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Editorial 513 - Tradiciones huecas 

Que la paz, la gracia, el amor y la sabiduría de lo Alto del Señor Jesús sea en ustedes, amados hermanos en la fe en Cristo Jesús, Señor nuestro, en su espíritu, amén.

En estos días primeros de marzo, se tiene en el mundo religioso el celebrar la muerte de Jesucristo, llamándola impropiamente “pasión”. Realizan eventos demoníacos donde seres engañados hacen show barato y abominable sobre cómo Jesús sufrió flagelos y fue vejado y humillado. Según ellos, es para “reflexión de lo que Jesús hizo por nosotros”; sin embargo, siguen siendo pecadores, mentirosos e hipócritas, hoy día siguen burlándose del Señor tratándolo de bajar de los cielos y año con año fingen hacerlo hombre para continuar con el escarnio público.

Olvidan estos seres de engaño que nuestro Señor Jesucristo murió UNA SOLA VEZ por el rescate de muchos y esto que hacen no es mandato del cielo ni proposición del Espíritu, sino más bien treta del diablo para desprestigiar tal sacrificio que lo envió a él a la condenación expresa y destierro eterno de la corte celestial.

No olvidemos que Cristo estando en la Tierra declaró esa frase lapidaria: “Yo veía a satanás caer del cielo como un rayo”. Éste ser lleno de odio y envidia fue expulsado para siempre de cualquier contacto con el Creador y fue encerrado en este planeta cual cárcel, atado al mismo destino de esta realidad.

Como el mundo le fue concedido, entre sus muchas tretas y trampas creó a esta religión abominable y dentro de ésta simular profesar a Cristo, pero en realidad hace burla expresa del sacrificio del Hijo de Dios, Señor y Salvador nuestro. Por eso no podemos tomar parte ni suerte de este diabólico proceder de tener a millones en falsas emociones de dolor y lástima, pues al final del día ni creen en él y lo niegan con sus hechos y en su corazón.

Nada tenemos que hacer ahí. Nuestro Señor Jesucristo vive reinando a la diestra del Padre y lo que pide en realidad, al mundo no le es concedido hacerlo, más a nosotros, su iglesia, sí. Tenemos mandamientos dictados por el propio Obispo de nuestras almas los cuales es menester cumplir y hacer cumplir. Nuestro trabajo no es hacer representaciones idolátricas y mediáticas multitudinarias, tan solo obedecer y con el buen testimonio andar y ser como nuestro amado Pastor, Jesucristo, Maestro y Redentor nuestro. Amén.

Que el amor, la gracia y la paz del Señor Jesús sobreabunde en su espíritu hermanos, amén.

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