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Editorial 549 - Carta a la iglesia del Señor Jesucristo en el Reino de España

Que la gracia, paz y amor del Señor Jesucristo sea en todos ustedes, amados hermanos, en su espíritu, amén.

Amados hermanos, deseamos de todo corazón y la rogativa diaria por nuestros congéneres creyentes en la región de Valencia afectados por el meteoro acaecido hace ya varias semanas. No podemos estar fríos, sino desde nuestra posición y ubicación, tan pronto fuimos siendo informados sobre la gravedad del asunto, hemos tomado la batuta en rogar por los enfermos, los despojados y los heridos. Nos conduele esta situación repentina y, aunque en lo material no somos pudientes, sí lo somos en el amor y fe para clamar por misericordia a nuestro amado Padre en el glorioso nombre del Señor Jesucristo, Salvador nuestro.

Procuramos no involucrarnos en asuntos que no nos competen en lo físico, pero hemos incluido la oración hacia las autoridades diversas las cuales se vieron rebasadas y que el Padre las redarguya e inste a hacer el bien al pueblo valenciano y que los hermanos en Jesucristo no sean tampoco desamparados por otras iglesias cercanas no afectadas.

Amados hermanos españoles: ayudaos los unos a los otros e incluso apoyen a aquellos inconversos en plena necesidad porque prueba de fe es esta y hay que pagar el mal por bien. Procuremos no juzgar a las autoridades, aún si hay elementos para hacerlo, dejar ese juicio al Dios que las puso y que Él trate con esas personas. Recordemos que Dios conoce el corazón de todo ser humano que respira y nadie puede engañarle.

Por eso no podemos ser jueces, pero sí corderos que claman, y ciervos que braman por ayuda y justicia. Miremos las cosas de arriba, al ver las necesidades de aquellos que perdieron familiares, vivienda, sustento, instrumentos de trabajo y medios de transporte para consolarlos.

No olvidemos en que en cada hermano que se apoye, no se le apoya al hermano, sino al Señor Jesucristo mismo. Hagámoslo con fe, con pleno amor y total esperanza. Seguiremos en nuestra humilde tarea de apoyarles en lo que a rogativa con fervor se refiere hasta que el Espíritu nos muestre que ya estén restablecidos.

Que el amor, la gracia y paz del Señor Jesucristo sea en su espíritu, queridos lectores, amén.

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