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El trigo y la cizaña

Que la gracia, la sabiduría, la paz y el amor de nuestro Señor Jesucristo sean plenos y rebosantes en ustedes, amados hermanos, amén.

Estamos contentos y gozosos en el nombre de Cristo Jesús, Señor nuestro porque el Señor ha sido misericordioso con nosotros, esta manada pequeña. A pesar de ciertas vicisitudes pasadas hemos de seguir adelante, al blanco que es el Señor Jesucristo en nosotros y caminando en él hacia la Eternidad con el Padre. Vivimos junto con otras almas en esta temporalidad y estas almas no han sido llamadas todavía. Pero antes de continuar, leamos el pasaje de hoy: Mateo 13:24-30, el cual describe espiritualmente el contexto de esta introducción. Dice así:

24 Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; 25 pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. 26 Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. 27 Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? 28 Él les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? 29 Él les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. 30 Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.

Tras leer este pasaje inspirado por Dios, podremos comprender que nosotros somos el trigo sembrado en el mundo, porque estamos hechos para dar comida y somos objetos del bien. Tenemos que comprender que no tenemos otra función más que hacer el bien, el mal es un inconveniente temporal, porque es para que no caigamos en soberbia como cayó el otrora Lucero.

Por tanto, cada uno de nosotros en cada época hasta que el Señor venga tendrá su cizaña que sirva de estorbo a la misión. Eso no porque Dios lo quiera, sino que como este mundo está concesionado al diablo tras ser echado para siempre de la corte celestial por la muerte del Señor Jesús, está empeñado en intentar destruir la obra de nuestro Señor Jesucristo a como de lugar. Esta cizaña está confeccionada para hacer caer trigos, debilitarlos al robarles los nutrientes y en general cualquier agricultor puede constatar por qué no deja que malezas crezcan entre sus cultivos.

Las malezas, al ser especies indeseables, son cortadas, quemadas, desenraizadas o muertas químicamente han tenido que evolucionar al ser más resistentes en su reloj metabólico y biológico en virtud de lo cual son muchísimo más eficientes en la absorción de nutrientes y espacio en la tierra. Los cultivos, al ser especies cuidadas y mimadas son más frágiles y menos competitivas y por tanto, el campesino no puede darse el lujo que una maleza (planta que no le genera beneficio alguno tenerla viva y sí un perjuicio económico porque fatiga la tierra más rápido y es invasiva) coexista.

Hay especies que pueden eliminarse, pero en el caso del trigo es una planta muy sensible y frágil y puede ser cortado por accidente. Por tanto, es menester procurar ser trigos fuertes para resistir el inconveniente de la cizaña, mediante el apego al nuevo pacto y guardarse de contaminantes espirituales con la guía del Espíritu Santo.

Ya en la siega será otro momento donde los ángeles ya sabrán la cualidad de las almas y primero saldrá la cizaña a ser quemada, porque su esencia pecaminosa será lo que hará sean inconfundibles al no tener el sello salvador de la sangre de Cristo en ellos y en ese tenor, serán recogidos y no vean el día de la salvación sino de su perdición. En cambio, nosotros veremos el día de nuestra redención. ¡Aleluya!

Que el amor, el gozo, la gracia y la paz del Señor Jesús esté en su espíritu, amados hermanos, amén.




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