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Editorial 565 - ¿El pastoreo hecho reinado? 

Foto del escritor: Cuerpo EditorialCuerpo Editorial

Que la gracia, paz y amor del Señor Jesucristo sea en todos ustedes, amados hermanos, en su espíritu, amén.

Hoy se hablará de una reflexión interesante que el Espíritu nos muestra para meditar y mostrarnos el desempeño de los hermanos que ejercen el pastoreo para el PRÍNCIPE DE LOS PASTORES, el dueño del rebaño.

De acuerdo con el nuevo pacto, un pastor es quien lleva el cuidado y no la posesión de las ovejas arrendadas, como tampoco es una posición unitaria sino colegiada. Sí, en el mundo un pastor real puede llevar el control de un rebaño, pero en lo espiritual no es así. Existe entonces la pregunta del millón de pesos: ¿Por qué no se puede tener a un pastor solamente o por qué no es visto con buenos ojos ante Dios? Pues porque el ÙNICO es Él, y el Único quien murió en la cruz fue Jesucristo, de manera que la unicidad corresponde a la DEIDAD y ningún ser humano puede tener, retener, poseer, exigir u ostentar esta unicidad en el cargo o función.

¿Y por qué no -pueden decir algunos- si somos hechos a Su imagen y semejanza y además están inspirados por el Espíritu Santo y son salvos? De nuevo, porque ese rol de UNO solo le corresponde al Padre y al Hijo Unigénito; el MISMO Espíritu no puede ir en contra del mismo Dios con quien es UNO. En segundo argumento, comentar que el ser humano no es espíritu, ni perfecto, sigue siendo sometido a presiones, tentaciones y luchas y por tanto esa carga no puede ser llevada por una sola persona, eso solamente lo hizo nuestro Señor Jesús aquí en la carne y por eso se necesitan más hermanos consagrados para repartir la enorme responsabilidad del pastoreo.

También, señala nuestro amado Señor y Pastor en su evangelio, que quien quiere ser mayor DEBE SERVIR y la pregunta es, al día de hoy esos que se dicen pastores y “pastoras”: ¿sirven o son servidos? ¿se humillan y lavan los pies (o sea, están atentos a su testimonio y andar en el mundo) o piden farisaicamente los diezmos y dinero para su manutención?

Debemos recordar que los únicos ministerios a los que se les puede ayudar económicamente de manera más seguida (y eso tampoco debería ser pretexto para esquilmar iglesias) son los apóstoles y evangelistas, de quienes ya se hablará por el Espíritu más adelante.

Entonces, si el Señor eleva hermanos para que carguen su cruz llevando la tarea de que la grey solo coma y beba a Cristo, no entren otros animales a donde están las ovejas de infiltrados y que el testimonio de toda la congregación sea intachable y con amor disciplinar a quienes quieren ingresar con modas, teorías, ideas y doctrinas que no correspondan a la sana doctrina siendo esto que se escribe el verdadero trabajo digno y arduo ¿por qué convertirlo en una especie de realeza, élite, primer mundo, siendo su perfume más vistoso la soberbia y su fragancia especial la petulancia? ¿Dónde está el amor para ensuciarse las manos, arremangarse la camisa para ir a buscar a las ovejas que se están descarriando, convencer con testimonio cómo actuar ante otros hermanos y el mundo, a no dejarse embaucar por charlatanes y evitar que coman hierba extraña o beber agua contaminada?

En consecuencia, la chamba no es fácil: es en cambio, dura, difícil, pesada compleja, implica que dejes de ser tú para que Cristo sea en los demás y primero en ti, que ya no te veas tú como la preeminencia, sino que tu hermandad brille y sea pulida junto con los otros ministerios como apoyo. Recomendamos leer el libro JESUCRISTO: La Fuente de Vida Espiritual, disponible para su descarga para obtener mayor información espiritual sobre este ministerio.

Amados hermanos, ser pastor no es un cargo donde uno no sude, no se canse y no se sienta en lecho de rosas. La vida de genuinos pastores es caminar, ensuciarse, ahuyentar enemigos, dar varazos precisos a las patas de las ovejas para que no se descarríen, procurarles su constante alimentación e hidratación, vigilarlas, sacarlas y meterlas a diario del redil, contarlas y permitir que se reproduzcan: es dar la vida porque las ovejas no sean comidas, robadas, extraviadas y débiles o enfermas o peor aún, muertas. Por esto el Príncipe de los Pastores pagará al cuatro por uno a quienes hagan esto con humildad y amor; y refundirá al cuádruple a quienes abusen del cargo y se crean el Pastor quitando a Jesucristo de la preeminencia para ser tratados a cuerpo de rey.

Así que, amados, meditemos qué es lo bueno y lo correcto delante del Señor en cuanto este asunto. Confiamos que esta amonestación sea recibida con amor y no con desdén. Que el Espíritu les revele sobre cómo llevar a cabo esta asignatura con propiedad, responsabilidad, humildad y formalidad según los cánones espirituales y no mandatos mundanos o percepciones de la carne. 

Que el amor, la gracia y paz del Señor Jesucristo sea en su espíritu, queridos lectores, amén.

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