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Editorial 475 - Simbolismos en la iglesia, fe y doctrina

Que la gracia, la paz y el amor de nuestro Señor y Salvador Jesucristo sea en todos ustedes, amados hermanos, desde México los saludamos efusivamente, amén.

Es de sobra conocido el uso del lenguaje literal en la escritura. En ambos testamentos, el Espíritu Santo gustó de establecer reglas claras sobre lo que es el camino del Señor, cumplir con Su Voluntad y cómo agradarle a Él. A través de los tiempos Dios ha hablado a los suyos para comunicar Su situación con el Hombre, haber hecho pactos y también el establecimiento de acuerdos con Su creación máxima para el bienestar Suyo y el deleite y gratitud de Sus escogidos.

No obstante, también es muy frecuente el uso del lenguaje figurado. Esto ocurre porque son cualidades de Dios de comparar situaciones espirituales con aspectos naturales para mejor comprensión del tema central, la idea de que el Dios Vivo quiere que el Hombre capte y asimile.

En la iglesia también hay muchos de estos aspectos figurados que por medio del Espíritu Santo y con la mente espiritual de Cristo podemos echar mano. Sabiduría espiritual no caducable que tiene, por así decirlo, encriptación para que los mortales necios jamás tengan acceso a ella. Estos argumentos protegidos con contraseña son para uso exclusivo de la grey, de modo que el camino de la perfección de los creyentes sea allanado y se cumpla esta voluntad de Dios Padre más fácilmente.

Profecías, sellos, parábolas, analogías son algunos de los recursos que el Espíritu plasmó en el escrito testimonial del Padre y de nuestro Señor, Salvador y Maestro Jesucristo. El meollo de este asunto es que seamos sabios y entendidos al momento de tratar con estos simbolismos. Para descifrarlos satisfactoriamente, es requerida la intervención del Espíritu Santo en el proceso de meditación y análisis, pues la mente humana es pobre, ciega y limitada. Si alguien quiere irse por la libre y evitar ese paso lo único que logrará es confundirse y confundir a muchos. Este es el principio de la leuda.

Para desentrañar los misterios de Dios se requiere inteligencia de lo Alto y no filosofía, tampoco lógica terrenal y mucho menos el estilo humano de argumentación en cualquiera de sus variantes. ¿Por qué? Porque todos los tesoros inescrutables del conocimiento perfecto de Dios están con el salvoconducto de Jesucristo. Fuera de él, nada bueno hay.

Entonces, solo con la autorización espiritual de Jesucristo podremos interpretar textos del nuevo pacto de difícil entendimiento, como algunas doctrinas y mandamientos del Señor Jesús, luego de los apóstoles inspirados en Dios a través del Consolador, así como la profecía sellada del Apocalipsis.

Amados nuestros: esta situación tan simple no la compliquen. Seamos humildes y comprendamos que todo se lo debemos al Padre y toda riqueza de conocimiento a Cristo. No hablemos más de lo que está escrito, no complejicemos el evangelio ni hagamos tediosa la edificación con mensajes cargados de idearios inexactos y humanos. Vayamos por esta vereda, que es Cristo en nosotros forjándose para aspirar a ser el varón perfecto: Jesucristo plenamente en nosotros.

Que el amor, la gracia y la sabiduría de nuestro Señor Jesús esté en ustedes, en su espíritu, amén.

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