Editorial 535 - Monstruos y mitología
- Cuerpo Editorial
- 4 ago 2024
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Que la gracia, paz y amor del Señor Jesucristo sea en todos ustedes, amados hermanos, en su espíritu, amén.
El mundo, con tal de no agradar la Voluntad de Dios y en contubernio con el diablo ponen y crean historias llenas de mentiras respecto a seres vivientes no conocidos, algunos malévolos, otros fantasiosos y además describen a criaturas celestiales en términos de la materia dándoles importancia de grado deidad.
Tampoco oyen al Señor Jesús en su palabra de reconciliación con el Padre y en su lugar enuncian leyendas, mitos, chismes y rumores en su entorno por igual, incluso incluyéndolo en tales falacias populares.
Tenemos que en la Tierra todavía no se han descubierto todas las especies vivas hasta el día de hoy, por lo tanto, se puede especular e imaginar cómo podrían ser o de cuál manera podrían vivir lejos de la sociedad.
Sin embargo, esta coyuntura la aprovechan para entretejer relatos ociosos que tratan de lo “sobrenatural”, “extraterrestre”, “misterioso”, “desconocido” y demás adjetivos suculentos para el entretenimiento, morbo y pérdida de tiempo.
No caigamos en tales charlas, no creamos ni fomentemos discusiones estériles, pues ellos serán lo suficientemente necios para seguir alegando, con odio y con insultos cuando se les contradice o cuestiona.
Dios es Dios de vivos y no de muertos. Ellos, al negar al Dios que da vida niegan la vida y niegan que Él sabe cuánta creación viva tiene. Ignoran que Él creó a toda materia viviente que respira. Por si fuera poco, crean seres -así como todas las culturas antes de la nuestra- a los cuales dan propiedades, poderes, habilidades y comportamientos según la locura de su mente pecadora.
Hermanos y lectores: creamos en lo que está escrito en el nuevo pacto y remitámonos a adorar el santo nombre del Señor en obediencia. Dejemos que el Padre en su misericordia saque a los que están metidos ahí en esas fábulas y pasen a escuchar el mensaje del Hijo de Dios Señor nuestro. Glorificado sea el nombre de nuestro Señor Jesucristo, amén.
Que el amor, la gracia y paz del Señor Jesucristo sea en su espíritu, queridos lectores, amén.
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