top of page
  • Foto del escritorCuerpo Editorial

Editorial 459 - He peleado la buena batalla

Que el amor, la gracia y la sabiduría de nuestro Señor Jesucristo sea en todos ustedes en su espíritu, amados hermanos, amén.

Se acerca el tiempo de que también este ministerio se aplace para dar reacomodo y ajuste de contenidos, conforme a lo establecido desde hace tiempo hermanos. Es necesario para dar revisión y actualización de lo que el Espíritu Santo nos ha revelado para que la vigencia de lo predicado perdure. Desde el principio hemos tenido revelaciones que han sido enriquecidas con más conocimiento de lo Alto por la gracia de nuestro Señor Jesús en fechas recientes.

Por eso tenemos este título, haciendo memoria de cuando el apóstol Pablo escribió a nuestro amado hermano Timoteo sobre lo que había de hacer después de que él partiera con el Señor al consuelo y gozo en el paraíso.

Se nos muestra por el Espíritu Santo cuando algo debe terminar para dar paso a una cosa mejor. Ya hemos escrito de menguar, el proceso de partir de este mundo, la jubilación y veteranía y de cómo el Señor Jesús justo antes de ascender también se despide y entrega la estafeta a sus discípulos y la renunciación a lo antiguo, aspectos importantes por observar en la vida en Cristo.

Debemos entender que estos deberes son batallas espirituales por la fe: no por fama, dinero o poder, sino por amor y para que la fe siga ardiendo antes de que se agote debido a que se alcance el número de los redimidos y la maldad se haya multiplicado tanto que su hedor colme y desate la ira de Dios en los últimos tiempos, cada vez más cercanos.

El nombre de nuestro Señor Jesucristo, mientras todavía haya tiempo y gracia, debe ser anunciado y predicado por sobre otra cosa. Nosotros hemos procurado hacer esto por amor a él, por lealtad a sus palabras y porque queremos tener herencia y recompensa, dejando lo que pudiese ser de valor humano o terrenal para encontrar lo que sabemos por fe que es mejor: una eternidad con el Padre y nuestro Salvador: el Hijo de Dios, Rey de reyes y Señor de señores.

Se acerca nuestro pequeño remanso de pausa para trabajar y mientras ustedes amados lectores, no dejen de cimentarse sobre la Roca que es nuestro Señor Jesucristo en su vida. No dejen de creer e invocarlo a tiempos y fuera de tiempo. No nieguen su nombre y rechacen toda doctrina ajena a su sana doctrina. En todo este tiempo hemos y han aprendido, leído y considerado mucho conocimiento y es menester ya aplicarlo.

Deseamos en nuestro Señor Jesucristo que desde donde nos acompañan espiritualmente sigan firmes. Confíen en nuestro Dios y Padre y serán bendecidos y fortalecidos.

Que el amor, la gracia y paz de nuestro Señor Jesucristo sea en ustedes amados hermanos, amén.



Comments


bottom of page