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El mandamiento del bautismo cumplido por Jesús.

Amados de Dios nuestro Padre y salvos por la gracia de nuestro Señor Jesucristo: paz, gracia y sabiduría en su espíritu, amén.

En este tópico, abarcamos el pasaje hallado en Mateo 3:12-17. Se supone que los judíos debían haber entendido y visto los tiempos de Dios predicho por los profetas, sin embargo, ya desde el principio de los días del Hijo del Hombre su vida incluso fue buscada para ser segada de esta Tierra.

Luego por esto llegó Juan el Bautista, a allanar el camino al Señor, pues él tuvo esta misión y la cumplió con creces, dado que con toda humildad y poder preparó y por el Espíritu revelándole instauró el mandamiento del bautismo. Luego nuestro Señor Jesucristo lo perfeccionó, pero fue el primer cumplidor de este mandamiento.

¿Por qué? Porque la sumersión en agua simboliza la muerte del pecado en el hombre y la restauración del alma del hombre en su relación con su Creador. De modo que para que el Hijo del Hombre cumpliese que su aventador está en su mano y limpiará su era, debía como ser humano ser muerto en su carne (no que él tuviese pecado en sí, sino que debía mostrar con toda humildad el camino o ruta de agradar a Dios).

Por eso Jesús fue a buscar a Juan: Porque alguien de parte de Dios debía bautizar a Jesús y fue elegido este vaso para tal efecto. Juan ya representa la renunciación a la religión, placeres y mundanidades y viene Jesús y es bautizado por él porque también renunció desde pequeño a esa vana manera de vivir.

Y dice la escritura que Juan se oponía a bautizarlo (pero no como desobediencia manifiesta, sino como sorpresa) diciéndole que debía ser al revés -Juan siendo bautizado por Jesucristo-. Dice Jesús: “deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia”. ¿Por qué dice esto Jesús? Porque no es que Juan fuese superior a Jesús, sino que Jesús nos muestra el camino de todos los hijos espirituales de Dios: después de creer y confesar el nombre, bautizarse. Porque el bautismo es necesario para limpiar el templo del Espíritu Santo y luego éste desciende sobre el hermano recién bautizado y entra en el corazón del nuevo creyente.

Así funciona este procedimiento, debiendo ahora precisar que el bautismo debe declararse en el nombre del Señor Jesucristo para que tenga la total validez desde los cielos y el Espíritu no sea menguado. Por esto, cuando Jesús salió del Jordán habló Dios por última vez diciendo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”. Por eso solamente Jesucristo es el único enviado por Dios para hablar en su nombre y hablar verdad. A nadie jamás Dios ha proferido palabras de aceptación desde Cristo hasta hoy porque nadie es digno sino solo el Hijo.

Con esto se echa por la borda toda doctrina que sostenga que hay más bautismos u otro bautismo que no sea el de Jesucristo.

Así que hermanos, sean bautizados en el nombre del Señor Jesucristo.

Que el amor, paz y gracia del Señor Jesús sean con todos ustedes amados hermanos, amén.

12 Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará. 13 Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. 14 Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? 15 Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. 16 Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. 17 Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.

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