Que la paz, gracia, sabiduría y el amor de nuestro Señor y Salvador Jesucristo sea en su espíritu, amados hermanos.
En México existe una celebración entre muchas otras tantas que el mundo aclama como distractor de las multitudes para que no den la honra y gloria a nuestro Señor y Dios por todas las cosas que nos da. Este día se celebra al magisterio: docentes, catedráticos y maestros que con su función alimentan de conocimiento a las futuras generaciones.
El don de ser maestro viene dado por Dios, cuando el Espíritu revela en el Salmo 68:18 que proveyó de Sí mismo la potestad de dar dones a los hombres, para que éstos tuviesen un modo honesto de vivir.
El Señor Jesús recibió la potestad de ser el Maestro de maestros: de entre los hombres, ninguno mejor que él en la carne ni en el Espíritu. Vino a recibir la promesa de este salmo y ahora el Padre le ha dado la potestad a él también, de manera que, si alguien pide algún don con fe para ser mejores en algún oficio, arte, ciencia, destreza, habilidad o capacidad, tenemos un garante en Cristo Jesús quien, por medio del Espíritu Santo, nos revelará qué hacer, a dónde ir y qué decir.
Nuestro Padre ya nos otorgó muchos dones, el Señor Jesucristo los perfecciona si se los entregamos a él y el Espíritu Santo obrará grandemente si de voluntad acordamos obedecer.
Aun entre los criminales tienen habilidades, pero lo hacen para causar mal al prójimo y en esto tienen tiempo y misericordia para cambiar de parecer y actuar conforme a la voluntad de Dios, pero si no lo hacen pagan las correspondientes consecuencias a su tiempo.
Hermanos, pidan al Maestro de maestros, este y todos los días, les enseñe a ser hijos perfectos, crean que su palabra es verdad y vida en abundancia. Nuestro amado Señor Jesús no niega nada a sus ovejas.
Que el amor, la gracia y la sabiduría de nuestro Señor Jesús está en ustedes, en su espíritu, amén.
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