Que la gracia, el amor, la paz y la fe en el Señor Jesucristo sea en todos ustedes, amados creyentes en Cristo Jesús, Señor nuestro, amén.
Por todos es sabido y el que escribe no es la excepción, que la vida en Cristo es amor, es fe y es esperanza, pero también de aflicción, lucha y resistencia. La escritura es el manual de vida que el Padre dio a hombres inspirados por el Espíritu Santo para que plasmarán lo necesario de conocimiento espiritual para ser aplicado en la vida de todos. Algunos más que otros y ciertos conocimientos en unos, y algunos más en otros y así sucesivamente.
Lo anterior porque el mismo Señor Jesús declaró que en el mundo tendremos aflicciones a causa de él, porque él es la Verdad y el mundo ama la mentira. Entonces informados estamos que tenemos entes que respiran amadores de las tinieblas, el pecado, la maldad, la religiosidad y tenemos que convivir con ellos. Como somos incompatibles y de ellos es este mundo padecemos por el amor al nombre de nuestro Señor Jesucristo injusticias, vejaciones, arbitrariedades, abusos, impiedades, etcétera.
No es por nosotros, sino porque somos antorchas que propagan la luz que es Cristo en nosotros y con estas acciones quieren apagarnos. Pero no debemos darles el gusto, sino, por el contrario, orar, amar, perdonar y seguir adelante. No podemos quedarnos con odios, rencillas, contiendas, venganzas, maquinaciones, sublevaciones o rebeldías porque el mismo Señor Jesús ante Pilatos, no se inmutó; ante Caifás y Anás nada espetó y contra los guardias romanos en silencio se quedó.
Tenía un propósito el Poderoso Dios Vivo y Padre nuestro para lo anterior y así, cuando en nuestra vida tengamos que tomar esta copa, hagámoslo con gozo, prudencia, humildad y fortaleza, porque es obra que debemos permitir que sea probada por el fuego para que la fe sea sopesada y valuada más que oro o plata refinados. No hay prueba de la que no podamos ser librados, no hay angustia de la cual no seamos consolados y no hay injusticia de la cual no seamos consolados. El mundo es como es porque concesión del diablo es y no podemos vivir bajo sus reglas, sino como lo marca el nuevo pacto: ceder, perdonar, esperar y creer. Tenemos el ejemplo vívido de nuestro Señor Jesucristo. Leamos los cuatro evangelios en orden y veremos que seremos dignos de vituperio nos engrandece, nos hace amados por el Padre y procede a que el Señor Jesús no se avergüence de nosotros, sino que nos confesará delante del Padre y de los ángeles, porque no tuvimos miedo de andar como él anduvo: en amor, rectitud, humildad, paciencia, soporte, sabiduría, inteligencia y fe.
Que el amor, la gracia y la esperanza de nuestro Señor Jesucristo esté en ustedes, en su espíritu, amados lectores y hermanos, amén.
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