Que la gracia, paz y amor del Señor Jesucristo sea en todos ustedes, amados hermanos, en su espíritu, amén.
Hay mucho miedo sobre lo que respecta a Apocalipsis, el libro de las revelaciones dadas a Juan por parte de nuestro Señor Jesucristo quien da la profecía que muchos tienen como tabú por cuanto su fe no está confirmada y no creen en la promesa de salvación.
Amados, lean Apocalipsis y fortalezcanse en leer y meditar en lo que viene porque es palabra de redención, no de condenación. Es un poco de prueba y no de castigo y es de esperanza con lo cual el terror a que pase no tiene sentido que se albergue en los corazones que creen en Cristo.
Por el Espíritu Santo tendrán sabiduría y no importa la fecha y la hora, sino en qué estamos haciendo para ser hallados vírgenes prudentes y obreros trabajando.
No somos del mundo, no somos llamados a condenación. No somos malditos ni tampoco idólatras. Entonces ¿por qué el miedo?
No copiemos el accionar de los incrédulos, de los condenados, de los rebeldes y los enemigos de la fe. Leamos lo que el Señor Jesucristo tiene que decirnos, lo que es necesario saber de su propia presencia y por medio del amado hermano Juan para amonestarnos a no dejar que la fe y el amor en nosotros se difumine.
Leamos con gozo, respeto, formalidad y amor para obedecer y abrir los ojos espirituales.
Que el amor, la gracia y paz del Señor Jesucristo sea en su espíritu, queridos lectores, amén.
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