Editorial 571 - De pasiones y vacaciones
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Amados hermanos nuestros, que la paz, gracia y amor del Señor Jesucristo sea con ustedes, en su espíritu, amén.
En México se tiene una celebración religiosa instigada por la vaticana manera de engañar en la cual se presume la realización de un rito que ofende al Altísimo, a nuestro Padre y deshonra al Hijo, nuestro Señor y Salvador.
También suele coincidir con el descanso escolar y en algunos otros giros empresariales en el inicio de la primavera.
Coinciden porque es necesario sacar provecho de las argucias del mundo con el fin de mantener las conciencias distraídas en lo que el tiempo sigue su marcha y los días se acortan para su desgracia.
En cuanto a las ¿pasiones? No hay en la escritura mandato expreso de realizar la pantomima de la crucifixión. Una cosa es recordar su muerte en el corazón, mente y espíritu y otra maldecirse por ignorancia y estulticia. Cuando nuestro amado Señor Jesucristo nos pide anunciar su muerte hasta que él venga se refiere a dar el testimonio en palabra y en hecho de su sacrificio y así sea creído y recibido en el corazón de los creyentes, que en la Cena en su nombre el amor entre los hermanos en la santidad ajenos en ese instante al mundo convoquemos a ese preciso y precioso momento de unidad con nuestro Salvador y se fortalezcan nuestros lazos espirituales.
Es lo más hermoso en la vida recordar ese hermoso momento y claro, ese respeto con temor y temblor de cuando fue alzado para ser muerto a la vista de todos mediante su sacrificio en una cruz. Ese crucial parteaguas que es lo que nos salva, que nosotros no hayamos sido exigidos para morir y que por un solo hombre, Jesús de Nazaret, fuésemos liberados de tal expiación.
Pero millones se condenan por desobedecer y se deshonran al maldecirse en su rebeldía de querer imitar el sacrificio del Unigénito Hijo de Dios. Lo hacen en público cuando la ordenanza es en lo privado. Miles participan en la logística pero unos cuantos son necesarios para la comunión verdadera. Lo hacen en el día a la vista de todos para su vanagloria cuando en la noche en lo íntimo bajo la complacencia del Padre es que está dicho así se proceda.
El Padre tiene misericordia, pero esta es finita; el Hijo de Dios mantiene la puerta abierta y muchos se resisten a entrar. Y en las vacaciones, todos huyen, corren, se largan, desaparecen y presurosos atienden sus placeres y necesidades. ¿Y el tiempo de renovar votos con el Creador y con Su Enviado? Para la Deidad pareciera que no hay tiempo ¿y así se exige Su prestancia y agilidad en los momentos de apremio?
Vacaciones para las perdiciones y no para las bendiciones, es el dogma por creer y anunciar.
Ya sea que como esclavo robotizado se caiga en la maldición de pecar contra Dios por obedecer a mandatos de perversos así como perderse y condenarse por olvidarse de Dios en la búsqueda del placer perfecto el mundo sigue su derrotero.
Y la iglesia debe aprovechar estos momentos de anunciar la verdad: JESUCRISTO ES EL HIJO DE DIOS Y ESTÁ SENTADO A LA DIESTRA DEL PADRE, desmentir el falso mandamiento y que se dedique tiempo de calidad para renovar nuestra relación con el Padre mediante la acción del Señor Jesucristo.
Así que cero pasiones y nada de vanas emociones, gozar un momento de solaz esparcimiento es permitido, siempre y cuando sea en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo y no contravenga los principios del nuevo pacto. Y sencillamente está expresamente prohibido ser partícipes -así sea en lo más mínimo- de heréticas abominaciones religiosas.
Que el amor y la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea en ustedes, amados hermanos, amén.
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