Que el amor, la paz y sabiduría de nuestro Señor Jesucristo sea en ustedes, amados hermanos, amén.
Todo ser humano tiene alguna conciencia acerca del bien, porque es parte intrínseca de la naturaleza actual. Verán, amados hermanos lectores, la esencia de Dios es el bien porque Él es bueno, donde la mayor expresión de bondad se expresó cuando el Señor Jesús fue enviado a la Tierra a predicar el nuevo pacto de salvación y reconciliación con Su creación humana.
Precisamente, aunque algunos atisben a diferentes formas de percibir esta bondad lo cierto es que fuera de Jesucristo de nada sirve saberla, pues no se disfruta mejor que cuando se está en él.
Una vez que se confiese el Santo nombre del Señor y se comienza a vivir la vida en Cristo nuestros ojos y conciencia se abren y somos revelados de todas las formas en que nuestro Padre nos auxilia, ayuda, protege y evita en favor de nosotros.
Tenemos que enterarnos de esto para que nuestro testimonio tenga más poder, pues sabemos que el bien al que somos acreedores está al alcance de cualquiera y en esta premisa enunciar el precioso y preciso evangelio de la reconciliación.
Amados, dejemos de predicar frivolidades. Anunciemos mejor el camino hacia el bien que Dios otorga a quienes creen. Debemos de ser entusiastas de predicar que Dios es bueno y que nuestro Señor Jesucristo es nuestro Maestro que nos lleva por el camino del bien.
Que el amor, la gracia y la sabiduría de nuestro Señor Jesús está en ustedes, en su espíritu, amén.
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