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¿En cuál parte cayó la palabra en tu corazón?

Que la gracia, la sabiduría, la paz y el amor de nuestro Señor Jesucristo sean plenos y rebosantes en ustedes, amados hermanos.

Entramos en materia, pues la cita de Mateo 13:18-23 no da pie a más preámbulos, así que leamos:

18 Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador: 19 Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino. 20 Y el que fue sembrado en pedregales, este es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; 21 pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza. 22 El que fue sembrado entre espinos, este es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa. 23 Mas el que fue sembrado en buena tierra, este es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno.

El Señor Jesús, ya dando la predicación y contexto, ahora se dedica a explicar el detalle, el conocimiento oculto a los sabios y lo que espera que aprendamos y vivamos en nuestra vida. Primeramente, a los discípulos, más ahora por gracia del Espíritu Santo a nosotros, los postreros.

Este ejercicio tenemos que aplicarlo con toda conciencia sobre nosotros mismos y luego entonces, sobre los demás con juicioso silencio y discreción, pues no somos jueces, sino ovejas inteligentes.

Por tanto, ¿en cuál parte de su corazón cayó la palabra de Jesucristo? Sí, usted quien lee.

Cierre los ojos y medite, piense y considere en el Señor, porque en este punto usted tiene que saber cómo está fundamentada su fe y a dónde realmente quiere llegar.

Como en la vida, todo es decisión y aquí llegó este momento de decidir. Crecer es la decisión de seguir adelante, lo que implica un cambio de posición. La tibieza, es decir la inercia a no moverse, es aborrecible a Dios y a los hombres (mediocridad y conformismo). Finalmente, regresar atrás, el cambio opuesto a lo esperado por el Padre, pero que respeta a quien lo decida así.

El Señor Jesús es muy claro: ¿oyó alguien, pero no entiende el evangelio? Es decir, no atisba a razonar de lo que se habla, no le interesa escuchar estas palabras, no le ve futuro o propósito guardar o recordar estas palabras, le molesta o le ofende captar el mensaje, en cualquier caso, el diablo toma lo que recibió y lo echa fuera para erradicar toda chanza de germinación. Por eso dijo Jesús en otra ocasión que al que tiene se le dará más, y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado, porque no supo hacer negocio de vida. ¿Quién de ustedes contratará al más torpe vendedor y le pondrá como gerente de ventas si no tiene valía, credencial, experiencia, pasión y vocación? Ciertamente quien lo haga llevará a la quiebra tal negocio y en el mundo hay muchos ejemplos de eso, lo que prueban el punto del Señor Jesús.

¿Está alguien en el caso de los pedregales? Los que quieren todo fácil siempre, pretenden tener a Dios de mayordomo y a Cristo de asistente personal y en la menor trastocada a su mundo de rosa tiran la toalla y se largan dignos y ofendidos.

¿A lo mejor en los espinos? Quienes tienen ojos en el evangelio de la prosperidad y ven la bendición en pesos y centavos. Pecado es pobreza y virtud es riqueza. Estar bien con Dios es amar los primeros lugares y ser vitoreados por todos, y estar en discreción es ser un derrotado harapiento que no merece la misericordia divina. Cumplir con la vida perfecta en el mundo es la victoria de Dios sobre este, según estas personas, porque se tiene lo que el mundo pone como estándar y ellos lo ostentan, por eso “Dios está con ellos” y con los wannabe, no

¿Quizás en la tierra? Todos los jornaleros, embajadores, reyes, sacerdotes, ovejas, colaboradores, siervos, los de ministerios, creyentes quienes codo a codo luchan y se esfuerzan por agradar el evangelio, quienes se renuncian a ser ellos para que Cristo sea y viva en ellos. Estos son los que trabajan la tierra, los que negocian almas, quienes sufren el vituperio y no se lamentan, sino que gozan el fragor de la batalla porque para eso estamos.

Entonces, amado lector ¿dónde se encuentra usted? Quien escribe, definitivamente en la tierra, porque desde hace años fue arrebatado de la muerte junto con toda su familia para servir al Padre en el nombre del Señor Jesucristo por la revelación mediante el Espíritu Santo y, a pesar de su humanidad, defectos, errores y fallas, el Espíritu le da gracia de seguir adelante, el Señor Jesucristo le lleva por el camino de vida y el Padre lo eligió desde antes de la fundación del mundo ¡Qué gozo!

Que el amor, el gozo, la gracia y la paz del Señor Jesús esté en su espíritu, amados hermanos, amén.

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