente, da una recopilación de los lugares donde estuvo iniciando y también dando consuelo mediante la ejecución de milagros para el alma y el corazón.

El tema es corto, pero amerita atención de que somos testigos sobre el por qué tenemos al Señor Jesús sirviendo a su hermanos y hermanas (los hermanos que sean obedientes y escuchas activos) para que nosotros también sirvamos como él contra el soberbio corazón de no ayudar.

Ponemos Mateo 4:12-17 para su honra y gloria.

Que el amor, paz, gracia y sabiduría de lo Alto sean ustedes, amén.

12 Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea; 13 y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima, en la región de Zabulón y de Neftalí, 14 para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo:

15 Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,

Camino del mar, al otro lado del Jordán,

Galilea de los gentiles;

16 El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz;

Y a los asentados en región de sombra de muerte,

Luz les resplandeció.

17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.

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