¡El fin! ¿El fin de qué?
- Cuerpo Editorial
- 22 feb
- 6 Min. de lectura
Que el amor, la gracia, la paz y el gozo de nuestro Señor Jesucristo sean plenos y rebosantes en ustedes, amados hermanos, amén.
Todo debajo de la Tierra que no sea Dios tiene una medida de la existencia. También la iglesia tendrá fecha y hora de corte y el Señor Jesús avisa entre quienes los del pueblo que oyeron a su voz no dejen de oírla. Leamos el contenido de Mateo 24:15-28, que a la letra dice:
15 Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), 16 entonces los que estén en Judea, huyan a los montes. 17 El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; 18 y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa. 19 Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! 20 Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo;[a] 21 porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. 22 Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados. 23 Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis. 24 Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. 25 Ya os lo he dicho antes. 26 Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis. 27 Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre. 28 Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas.
Entonces, primeramente, la abominación que ocurrió fue la muerte injusta del Mesías, pues como se le notificó a Daniel, fue muerto por el propio pueblo, abominación desoladora porque cuanto Jesús expiró Dios le volteó la espalda a Su primer testimonio. Abandonó por siempre el templo, el sacrificio de animales fue desechado y el ministerio dado a los sacerdotes expiró. Justo a partir de ese segundo, lo que era ley pasó a ser rebeldía y lo que era admirado vano pasó a ser. La ciudad ya tenía juicio de abandono, el pueblo fue advertido que sería castigado por su fechoría de no recibir al Profeta de Jehová, el sacerdocio echado fuera por traidores, hipócritas y avaros y ahora, la ley dejó de tener efecto. Fue cumplida por el Cordero y tres días después, después de ese cisma espiritual de tres días, terminó una era y comenzó otra.
El juicio es implacable. La destrucción de todo lo que veían, el origen de su jactancia, el motivo de su orgullo y hasta la propia tierra que les fue dada les será quitada. Así como echó fuera Dios a Adán, también a Israel lo lanzó, dejándolo errante por muchos siglos, en pago por su tonta conjura “que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos ¡Crucifícale”.
Ese rey venidero, el emperador romano, habrá de completar la devastación, la muerte y la desolación de esa tierra, hollada y tirada hasta sus cimientos, por cuanto entre su polvo caminó el Hijo del Altísimo, en su seno habitó el Enviado y no le desearon otro destino que la muerte.
Por eso el castigo es tal que incluyó que fuera después habitación de forajidos, todo el remanente que escapó jamás regresó so pena de ser muertos, el templo echado abajo y para siempre saqueado de su gracia y utilidad. Incluso, otro templo, pagano, ocupa su lugar. Así el Dios Vivo se aseguró de que su Voluntad se viera cumplida. La ofrenda y el sacrificio terminaron para siempre y lo que vuelva a repetirse es manifestación pura de la total declaratoria de guerra contra Dios y Su Ungido.
Lo importante es señalar que lo que Daniel menciona se aplica al periodo donde Jerusalén fue saqueada. El segundo mensaje, el cual abarca desde el cese del sacrificio hasta la abominación desoladora, menciona un tiempo en días. De esto se habla poco aun con la insistencia de Daniel porque, a pesar de ser muy amado por Dios, es Jesucristo el heraldo de esas palabras, por eso solo le menciona de los 1335 días. Jehová eligió a Daniel para ser el profeta de Israel sobre el advenimiento del Mesías y el juicio posterior lo cerró a un sello el cual nadie antes de Daniel, después de él y cualquier judío no podrán abrir hasta que los santos nacidos de las tribus como remanentes lo abran, ya en el reinado de Cristo, venido a la Tierra por segunda vez.
