top of page
  • Foto del escritorCuerpo Editorial

El ayuno.

Que la paz, gracia y amor del Señor Jesús sea con todos ustedes amados, amén.

El ayuno era un quehacer y demanda de Dios para con su pueblo, pues las promesas hechas eran para su pueblo aquí en esta Tierra. El ayuno es una privación alimentaria con el propósito de mostrar desapego a lo material y al vientre.

Muchas veces los seres humanos cuando están saciados muestran soberbia. Entonces el ayuno es una herramienta que sirve para los propósitos de una vida saludable y sanar el alma con ciertas limitaciones voluntarias y temporales.

Pero lean lo que dice Mateo 6:16-18.

16 Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. 17 Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, 18 para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.


Luego el Señor Jesús cuestiona la labor religiosa del ayuno y la vanidad de quienes ayunan ahora para conseguir, likes, aprecios, seguimientos, etc. Los ayunos en la iglesia ya no son necesarios porque nuestro ayuno ya no consiste en comida o bebida, como está escrito.

Enseña el Señor Jesús con esos hipócritas, quienes fingen atención, solo hacen a su antojo para ganar favor y fervor y no para honrar el nombre de Dios. Ellos incluso obligan favoritismo por sus vítores, sus oídos saciados de adulación. Los que se pronuncian en público nada tienen, solo vanidad y pecado.

En cuanto a nosotros, nuestro verdadero ayuno consiste en mudar nuestro rostro y no demostrar nuestros votos al Padre, expresados en actos consensuados de renunciación y santidad. Es decir, privarnos de dar placer a nuestra carne en lo material y saber decir “no” a todo impulso que no es inspirado por el Espíritu Santo. Esta obra, sin embargo, no es de ganas ni del alma, sino del poder del Espíritu que nos lleva a decir “no más” de algo y entonces comenzar la lucha espiritual para conseguir el dominio propio gradualmente. Esto es lo que el Padre espera de nosotros en nuestro ayuno y no dejar de consumir materia física que de cualquier forma va a la letrina.

La Sabiduría de lo Alto se comparte. Pensamientos no propios sino inspirados por el Espíritu Santo se dan. Recordemos que el Señor Jesús vino a modificar todo, porque le fue concedido por el Padre y toca el turno de este tópico, para evitar que el cáncer religioso cunda en las congregaciones.

Que la paz, la gracia y el amor de nuestro Señor Jesucristo sea en ustedes amados hermanos, amén.




Comments


bottom of page