¿…Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?
- Cuerpo Editorial
- 7 dic 2024
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 8 dic 2024
Que el amor, la gracia, la paz y el gozo de nuestro Señor Jesucristo sean plenos y rebosantes en ustedes, amados hermanos, amén.
En esta ocasión -y después de haber dejado silenciados a los tentadores con el poder de su palabra en el tema anterior- aprovechó el Señor Jesús para dejar en claro su misión (de ser honrado ante el Padre) ante sus enemigos declarados quienes sin vergüenza y con toda la mala intención de dejarlo mal parado (como referencia del Salmo 23: “aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores”) con la permisión del Padre.
Ya estando juntos y casi agotados de no poder hallar forma de provocar en nuestro Salvador un desliz, ahora él les propone una estratagema la cual no vieron venir y cayeron como cerdos al despeñadero.
Tan simple como inquirir el origen del Enviado.
Leamos pues el texto hallado en Mateo 22:41-46 el pasaje en cuestión:
41 Y estando juntos los fariseos, Jesús les preguntó, 42 diciendo: ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David. 43 Él les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo:
44 Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi derecha,
Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?
45 Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo? 46 Y nadie le podía responder palabra; ni osó alguno desde aquel día preguntarle más.
Ellos, ni tardos ni perezosos, dijeron según su costumbre: “Hijo de David”, es decir, hijo de hombre. Si bien es cierto que fue hecho carne, no nació del modo natural (inseminación vía natural mediante alguna relación sexual con su pareja, José) sino que el poder de Dios mediante la ejecución por parte de Espíritu Santo quien proporcionó ese cromosoma Y para darle sentido, masa y estructura a nuestro eterno Santo Ser.
Por esto dijeron “hijo de David”: Buscan y juzgan a Jesús por la apariencia. Un ser humano más, un mortal más, un profeta más. Ellos leyendo, no quisieron ver que Jesús es ante quien el mismísimo rey David rindió tributo dándole la honra como su Señor.
Como el Espíritu no estaba en ellos, el diablo llenaba la medida de pecado y su propia maldad y latrocinio invadía su corazón de odio y desprecio, hicieron ver a Cristo como un heredero humano y biológico más a quien Jehová honraba como cualquier otro rey nacido de hombre.
Esto resultó ser un terrible agravio y ofensa: negar la paternidad de Dios sobre Jesucristo llamándole hijo de David y no Hijo de Dios. Aunque es hijo de David, ellos interpretaron a la genealogía como único y no como parte de la dispensa hacia David y que el clero claramente no quiso entender. No pudieron contra su palabra, poder y disciplina.
Jesús les explica con sentido lógico humano al hacerles esta aseveración. Les declara su verdadera esencia (sin decirles uno-a-uno). Les dice lo que hará con ellos tras hablarles y habiendo respondido conforme la maldad en el corazón de cada uno de ellos.
Cita el maravilloso salmo que habla de él mismo y Jesús les fustiga esta osadía de hacerlo hijo de mortal y no hijo del Creador.
Dos veces les cuestiona cómo es hijo de David si él le nombra Señor.
Les expresa en su cara el futuro: “siéntate a mi derecha” ¿Quién podrá sentarse a la Diestra de Dios sino solo el Cristo, a quienes ellos dijeron que era vástago de David? Profetizado desde hace varios siglos y estos perversos no atisbaron a meditar siquiera un poco. Estudiado por generaciones y su visión oscura y malvada los cegaba.
“Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”
En esta lapidaria frase, Jesucristo no solo se desmarca de sus almas, sino que, además la misma sentencia de muerte que el propio Dios ya dictaminó en Su Soberana voluntad contra quienes estorbasen el testimonio de Su Enviado.
Ese desprecio, rebeldía, odio, maldad y oposición franca tienen un costo: la perdición. El mismo Jehová postrará a todos los enemigos de Cristo a sus pies, en justa retaliación por haber ido en contra de Su Voluntad y de Su Ungido. Si no tuvo piedad por quienes se opusieron a hombres mortales enviados por él ¿Cómo podrá ser amable y suave con quienes atentaron y mataron injustamente y sin provocación a Su Heredero?
Por eso el título de este mensaje: Jesús les refrendó el destino de ellos delante de ellos y solo atinaron a enmudecer. Tras esto, ya no les quedaron más ganas de tentarlo más, porque con la misma ley se dieron cuenta que Jesús no era un hombre más. En sus conciencias, a pesar de ese odio total, supieron que habían cometido un error garrafal. Sin embargo, no cambiaron de parecer. Así su locura por cometer maldad presurosamente con sus pies.
Entendieron que Jesús no era su interpretación sobre ser solo un hijo más de David con las características de David (rechazan la imagen de un Cristo sufriente -Isaías 53- y añoraban al Cristo victorioso de Daniel), pero no le quisieron reconocer como Hijo de Dios y menos delante del pueblo.
La lección es dura, les dijo enemigos de Su Padre en su rostro y nada más pudieron decir. Mucho por procesar, pero a su tiempo toda esa generación de religiosos y opositores perecieron víctimas de su mal andar pues se echaron su sangre sobre ellos y sus hijos y están excluidos de la salvación. También incluye a todos los opositores a la sana doctrina, a la verdadera fe, al noble conocimiento de nuestro Señor Jesús, los falsos obreros y los pregoneros de falsos cristos y de sí mismos entran en esta categoría pues no dan honra al Hijo quien murió y resucitó al tercer. De hecho, esta profecía sigue vigente hasta que el Señor regrese y ahora sí, cualquiera que no haya creído y dando honra al Hijo de Dios como tal, será incluido este ominoso destino.
También, para cerrar, demostró que la Ley habló del Cristo y ellos lo asintieron tras contestar la pregunta. De haber dicho “no sabemos” no serían reos de juicio, más como se apresuraron a expeler la podredumbre de su corazón, fueron sellados por los dichos de su boca.
Que el amor, la gracia y paz del Señor Jesús sea en todos ustedes, amados hermanos, amén.
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