Editorial 556 - Carta a la Iglesia de nuestro Señor Jesucristo en el Dominio del Canadá
- Cuerpo Editorial
- 28 dic 2024
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Que la gracia, paz y amor del Señor Jesucristo sea en todos ustedes, amados hermanos, en su espíritu, amén.
Inusual es que enviemos una carta a un país cuyas lenguas francas son el inglés y el francés; sin embargo, ya lo hemos hecho con los Estados Unidos de América y, además, sabemos que hay mucho pueblo hispanoparlante en aquellas latitudes.
Precisamente a ellos nos dirigimos y apelamos a que en el amor nos ayuden a traducir esta carta a la hermandad en aquellas lenguas debido a que materialmente no nos es posible hacerlo nosotros y sería una gran ofrenda a Dios a quien nos apoye en hacer este mensaje que también es para ellos, aunque ahora, el pueblo que habla español es quien nos interesa de momento incluir.
Amados, los tiempos son difíciles en todos lados y también hemos sido notificados de muchas situaciones que ocurren en aquel país. Incluso para aquellos quienes no cuentan con una estancia propiamente legal, aquellos con su incipiente decisión de ser ciudadanos y aquellos quienes no viven en las ciudades grandes.
Pero el Señor nos anima a no negar la fe.
También nos insta a que oremos por las autoridades, porque estas son quien administran las directrices que rigen al país y bueno, las situaciones sociales que imperan en aquel territorio norteño son causa (aparte de que la maldad debe prevalecer para que el Señor Jesús venga) de la falta de acción en este sentido. Cuando una nación rompe con su estilo no belicista y busca conflictos y su orden se pierde porque quienes velan y oran por los asuntos espirituales se duermen y se ocupan en los aspectos terrenales.
Muchos hermanos tienen la promesa de ser extranjeros o advenedizos y no la usan.
Quienes tienen la legalidad de su estancia también adquieren la obligación de ver por su nuevo gobierno y autoridades y no se percatan ni los cubren.
Si el Señor concede un nuevo país donde florezca nuestro legado y patrimonio, debemos dejar atrás (sí eso duele en la carne, pero el Espíritu es fuerte) lo viejo, lo antiguo, lo que quedó atrás, pues el Señor renueva sus misericordias cada día y así nosotros renovar pacto de fe, amor, esperanza en el nuevo país.
Así mismo, quienes tengan intereses en ambos lados de la frontera (familia, hijos, padres, hermanos o amistades o compromisos diversos) y no tengan interés de radicar, solo de trabajar, orar y velar porque su situación sea la correcta y si no, a no desdeñar la ley local en cualquier forma. Y la oración y vela es por las dos autoridades (la del país de origen, de igual forma la del país de la hoja de maple) y no solamente una, porque así se ha decidido cuando se planeó trabajar allá y tener la perspectiva de vivir en su lugar de nacimiento. Deben de igual forma, pagar impuestos en ambas naciones y no quebrantar leyes en ambas soberanías. Pareciera que es mucho, sin embargo, es menester delante del Señor ser hallados obedientes en todo y así se le cierra al adversario posibles chances de ataques indiscriminados, como ocurre a los del mundo que no buscan muchas veces cumplir con las obligaciones.
Amados, también aconsejamos, en el marco de un tratado comercial desigual que une a las tres naciones de Norteamérica, pedir al Padre en el nombre del Señor Jesucristo que estos tres países del Norte lleguen al mejor acuerdo, porque de ahí se basa mucho en cómo la economía de los tres pueblos está profundamente ligada. Recordemos que las soberanías son extensiones del ser humano y por tanto tienen vida, alma y personalidad ante el Creador, nuestro Padre y es por eso que sus autoridades deben actuar con juicio, mesura, buena voluntad y respeto.
No podemos orar por otra autoridad que no sea la nuestra, por eso rogamos que nos apoyen a que en el Dominio del Canadá el Padre ponga la autoridad más competente en resolver sus propios asuntos internos y, confiando que sea creyente esta autoridad, tenga el poder del Espíritu para también llegar a acuerdos necesarios, justos y éticos con sus contrapartes estadounidense y mexicana. Y si no llegase a ser creyente, al menos tenga empatía y fraternidad para apoyarse mutuamente.
El evangelio es llevar la palabra del Señor Jesucristo a toda criatura y también hay que orar por eso allá. Que de ninguna forma los siervos del Cordero Inmolado que murió por nosotros tengan estorbo de autoridad o persona algunas. No olviden atar a esos demonios sueltos en aquella sociedad que engañan a muchos con crímenes espirituales como el ateísmo, la xenofobia y el clasicismo que menguan el amor, también orar y rogar por quienes caen en vicios de diversa índole que generan mucha cautividad, si quizá pudiera hacerse algo.
Nuestra misión, no importando la frontera que nos circunscribe, es la misma: ver por nuestra gente, nuestras autoridades y sobre todo, que el evangelio no tenga estorbo en nuestro alcance territorial a nivel local, estatal, regional y nacional.
Practiquemos el amor fraternal, amados hermanos, nosotros somos fieles en este quehacer en lo que nos compete, pero falta ser uno solo todos y tomar estos asuntos con seriedad y fe.
Y si alguien es revelado por nuestro Padre por medio del Espíritu Santo en traducir este mensaje de exhortación y amor al francés e inglés y hacerlo llevar a los hermanos en Cristo allá, sepan que no tenemos con qué pagarles, pero recompensa no poca tendrá de lo Alto, por cuanto nos apoyan en esta misión de anunciar y pregonar los tesoros espirituales que Cristo, nuestro Señor, Salvador y Maestro promete darnos si le somos fieles y le servimos.
Que el amor, la gracia y paz del Señor Jesucristo sea en su espíritu, queridos lectores, amén.
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