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El Rey de Reyes juzgará a todas las naciones

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    Cuerpo Editorial
  • hace 9 minutos
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Que el amor, la gracia, la paz y el gozo de nuestro Señor Jesucristo sean plenos y rebosantes en ustedes, amados hermanos, amén.

El Señor Jesucristo culmina y termina este largo mensaje discursivo a sus discípulos no con una parábola, sino con la profecía de lo que ha de venir cuando él regrese. El trono de las naciones está vacío, vacante, listo para ser tomado. El Señor Jesús vendrá, pero no para predicar, sino con sus santos ángeles para tomar posesión del reino del mundo y ahora sí, someter a toda alma viviente a los juicios justos de Dios.

Leamos lo que dice el mensaje de alto impacto gran motivación espiritual en Matero 25:31-46:

31 Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, 32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. 33 Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. 34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. 35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; 36 estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. 37 Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? 38 ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? 39 ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? 40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. 41 Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. 42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; 43 fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. 44 Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? 45 Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. 46 E irán estos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna. 

El elemento crucial para determinar a quienes el Señor salvará por misericordia a los que hayan quedado entre las naciones será a quienes protegieron a sus santos, sus siervos quienes estuvieron en persecución, en riesgo y peligro, en inanición y tormento, a sus enviados en dolor y angustia y procuraron la vida, la salud, la alimentación, la seguridad, la supervivencia de estos.

Sin saber o conocer los misterios o secretos del evangelio, en su corazón fueron movidos a actuar con misericordia y con amor; esto es de alto agrado al Padre y Dios de todos los seres vivientes y, por tanto, la gracia y misericordia otorgadas les rinde réditos de salvación a quienes de manera expresa no conocieron a Jesucristo, sino que fueron inspirados a salvaguardar a sus siervos.

Dios jamás dejará desvalido a quien practica misericordia, aun si no es creyente. Tampoco a quien hace las cosas con amor genuino, independientemente si es lleno de conocimiento o es un ser digno de dar esas dádivas. Estos serán colocados a la derecha.

Y quienes sean colocados a la izquierda son los malditos, pues no procuraron la supervivencia, seguridad, protección, salvaguarda de sus enviados. No tuvieron el corazón ni la voluntad para darles comida, bebida, cura, apoyo, ropa, consuelo teniendo oportunidades expresas.

Ellos también denotarán sorpresa, aunque aderezada de terror y espanto de ser llamados malditos por el Rey de Reyes y Señor de Señores. No tienen escapatoria ni hay impugnaciones o amparos que valgan. No existen justificantes porque fueron ciegos y sordos a los sufrientes santos en sus cárceles y persecuciones; ahora el Señor de los siervos actuará con la misma dureza que ellos hicieron.

Y si se lee con atención, ninguno de ellos pensó o racionalizó: actuaron o no lo hicieron. Es así como funciona el alma. Por eso Cristo valora este esfuerzo emanado del corazón de quien le proveyó auxilio a sus hermanos y repudia la frivolidad del corazón a quien dejó a su suerte a los enviados de Cristo.

Y menciona en ambos casos los actos de amor y misericordia, o desamor y vileza:

a)      Hambre. Una persona en necesidad de comer o ingerir alimentos y bebidas es difícil de digerir. El misericordioso ve ominoso que alguien pase hambre o sed y procura con algo saciar esta terrible necesidad. No juzga ni pregunta, solo actúa. El condenado, juzgó y no actúo, porque elucubró excusas, malos pensamientos y soberbia y desprecio.

b)      Forastero: desde los primeros tiempos el Hombre es forastero en la Tierra, al ser echado del Edén por su transgresión. Entonces Dios se la arrendó para su cuidado y cambio éste recibiría manutención por su trabajo. Pero con el tiempo el ser humano se creyó dueño, no administrador de los tesoros de la Tierra y con la perversa ley del más fuerte, dominaron y ahora huestes de todo tipo luchan por dominar algo que no les pertenece. Los forasteros son todos esos predicadores fuera de sus lugares de origen, los santos y peregrinos que emigran para dar testimonio y al dar en otra región son excluidos y echados a menos. Santos y familias creyentes que son extranjeras y algunas son acogidas y otras perseguidas. Por eso el Señor pone este aspecto en el segundo lugar.

c)      Desnudez: estar expuestos sin ropaje es humillante. Estar en la calle, en la pobreza extrema y ser apoyado es un premio enorme y si alguien se presta a dar refrigerio gran obra de salvación hace. Salvar de la muerte y la desgracia a alguien, procurar la dignidad del prójimo en su desventura es cuestión que Dios no deja pasar de alto. Y quien no tiene ojo y criterio para procurar vestido al desnudo, es un acto cruel y vil.

d)      En la cárcel. Estar en la cárcel no es algo placentero, y más cuando se está injustamente. Visitar encarcelados no es algo bien visto por la sociedad. Se asume que todo preso en convicto por un crimen sin excepciones y esa aversión condena a muchos, porque el bien que debieron hacer no lo hicieron y el mal que procuraron hacer lo hicieron, por más pretextos esgrimen. Y quien derribe esos tabúes y da oración, aliento, palabra de consuelo, tiempo, oído, hombro, bocado o curación ganan la misericordia porque no esperaban al en retorno.

e)      Enfermos, lo mismo es la enfermedad. Quien se hace fuerte y con lo que tiene apoya a quien está en cama postrado para darle consuelo, salud, compañía, palabra, tiempo y convivencia hace una gran obra. Hay que ser valientes, amorosos y misericordiosos, porque estas cosas requieren una fortaleza inaudita. Los débiles, los desinteresados no apoyan a los enfermos por espíritus de cobardía, crueldad, soberbia etc., y en esta falta de compromiso les llevará a la perdición.

Es por eso amados hermanos que no podemos dormir, no podemos estar ausentes, porque la misericordia es un talento práctico y no teórico. El amor es acción con propósito de bienestar al prójimo y todo esto lo sintetiza nuestro amado Señor Jesucristo para que nunca dejemos de accionar en esto.

Que el amor, la gracia, sabiduría y fe del Señor Jesucristo sea abundante en su espíritu, amados hermanos, amén.

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