Editorial 533 - Honrad a los padres

Que la gracia, paz y amor del Señor Jesucristo sea en todos ustedes, amados hermanos, en su espíritu, amén.

Se ha hablado mucho, se tiene como consigna moral y sobran mensajes que enuncian esto. Pero tenemos que comprender por qué la honra es muy importante para el ejercicio espiritual de la palabra de Cristo. Resulta que nuestro amado Señor vino a esta Tierra y en su vida espiritual, vivió en obediencia, amor, respeto y disciplina a sus padres terrenales, así como al Gran Dios Creador de todo lo que hay.

Los padres son extensión de la autoridad que siempre existirá sobre nosotros, reflejo físico que hay alguien superior a nosotros y recuerdo de la conciencia sobre lo bueno y lo malo, tras lo cual al crecer y tener oportunidad de ser padres sabremos lo importante de este rol que impone orden, respeto y es figura espiritual de oportunidad dado por Dios.

Si en la vida natural y terrenal hay algunos que olvidan esto y torpedean el quehacer espiritual del rol parental, Dios se encarga de poner orden y dar justicia a su tiempo. También quienes carecen de uno o dos padres tienen su virtud de ser cobijados por Dios quien los tiene como su Padre y en la medida de la buena voluntad de ellos son premiados con familia, amor, posesiones o larga vida.

Tenemos que comprender que la figura paternal existe para aprender a someternos a lo espiritual, en los términos de que Dios es Espíritu y no se le puede ver, el Espíritu Santo lleva a aprender toda obediencia y lealtad al Padre a través del Señor Jesús en su evangelio y que es por fe y no por vista que la obediencia es perfecta.

Los padres necesitan ser honrados, aunque no sean perfectos en su andar porque es el primer nivel de obediencia y respeto. Entendiendo que la figura carnal del padre y de la madre son irrelevantes y el trasfondo de sus valores y reglas implican la comprensión y seguimiento sin mirar detalles humanos o físicos es como se alcanza la primera gracia (la promesa de irnos bien y tener larga vida).

Creciendo más en el alcance y gusto por tener la humildad de saber que aprendemos cada día, es como Dios nos prepara para ser padres.

Y si aun los padres son malos o ausentes, no podemos permitir que el mal germine y crezca en nosotros, pues en esos casos, hay que tener fe y amor para orar por ellos y el Señor librará y hará su obra. Creyendo en la palabra de Dios sin dudar todo tiene propósito y todo a su tiempo será revelado o aclarado.

Amados, la honra a los padres es un ejercicio desde que nacemos hasta que morimos. No importa que nuestros padres partan primero. Sus enseñanzas y consejos seguirán hasta que nosotros entreguemos el espíritu porque el mismo Dios Vivo es nuestro Padre sigue viendo, a los que creemos en Cristo. Esto es necesario porque en la siguiente vida tendremos todos a un solo Padre al cual amar y procurar disciplina, amor y obediencia eternos, a cambio de la vida, dicha y amor que también de modo eterno nos dará.

Así que, cuidar el testimonio que damos a propios y extraños porque nuestros padres nos dieron enseñanzas, reglas y criterios que es la otra manera de honrarlos, siguiéndolos. Nuestro Padre, al ver esa fidelidad y buen corazón para seguirlos de manera convencida y natural es como nos recompensará y nos preparará para lo mejor: lo espiritual de la obediencia a Él a través de Cristo.

Que el amor, la gracia y paz del Señor Jesucristo sea en su espíritu, queridos lectores, amén.