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Han surgido muchos anticristos

Amados hermanos en el Señor Jesucristo: la paz, el amor, la gracia y la esperanza permanezcan fuertes y pujantes en su espíritu, amén. Sabemos hermanos que cada día nuestra redención está más cerca. Saludos fraternales con el amor que el Espíritu Santo nos da para compartir con ustedes.

Preciosos hermanos, lectores y creyentes de nuestro Señor, Salvador y Maestro Jesucristo, Hijo de Dios: la culminación de los tiempos se acerca y el final de este reflejo ya es más pronto; pero no escribo esto como guión de película de suspenso, sino como el prólogo de una obra eterna de redención. En la tercera parte del capítulo 2 de la primera carta escrita por el apóstol Juan por revelación del Espíritu se tiene que describe a los falsos promotores del evangelio.

Muchos hermanos se espantan y no leen esto, porque la religiosidad impuesta por la sucia y aborrecible doctrina romana ha metido en la mente de la Humanidad un terror psicológico infundado para que la fe no se cimiente y vivan del miedo a lo desconocido y se aferren a lo visible, lo contable y lo perceptible.

Sin embargo, los hijos espirituales de Dios hemos sido vacunados contra esta enfermedad derivada de un tratamiento mental de muerte porque nuestro antídoto es simple: fundamentar toda nuestra fe en lo escrito en el nuevo pacto; no aceptar imitación doctrinal alguna y, sobre todo, vivir en amor.

La clave para ser inmunes al terror del anticristo y, por el contrario, tener el valor de confrontarlo y echarlo fuera de las congregaciones es esta: conocer a Jesucristo el justo, guardando sus mandamientos, pues haciendo esto, demostramos que el amor de Dios está en nosotros perfeccionándose.

Amados, la figura del anticristo es alguien opuesto a Cristo: alguien quien niega a la Deidad, a la sangre de Jesucristo, a Jesucristo como Señor, Salvador y Maestro; además ese que impone mandamientos y echa fuera a los de Cristo de su corazón y luego de los demás incautos. Olvídense de seres místicos, con figuras demoníacas o personalidades surrealistas: no, son seres humanos como cualquiera, pero disfrazados.

El Espíritu los describe como no salvos al ser impostores e infiltrados, pues citando: “salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubieran sido de nosotros habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros”. Es decir, entraron por conveniencia, astucia, consigna o maldad, no para ser salvos. Luego, como actores y actrices todo el tiempo necesario fingieron amor, piedad, fe, esperanza y cuando fue necesario salieron con su verdadero propósito: robar matar y destruir, como su padre, el diablo, hace. Por eso digo que no son salvos, porque nunca el propósito de los anticristos fue promulgar el evangelio de CRISTO, sino su propio evangelio como si fuera el de Cristo, mintiendo y estafando.

La unción del Santo es el Espíritu Santo dentro de nosotros que nos alerta, revela y muestra que siempre debemos permanecer velando y evitar estas plagas espirituales entren e infesten la casa. La mentira piadosa, pequeña, inconsciente o sutil no deja de ser mentira. Quien mienta en lo relativo a Jesucristo hay que ubicarle, centrarle; si no entiende, reprenderle y si sigue, expulsarle, pues no se puede apapachar a la enfermedad espiritual, no puede tolerarse al engaño doctrinal y no hay conciliación entre la muerte y vida espirituales.

Cito textual:

22 ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo.

23 Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre.

Luego el versículo 24 es el antídoto que mencioné al principio:

24 Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre.

Los versos 25 y 26 son la verdad suprema que nunca perderá vigencia mientras esta Tierra exista, pues está dicha para este tiempo en la carne de toda alma viviente:

25 Y esta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna.

26 Os he escrito esto sobre los que os engañan.

Entonces, Dios siempre salvará y nunca condenará a quienes creemos en Jesucristo como Su Hijo. Y los mentirosos dicen que “la salvación se pierde”.

Otra mentira de los anticristos es que dicen que Jesús no vendrá, ya vino o viene en ciertas condiciones ajenas a lo escrito en Apocalipsis, evangelios y cartas epistolares.

La sana doctrina -en su cabal ejercicio- es la alimentación única y santa delante de Dios que previene nos enfermemos de ansiedad, miedo, inseguridad, desconfianza y paranoia. Quien tenga miedo que Jesucristo venga, ¡cuidado! Porque el amor de Dios no está en esa persona todavía. Todos quienes realmente creamos que Jesucristo vendrá pronto y rogamos a diario por esto, sabemos tendremos redención y premio, además de la vida eterna.

Amados: no se dejen engañar por filosofías, libros, películas o dogmas: el SEÑOR JESUCRISTO es tan bueno que cada sufrimiento aquí él lo restaurará, cada lágrima él secará, cada gota de sudor él la secará y todo agotamiento él eliminará. La tristeza la convertirá en gozo y la desesperanza en paz y seguridad; al frío le dará calor y al muerto revivirá para nunca más muera. No debemos temer a que venga, sino que ya arribe para quitarnos de esa esencia de pecado llamada carne y mientras no venga, resistir estoicos en nuestra posición.

Anunciar la vida eterna y salvación solamente, no enseñar y pensar más de lo que está escrito y sujetarnos al Espíritu Santo. Solo así detectaremos y echaremos fuera a los anticristos que siempre habrá, no piensen en el engañador futuro del fin, sino en los locales alrededor suyo. Pongo a su disposición el contenido escritural hallado en 1ª Juan 2:18-29 para su lectura y comparación para la correcta edificación en Cristo Jesús, Señor y Salvador nuestro.

La paz, el amor y la fortaleza del Señor Jesucristo estén en ustedes en su espíritu, amados hermanos, amén. El Espíritu y la Iglesia claman “ven Señor Jesús”, amén.

18 Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo. 19 Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros. 20 Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas. 21 No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad. 22 ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. 23 Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre. 24 Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre. 25 Y esta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna. 26 Os he escrito esto sobre los que os engañan. 27 Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él. 28 Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados. 29 Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él.

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