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El Padre da buenas cosas a los que le piden.

Que el amor, la gracia y la paz del Señor Jesucristo sea en todos ustedes, amados, hermanos, en su espíritu, amén. Desde México externamos nuestro amor y aprecio a todos nuestros lectores.

Mateo 7 es la continuación del mensaje de vida que nuestro Señor Jesús da al pueblo. En Mateo 7:7-11, expresa lo importante que es tener comunión con el Padre que a la letra dice:

7 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 8 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. 9 ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? 10 ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? 11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?

El Señor Jesús usa tres leyes espirituales para explicar también en términos terrenales su existencia y aplicación.

Pedid y se os dará es porque Dios no es sordo y atiende las solicitudes de quienes crean en Él como su proveedor. Así mismo, aquí tenemos que pedir para obtener lo que sea que necesitemos pues nadie sabrá lo que necesitemos de antemano.

Buscad y hallaréis, es que todo tiene solución para con Dios. Como Él es Eterno, Sabio y Misericordioso proporciona la salida a todo embrollo, solución a los problemas y sanidad a los enfermos; vida a los que están muertos y saciedad a quienes tienen hambre, entre otras muchas cosas más. En nuestro caso, los proverbios y dichos populares ilustran esto mismo según los juegos de palabras e idiosincrasia de cada cultura o etnia.

Llamad y se os abrirá es porque Dios acoge a los huérfanos, atiende a las viudas y a los extranjeros hace compatriotas. Nunca jamás Dios rechazará a cualquiera que le busque. Eso sí, aparta a Sus enemigos, aleja a los soberbios y no tiene parte ni suerte con los malos. Pero entonces, en la tierra para encontrar oportunidades no solo basta con buscar y encontrar, sino alzar la voz y anunciar nuestra presencia.

El versículo 8 es la promesa de estas leyes que, si lo hacemos en los términos espirituales, se hará en las cuestiones terrenales también. Si pedimos a nuestro Padre, recibiremos de Él; si le buscamos, le hallaremos y si le llamamos para que nos deje entrar a su reino, nos abrirá la puerta.

De hecho, nuestro Señor Jesús usa al género humano mismo en su accionar como modo de comprobar que esta ley de acción-reacción se cumple. Cualquiera, siendo malos dará buenas dádivas a sus seres queridos.

Y si cualquier humano lo sabe y lo hace ¿CUÁNTO MÁS NO LO HARÁ DIOS por Sus hijos? Y no solo dará cosas, sino buenas cosas, es decir cosas que beneficien a Sus hijos.

Nunca Dios dará algo malo o a medias. Todo es a llenura y completitud, para gozo de Sus pequeños. Entonces, si esto es verdad: ¿Por qué no se predica? ¿por qué no se enseña? ¿Por qué no se practica en la iglesia? Pues es bien sabido que muchos confían en sus propias fuerzas, en su dinero, en su conocimiento, en otros seres humanos, pero no en Dios. ¿Por qué no confiar en el Padre? ¿por qué no invocarlo de mañana, mediodía, tarde o noche? ¿Por qué no cree en que Él es Proveedor, Dios y Creador, además de Padre?

Que el amor, la gracia, la paz y la sabiduría de nuestro Señor Jesucristo sea en ustedes amados, hermanos. Amén.

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