Por su parte, Jesucristo designó a Juan para que escribiera ahora sí, toda la profecía vendiera después del ascenso de Cristo, pues toda la sabiduría de Jesucristo, Dios y la Creación se encierran en el Hijo de Dios y el Espíritu Santo tiene la llave para abrir tales tesoros. Daniel tiene un sello y eso solo se abrirá hasta que Cristo venga. Juan nos muestra desde la perspectiva de Cristo lo que acontece, pues Jesús es el Rey de Reyes y el Señor de Señores, Señor, Maestro y Salvador de nosotros.
Entonces, nuestro Señor le dijo a los apóstoles sobre el fin de Israel como testimonio de Dios, el fin de la ley como modo de agradar a Dios, la destrucción del templo como centro de adoración, la expulsión del pueblo de la tierra prometida, el cese de los sacrificios como forma de expiación y el fin de Jerusalén como ciudad de paz es el verdadero fin para ellos.
No olvidemos que Cristo secó la higuera por su poder, entonces solamente la vid nos puede alimentar. Este es el fin para ellos. Ellos tienen que morir a eso y renacer en la iglesia, en el camino, en el Espíritu Santo. Y la abominación segunda es la rebeldía de querer levantar el templo y volver a comenzar los sacrificios. Es decir, humanamente restaurar la gloria que tuvo Jerusalén, regresar al pasado y terminar de exterminar todo lo que implique y signifique a Jesucristo como Hijo de Dios.
Por tanto, con Daniel se cierra un capítulo, pues el mismo Cristo le dijo lo que habría de acontecer y aun así no oyeron ni creyeron. Todo creyente cuyo origen es Israel tiene el mismo caminar que nosotros los gentiles: es la iglesia, el nuevo pacto, el bautismo, la restauración primera de todas las cosas. Con su evangelio, restauró el amor y compromiso de Dios para con el hombre.
¿Por qué nadie ve esto como la restauración de todas las cosas para el alicaído pueblo judaico? ¡Cristo es la señal de restauración! ¡Por eso deben salir de esa demoniaca manera de regresar al pasado que ya no volverá! El diablo opera para que el mundo regrese a lo que precisamente Dios destruyó.
Y toda la profecía en este pasaje hace referencia al año 70 después de Cristo. Esos falsos cristos se encargarían de evitar que muchos crean y salgan a tiempo de la ciudad; los perversos a defender con su vida una ciudad entregada ya al mundo; los ricos a procurar salvar algo de posesiones. Era huir, correr, salir y esparcirse: los hijos de Dios con el gozo de hallar en otra tierra buena voluntad divina para llevar el mensaje de nuestro Señor Jesucristo y los hijos del mundo, avergonzados que la gloria de Israel fue mancillada y humillada, desecha y destruida por su propio Dios en pago por su impiedad de haber matado a Su Profeta, predicho por su propio maestro Moisés a quien también desoyeron.
Aquí también solo les da una pista del futuro, después del año 70. Así vendrá el Hijo del Hombre, es todo lo que tuvo que decir el Profeta a los hijos de Israel que le creyeron. Los confronta a su destino a no ser presas de otros engañadores en el tiempo. Y la señal es que donde estuviera cuerpo, ahí se juntarán las águilas.
¿Por qué aun a sus escogidos no les dice todo lo que acontecerá? Porque vendrá el Espíritu Santo, porque ellos siguen en la carne y no podrían comprender todo todavía y porque ellos estaban destinados no a saber el fin, sino a abrir el tiempo de la iglesia, mucho trabajo les aguardaba y no podían ser distraídos con una sazón que no les era dado probar.
Por el Espíritu Santo a través de Apocalipsis, todo creyente tendrá la revelación de la venida del Hijo del Hombre, la batalla final y la vida después de la muerte, la tribulación y la destrucción de todo. Israel, ya no figura como relevancia, pues hasta los 144,000 escogidos servirán como testimonio del amor de Dios ahora bajo la tutela y regencia de Cristo. Amén.
Que el amor, la gracia, sabiduría y fe del Señor Jesucristo sea abundante en su espíritu, amados hermanos, amén.
Comments