Paz, gracia y sabiduría del Señor Jesucristo sean en ustedes amados hermanos, en su corazón y espíritu. Lo que a continuación leeremos está en Apocalipsis capítulo 10, en su totalidad. En contenido de este capítulo es más que todo un juramento y una promesa cumplida desde el inicio de los tiempos: la limpieza y orden sobre la creación, a causa de la impiedad y pecado del hombre, quien la contaminó por instigación continua del adversario a través de las diferentes edad, épocas y tiempos, sin atender a la constante llamada a la reconciliación con el Creador, hasta que en estos días no es más siendo demasiado tarde para clamar por perdón y acuerdos de paz.
1 Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.
2 Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra;
3 y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces.
4 Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir; pero oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han dicho, y no las escribas.
5 Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo,
6 y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más,
7 sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas.
8 La voz que oí del cielo habló otra vez conmigo, y dijo: Ve y toma el librito que está abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra.
9 Y fui al ángel, diciéndole que me diese el librito. Y él me dijo: Toma, y cómelo; y te amargará el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel.
10 Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre.
11 Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes.
Este pasaje es preludio de otro evento importante (el testimonio de los dos testigos) antes de que la séptima y última trompeta entone el canto bélico reservado a esa generación maldita por voluntad propia.
El ángel que desciende es enviado por Dios para dar testimonio que Su rostro no es digno de ser visto por los infieles y Su faz no tolera al pecado hecho carne y manifestado en contra Suya. Desprecio total hacia los herederos del castigo de Caín, pospuesto hasta estos días. Envuelto en una nube significa que tiene potestad sobre lo creado, porque la nube es parte de la creación de Dios; con el arcoíris sobre su cabeza es la comprobación de que el juicio en los días de Noé es evidencia previa que Dios no mintió - se fijan, ninguna plaga implica lluvia o tormenta, sino todo es su antítesis, el fuego- y su rostro era como el sol que su cara no puede ser definida o descrita puesto que al ser mensajero no quiere que la gente vea su fulgor y poder como algo visible. Al día de hoy, el sol no puede ser visto de manera frontal sin la ayuda de artilugios o tecnología, las cuales estarán severamente comprometidas debido a la muerte de la tercera parte de la Humanidad y los sobrevivientes bastante limitados en recursos alimentarios, de abastecimiento y producción (aguas, reino vegetal, población, atmósfera, luz y calor limitados al 66.666% del total anterior).
Sus pies como columnas de fuego representa la efigie de alguien quien no puede ser tocado ni alcanzado, recordemos que el fuego no es de nuestro total dominio y sí es elemento natural peligroso si no se maneja con cuidado.
Tenía en su mano un librito abierto se refiere a las palabras escritas para la Humanidad contra la Humanidad. La Humanidad desde un principio de los tiempos ha tenido el poder de proferir juicios -como especie viva en su conjunto- y estas palabras son ociosas, llenas de mentira, iniquidad contra el Gran Yo Soy y Su Ungido, el Cordero Inmolado. Este librito contiene todos los improperios, amenazas, consignas, dichas contra Dios y la sostiene en su mano como librito el ángel porque la especie maldecida será castigada por tal osadía, afrentar a Su Hacedor y Su Hijo. Los pies en la derecha e izquierda también tienen su revelación: la derecha es la diestra, o sea, lo principal, lo importante y lo primero sobre las aguas, el origen de lo que Dios creó y la izquierda es lo segundo, lo complementario, lo alterno, es decir, la Tierra que emergió por sobre las aguas tras la palabra de poder de Dios. Sobre ambos fundamentos y cimientos -la Creación- clama el ángel con potente voz como rugido de león, es decir de modo estremecedor, imponente, fuerte y con autoridad como este felino cuando emite su voz. Cuando un león ruge se debe a que anuncia su presencia ante su derredor: las leonas y sus cachorros deben acudir a su presencia; las hienas y otros predadores -mientras tanto- alejarse de sus proximidades so pena sean muertas por él y las probables presas en consecuencia huir por su vida si la oyen muy cerca.
Luego describe que siete truenos emitieron sus voces con sonido audible y en idioma entendible, donde Juan se disponía a transcribir pero le fue impedido por otra voz del cielo que evitó lo hiciese. ¿Por qué? Porque son siete juicios reservados para aquella generación. Dios habló por esos truenos fustigando a esta generación aún peor que la que mató a Cristo y no es necesario que nosotros, generación anterior a esa, sepamos para nuestra salud y evitar sabotaje del enemigo. Pero se escribió para que entendamos que conforme pasan los días nuestra especie se aleja de Dios corriendo a su fatal destino.
Entonces, el ángel habla señalando que el séptimo ángel es el misterio de Dios dado para castigar la iniquidad del mundo; misterio por cuanto sigue siendo un secreto hasta que acontezca en su día y hora. Anuncia que el tiempo no será más porque sería irrelevante para la sociedad futura: ante una Tierra derruida lo que menos importa ya es tomar preciso conteo del tiempo, pues la vida actual se acaba de modo inexorable y registrar memorias o anales no tiene propósito.
Después de que el ángel jure sobre la aguas y tierra que su tiempo termina, el apóstol es indicado por esa voz celestial para que tome el librito. Obedece, pues Juan y solicita el libro. El ángel le dice que lo tome y se lo coma, lo cual nuestro hermano hace caso y así ejecuta esta acción. La profecía es esta: todas estas palabras ociosas son dadas a la Humanidad para que se coma sus palabras (cuyo representante es Juan como humano) para que escriba y haga constar el fatal destino de esta especie superior que cayó a lo más oprobioso. Blasfemar contra Dios ha sido dulce para los impíos al proferir sus palabras, ¿cuántas personas hemos visto que pareciera disfrutan insultar y denostar el nombre de nuestro Padre? ¿Cuántos pasajes bíblicos no hemos encontrado que dan fe de la ligereza de tales palabras dichas por contumaces contra Cristo? ¿No es posible oír a nefastos blasfemar contra el Espíritu Santo cuando profieren maldiciones contra los enviados de Jesucristo diciendo que provienen del diablo? Pues todo esto, a la verdad, el Espíritu revela que es dulce, pero su futuro ha sido, es y será amargo. Tan amargo que hasta su alma lo sentirá y sabrán que ese es el menor de sus males cuando el Todopoderoso Dios los haga comerse sus propias palabras y luego los sentencie a la muerte eterna.
Por eso termina el relato de que es necesario que Juan todavía profetice sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes, pues estas palabras seguirán profiriéndose hasta que el última alma sea raída de la faz de la Tierra. Cada quien de ellos pagará por tales blasfemias y conjuras de odio, por cuanto pecaron, decidieron destituirse de la gloria de Dios y prefirieron la oscuridad de sus malas obras, matando a los santos de Dios y en próximos pasajes multiplicando con creces la maldad.
Hermanos, no se asusten, porque ustedes y nosotros hemos sido librados de tales destinos funestos y ahora nuestro deber es informar a los contemporáneos sobre lo que nóstica hoy hacer (dar testimonio de nuestro Señor Jesucristo) y dejar constancia escrita y verbal a los que vienen a sustituirnos en el testimonio que sean fieles a nuestro Salvador.
Que el amor, la gracia y paz del Señor Jesús esté en ustedes amados nuestros, en su corazón espíritu, amén. ¡Cristo viene!
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