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Genealogía de Jesucristo. Parte 2.

Que la sabiduría, la gracia y la paz del Señor Jesucristo esté en ustedes, amados hermanos. Los saludamos con gozo en ese inicio de la lectura del nuevo pacto para honra y gloria a nuestro Señor Jesucristo, el único predicado en este humilde ministerio dado por él a nosotros.

Tras leer el tema introductorio al evangelio según la revelación por el Espíritu Santo al hermano Mateo, apóstol consagrado por Jesucristo, meditemos en la porción encontrada en Mateo 1:1-17, en la cual se habla de la historia de Israel hasta el nacimiento de nuestro Señor, Salvador y Maestro.

El Espíritu hace división en tres tiempos de esta expansión de instantes desde que Abraham fue circuncidado y luego engendró a Isaac hasta el nacimiento de Cristo y su adopción en la carne por José.

El Espíritu describe cómo fueron pasando las dispensaciones de estos tiempos. En la primera partición (versículos 2-6) se lee de Abraham a David. Si podemos leer, amados hermanos con la mente de Cristo, no se menciona a Moisés, ni al sacerdocio, no se habla de la estancia en Egipto y tampoco a Josué, a los jueces o Samuel. Estos siervos no forman parte de la estirpe que Dios proveyó para que el Hijo del Hombre tuviese una genealogía porque ellos tuvieron otro propósito. La estirpe en la carne de Jesús es para demostrar a los incrédulos, necios y demonios que Él cumple su palabra y del hombre tiene misericordia. Así pues, Abraham recibió la promesa de su pueblo por su fe y obediencia, de Isaac continuar la creación de esta muchedumbre de almas que Dios elegirá y en Jacob ya el establecimiento de su pueblo. Luego Judá, Fares, Esrom, Aram, Aminadab, Naasón y Salmón. Con Salmón se ve que tras engendrar con Rahab ( natural de Jericó), dio a luz a Booz.

He aquí el primer asunto espiritual. No olvidemos el pasado de Rahab, una ramera, (al igual que Abraham creyó en la palabra de los mensajeros de Josué) quien se ganó su redención al no oponerse y creer en la palabra de Dios. Fue su fe lo que la salvó a ella y a los suyos siendo recibida como parte del pueblo. Era gentil. Por tanto, no sólo Judá (hijo de Jacob) sino también sangre gentil (Rahab) distinguen la labor salvadora del Hijo del Hombre futuro. Pero muchos yerran en lo físico -al dar preeminencia al hecho de que fue unida al pueblo- y no se centran en lo principal: que creyó con fe, pues a pesar de no tener conocimiento previo de Jehová, su ley o principios, creyó en Él vía los mensajeros y con eso ella logró su salvación en aquel tiempo.

Booz luego de Rut (una joven moabita viuda de un judío) engendró a Isaí. El testimonio mal encauzado de Rut es que pregonan que ella era judía cuando no lo era. Fue aceptada nuevamente, fue fiel a lo que en aquellos días se estipuló y creyó al Señor quedándose con su suegra. Ella vivió en la impetuosa época de los jueces. Fue noble, obediente en todo y de nueva cuenta, sangre gentil corre por la genealogía física de José, padre adoptivo de Jesucristo. Ganó su derecho por sobre cualquier otra mujer judía de la época de dar simiente á esta genealogía al creer y tener siempre fe en Dios.

Isaí nació y luego David. Con David se cierra el primer ciclo, en la institución del reinado. Se excluye obviamente al impío rey Saúl. De manera que, en esta primera serie de hombres consagrados a Dios, fieles y salvos todos, Jesús es la promesa hecha carne, es la obediencia, fe y sobre todo la recompensa de ser coronados reyes. Por esto Jesús, siendo conocido primero como el Hijo de David fue ensalzado al ser vitoreado por millones como el Rey de reyes y Rey de Israel.

Jesús, antes de ser muerto, fue vitoreado por el pueblo y esta es la segunda revelación de esta genealogía. ¿Por qué? Porque el hombre es mentiroso y aunque le alabaron, luego le negaron y aprobaron su muerte. Con esto, se desmarca de la vida de David que murió de viejo, de Salomón quién también murió de viejo, aunque desviándose de los caminos del Señor y de los otros reyes. Así, el reinado de Jesucristo es diferente al antiguo de Israel y en él se perfecciona y cumple esto. Por eso, cuando se dice en Apocalipsis que Jesucristo es el Rey de Israel es porque es el único Rey que murió por su pueblo y resucitó para unirlo a su Padre. De manera que él restauró el reino en lo espiritual y por tanto, en lo físico.

Hasta aquí el primer contenido. En los otros dos temas se verá la revelación de las otras genealogías cómo se deben interpretar a la luz del Espíritu y no con el lente judaico religioso.

Que el amor, gracia y sabiduría del Señor Jesucristo sea en todos ustedes, amados hermanos, amén.

Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.

2 Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos. 3 Judá engendró de Tamar a Fares y a Zara, Fares a Esrom, y Esrom a Aram. 4 Aram engendró a Aminadab, Aminadab a Naasón, y Naasón a Salmón. 5 Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y Obed a Isaí. 6 Isaí engendró al rey David, y el rey David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías. 7 Salomón engendró a Roboam, Roboam a Abías, y Abías a Asa. 8 Asa engendró a Josafat, Josafat a Joram, y Joram a Uzías. 9 Uzías engendró a Jotam, Jotam a Acaz, y Acaz a Ezequías. 10 Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amón, y Amón a Josías. 11 Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, en el tiempo de la deportación a Babilonia. 12 Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, y Salatiel a Zorobabel. 13 Zorobabel engendró a Abiud, Abiud a Eliaquim, y Eliaquim a Azor. 14 Azor engendró a Sadoc, Sadoc a Aquim, y Aquim a Eliud. 15 Eliud engendró a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob; 16 y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo. 17 De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce.

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