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Instrucciones de Jesucristo a sus apóstoles

Iniciamos el mes de agosto enviándoles una salutación franca y sincera. Deseamos que la paz y gracia del Señor Jesucristo sea en todos ustedes, amados hermanos, en su espíritu, amén. Esperamos que el Señor obre grandemente en ustedes, porque sería nuestro más sincero consuelo.

Continuamos con lo que el Señor hace en Mateo 10:5-15, dar instrucciones precisas sobre lo que hay que hacer. A veces, hemos notado que muchos hermanos hacen su propia voluntad en cuanto a los asuntos del Señor se refiere, dado que no se sujetan al Espíritu ni tampoco a lo que está escrito anteponiendo la frase “es la voluntad del Señor” como mera excusa de justificación.

Lo cierto es que el Señor Jesús tiene autoridad y él pone las misiones, asigna las tareas y espera resultados. Leamos lo que tiene el pasaje ya mencionado, a continuación:

5 A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, 6 sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 7 Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. 8 Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. 9 No os proveáis de oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos; 10 ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de bordón; porque el obrero es digno de su alimento. 11 Mas en cualquier ciudad o aldea donde entréis, informaos quién en ella sea digno, y posad allí hasta que salgáis. 12 Y al entrar en la casa, saludadla. 13 Y si la casa fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz se volverá a vosotros. 14 Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies. 15 De cierto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra, que para aquella ciudad.

Hablando específicamente de esta misión (PORQUE solo fue para ellos en esa ocasión, no podemos tomar lo que dice aquí como instrucciones para nosotros, pues nuestra encomienda es otra) nuestro amado Señor Jesús les instruye específicamente qué hacer, a dónde ir y qué decir:

a) Por camino de gentiles no vayáis, esto porque todavía no se manifestaba el testimonio al pueblo y no podía primero dar pan de vida a los perrillos antes que a los hijos. Sabía el Señor Jesús que luego los gentiles serían alcanzados por su sangre y gracia, pero no antes de su sacrificio en la cruz.

b) En ciudad de samaritanos no entréis, sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel, no que no quisiera, pero el compromiso hecho a los padres fue para el pueblo como primer benefactor.

c) Y yendo, predicad, diciendo: el reino de los cielos se ha acercado. Esto con el propósito de cumplir las profecías donde Jehová enviaría al Profeta que hablaría las palabras de Él por su boca. El pueblo ahora habría de oír; si no, juicio de destierro eterno tendría.

d) Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia; lo que el Señor les dio potestad fue básicamente limpiar la podredumbre de siglos arraigada en el seno del pueblo, el testimonio y la ley. Limpiar toda la casa y dejarla lista para que quienes crean estén preparados para recibir el Espíritu Santo. No había límite porque había poco tiempo y debía el Señor cubrir a toda la nación israelita antes de su sacrificio

e) No os proveáis de oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de bordón: porque el obrero es digno de su salario. El Señor Jesús los manda sin más que lo que traen puesto porque debían aprender a confiar en él y tener fe. Como no tenían el Espíritu Santo confirmado, solo de manera temporal para la misión, era necesario que en lo terrenal vieran que nada habría de faltarles y ahora él, mediante la oración al Padre, sería el proveedor.

f) Mas en cualquier ciudad o aldea en donde entréis, informaos quién en ella sea digno y posad ahí hasta que salgáis. Esto es el principio de la iglesia: un lugar donde se establezca en centro de operaciones espiritual para la comunidad circundante. No busca el Señor Jesús desorden, sino un orden para administrar los tesoros de Dios en la Tierra.

g) Y al entrad a la casa, saludadla. Hay que bendecir a todo anfitrión que reciba a un enviado de nuestro amado Salvador Jesucristo puesto que su paz y la salvación han llegado a ese hogar, y de ahí a las demás almas.

h) Y si la casa fuera digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz se volverá a vosotros. En esta situación, el Señor Jesús menciona el poder del reino de Dios que comienza con la paz. Toda casa dividida no prevalece y si hay contienda u oposición no habrá paz, y sin paz no hay bendición de parte del Padre. No hay que pelear ni obligar, son voluntades dispuestas.

i) Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad y sacudid el polvo de vuestros pies. Declara el Señor juicio hacia aquella persona, familia o ciudad que se opongan al servicio del evangelio. En el caso de esta misión, hay castigo y condenación porque se habría de cumplir el versículo que dice: a lo suyo vino y los suyos no le recibieron. Sacudir el polvo de los pies significa liberarse de todo compromiso, unión o parte con tal persona, familia o población.

j) De cierto os digo que en el día del juicio, será más tolerable castigo para la tierra de Sodoma y Gomorra que para aquella ciudad. El Señor Jesús, eterno Rey de Israel dicta sentencia sobre el destino de quienes se opongan a su reinado y señorío. Tales infieles serán echados como perros de la Heredad eterna por cuanto no fueron leales en lo poco, menos lo serán en el todo.

Entonces, hermanos, cuando el Señor envía obreros a su mies, dicta instrucciones precisas según la época, misión y alcance. Nuestro amado Señor y Maestro no es omiso y por medio del Espíritu Santo elige, confirma y envía.

Todo aquel que se diga enviado del Señor deberá dar testimonio, sí o sí del mismo Señor Jesucristo. Hasta que él venga, seguirá confirmando apóstoles, maestros, evangelistas, pastores y demás cargos en el ministerio.

Preciosos tesoros espirituales del Padre, si anhelamos servir al Señor activamente, esperemos a que él nos elija con fe, oración y santidad. No tratemos de ayudar porque gloria de hombres no recibe. Nada en la carne y todo por el Espíritu.

Que el amor, la gracia y la paz del Señor Jesús sea en ustedes, amén

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