Que el amor, la gracia y la paz de nuestro Señor Jesús sea en ustedes amados hermanos, en su espíritu, amén.
En el marco escritural de Mateo 9:9-13 suceden varios eventos los cuales merecen especial atención pues inciden en la vida espiritual de los creyentes en cualquier época de la Humanidad. Por principio de cuentas, se narra el llamamiento de Mateo, quien estaba recolectando impuestos, su oficio. De ahí lo toma el Señor y le dice con voz de autoridad: “sígueme” y él obedece sin chistar. Para ser llamados al servicio de Dios y de Cristo debemos tener una profesión, oficio o característica encomendados al bien. luego, según la pureza de los actos es como el Señor decide quiénes le sirven y de cuál manera le agradan. Nadie se autoinvita, se autoproclama y los tales que lo hagan son embusteros.
Luego vienen los religiosos, los teólogos, los falsos maestros, falsos pastores e hipócritas quienes señalan a los que buscan el consuelo y salvación de Jesucristo. Dice en Romanos que “no hay justo ni aun uno” y entonces ¿por qué criticar a quienes se acercan a la fe? ¿Quiénes son ellos para juzgar e impedir vengan los niños en pos de Cristo?
Y tan molesta e impía la actitud que el mismo Señor Jesucristo les fustiga diciendo “los sanos no tienen necesidad del médico, sino los enfermos” haciendo alusión no a ellos como sanos, sino a los que buscan a Cristo como enfermos.
El Señor Jesús siempre recibirá gozoso a todo aquel quien le sea enviado por el Padre, pero a los hipócritas, religiosos e infiltrados los desecha de inmediato y de una forma tan elegante diciendo: “id y aprended qué significa misericordia quiero y no sacrificio”, es decir, vayan y vean por medio de la disciplina y obediencia lo que quiere decir y no con parafernalias y reglas que él nunca ordenó. Tremenda palabra es esta, porque ellos sabrán que generaciones murieron por no atender al justo juicio de Dios y el Señor los manda a que se harten de leer la letra y jamás encontrar la verdad por no creer en él.
Y cierra diciéndoles: “no he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento” y no les dice a ellos justos: muy por el contrario, los excluye incluso de la categoría de pecadores para el arrepentimiento por la osadía de contradecir y juzgar su forma de buscar la reconciliación del Hombre.
O sea, que no importa el pecado cometido, el modo de vida llevado, la manera de conducirse por este mundo si hay arrepentimiento genuino UNA SOLA VEZ se confiesa y con la fe implícita se garantiza el acercamiento con el Creador, siendo a partir de este momento Padre espiritual del que confiesa el nombre del Señor Jesucristo y le reconoce como el Hijo de Dios y Señor, Salvador y Maestro. Así las cosas y nadie tiene potestad en los cielos o la Tierra de contradecir esta verdad: solo Jesucristo puede recibir a los enfermos y pecadores, nadie más. Y nadie tiene potestad de reservarse el derecho de admisión de almas en busca de redención.
Que el amor, la gracia y el poder de nuestro Señor Jesucristo, sea en todos ustedes amados, en su espíritu, amén.
Mateo 9:9-13
9 Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió. 10 Y aconteció que estando él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos. 11 Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores? 12 Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. 13 Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.
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