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Editorial 440 - El alma que pecare esa morirá

Que el amor, gracia y sabiduría del Señor Jesucristo sea en ustedes amados creyentes. Amén.

El presente título está escrito en el libro de Ezequiel cuyo enfoque era para las almas adúlteras que usaban la ley para justificar su latrocinios sin arrepentirse de corazón (sí, hablo de las almas judías y religiosas).

Pero este versículo no aplica para la iglesia, porque aunque en general cometemos pecados, no son como para condenarnos, sino para menguar nuestro Espíritu Santo en nosotros. ¿por qué lo digo? Porque muchos hermanos creen que pueden condenarse si pecan una sola vez sobre algo (beber bebidas alcohólicas, bailar, ir al cine, etc).

Este versículo (18:4) menciona la responsabilidad de cada alma de tomar su propia decisión si servir y obedecer a Dios o discurrir en alguno de los muchos placeres mundanos.

Y sobre el caso de algún hermano reincidente en algún problema personal de no controlarse y someterse al Espíritu Santo, el Señor lo recoge por misericordia, debido a su incapacidad de renunciar a su carne, pero no se condena.

Nadie que crea en Jesucristo puede ser condenado. Entonces ¿por qué muchos hermanos les aplican este versículo a los nuevos confundiendo muerte con condenación?

Esto lo veremos más adelante. Por lo pronto deseamos que la paz y gracia del Señor Jesucristo, así como amor y esperanza sea en ustedes, amén.

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