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El Señor movido a misericordia

Que el amor, la gracia, la paz y el gozo de nuestro Señor Jesucristo sean plenos y rebosantes en ustedes, amados hermanos, amén.

Continuamos hablando del perdón, pero ahora aderezado con misericordia y gracia en una alegoría dicha por nuestro Señor Jesucristo en Mateo 18:23-35, el cual constituye una vianda espiritual puesto que la misericordia y el perdón deben ir de la mano para obtener gracia. Vemos también cómo es la obra del Señor y cómo la del hombre en el texto:

23 Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. 24 Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. 25 A este, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. 26 Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. 27 El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. 28 Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. 29 Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. 30 Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. 31 Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. 32 Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. 33 ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? 34 Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. 35 Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.

El poder del perdón es importante porque implica misericordia, buena voluntad y gracia. El Señor en esta parábola señala que el hombre es deudor. Es un hecho porque desde que cayó de la gracia solo ha acumulado lastre y deudas de amor y perdón por entregarse al pecado y a su propia concupiscencia.

Entonces cuando el Señor llama a cuentas a cierto deudor, le demuestra lo que a Dios por justicia le toca y el otro, sin tener que pagar, suplica por el perdón y promete pagará pronto. Pero sabemos que es una falsa promesa porque si en ningún tiempo previo tuvo la posibilidad o voluntad para pagar debiendo hacerlo y no lo hizo, menos ahora que siente más la obligación.

Lastimosamente el ser humano odia los compromisos y mucho hace por evitarlos, no cumplirlos o ambos.

Regresando al relato, el Señor movido a misericordia -reconociendo la incapacidad de pago del sujeto- le condona la deuda, esperando que con esta situación aprenda la lección y en lo subsecuente no vuelva a incurrir en endeudamientos.

Sin embargo, el Hombre no es fuente natural de amor y menos de misericordia y este hombre va con otro consiervo y este le debe una cantidad mucho menor de dinero y también hace cuentas con él. El sujeto replica que no tiene cómo pagar y al igual que el otro, promete que pagará todo a cierto tiempo. Pero como el primer sujeto nunca tuvo la intención de pagar, cree que este segundo hará lo propio -devolverle la mentira en forma de promesa- y lo mete a la cárcel, obligándolo a pagar hasta el último centavo.

Esto significa que el ser humano cuando recibe gracia y misericordia no corresponde igual con su prójimo y tontamente se cree superior y no otorga tampoco misericordia, gracia y perdón. El Señor a diario nos perdona faltas, iniquidades debilidades, maldades y tentaciones en las cuales caímos y espera que nosotros también perdonemos los agravios hechos a nosotros. Mas sucede que muchos olvidan que el Señor es magnánimo y oprimen a los hermanos, les exigen resultados, pagos, cumplimientos cuando ellos ya han faltado a sus propias responsabilidades.

Para quien no se tiente el corazón de poner piedras de tropiezo a los hermanos, tampoco el Señor se fijará en ellos de nuevo ahora Él los echará en la cárcel a que paguen hasta el último cuadrante de lágrima, sudor, esfuerzo y dolor, por cuanto no cuidaron en amor a su hermano. También pierden poder, gracia y victoria, hasta que la deuda haya sido saldada.

Amados. Esta fuerte palabra no es para el mundo, sino para la iglesia. Si queremos tener poder espiritual y ser hallados con gracia, debemos ser genuinos en el perdón y olvido y practicar la misericordia. No podemos generar rencores, hacer cumplir la venganza o desquitarnos con quienes nos quedan mal entre los hermanos, porque quien haga eso, el Padre disciplinaria grandemente a esos hermanos grandulones bullies, además que perderá gracia ante el Padre y el Señor Jesús echado fuera de ese corazón que se ennegrece.

Que el amor, la gracia y paz del Señor Jesús sea en todos ustedes, amados hermanos, amén.


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