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Editorial 427 - Carta a los hermanos en Jesucristo establecidos en el estado de Nuevo León, México.

Deseamos que el amor, la gracia, la verdad y la sabiduría del Señor Jesucristo sea sobre esta región del país, en el espíritu de todos los ciudadanos creyentes que radican en la mencionada circunscripción regional, para que sean tenidos como dignos testimonios vivos de la Verdad y del Verdadero, amén.

Es la primera vez que escribimos a una iglesia del Señor Jesucristo en un lugar más específico, pero consideramos que es necesario también hacerlo porque para dar testimonio con los de afuera, los de adentro tenemos que estar atentos a los asuntos del reino.

Escribo a ustedes hermanos, el hermano en Cristo que escribe por revelación del Espíritu Santo, para saludarlos con ósculo santo, en el amor fraternal; pero también con la seriedad que reviste ser creyentes del Hijo de Dios.

Es bien sabido la situación actual que rodea a esta entidad y las cosas que ocurren no son obra de la casualidad, sino al letargo en el que la iglesia en lo general parece haber caído. El Señor Jesús instruye a toda iglesia a velar y orar, atar y desatar y a trabajar para el Señor de la mies sin cesar y con sumo decoro y honra.

Parte del accionar de las iglesias en todo el orbe, dícese nación, estado o región, ciudad, pueblo o villa radica en los acontecimientos sociales de su entorno. Sí, el Señor Jesucristo viene y, además cuando venga no habrá fe en la Tierra porque ya está escrito y porque es imperioso para que seamos redimidos; más lo anterior no obsta que la iglesia actúe de manera regular, por no decir tibia.

¿Qué es lo que se enseña en las congregaciones? ¿A quién se ora, predica y alaba? ¿Qué mensaje se pregona a los incrédulos? ¿Qué es por lo que se está orando? ¿Al Padre? ¿A Jesucristo? Si así fuera, hermanos, sería otro testimonio, la persecución, aunque la verdad es que muchos están muy cómodos (hasta ahora con la sequía, inseguridad y carestía) las cuales son pruebas para el mundo, pero también muchos hermanos las padecen.

No se ve testimonio de orar por las autoridades, no se oye la predicación de salvación (solo la de condenación) y no se siente el poder del Espíritu entre quienes supuestamente enseñan a la grey. Mucho de lo que pasa es por la falta de fe, poco compromiso en atender los asuntos del Señor y distracción atender asuntos terrenales. Esto no es de celebrarse hermanos, porque nuestro Salvador, Señor y Maestro es Jesucristo y no la ley o los profetas. Quien nos ama y dio su vida por nosotros es Cristo y no humanos autonombrados como pastor en singular. Quien nos provee de todo es el Padre y no la fuerza de nuestras manos y el poder es por el Espíritu, no por el presupuesto económico.

La sociedad neoleonesa padece de muchos espíritus que la atosigan y la hacen estar mal delante de nuestro Dios: es soberbia, idólatra, sabia en su propia opinión, necia, rebelde, ignorante y reacia a ser humilde en cuanto a creer en el nombre del Señor Jesucristo.

Les insto hermanos a que oren por la autoridad estatal y las 51 municipales, según en la cual radiquen. Deben rogar con fe, paciencia, amor y súplica sea el Padre quien tome autoridad y poder sobre dichas autoridades para que su humana debilidad, así como las argucias del príncipe de este mundo no sean parte de sus decisiones, hay que atar rogando en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. También hay que desatar toda bendición de lo Alto en esta región, que la promulgación de la palabra no sea detenida y que, al contrario, rogar por el avivamiento para que las multitudes crean en el nombre de Jesucristo confesándole de labios con el corazón en un acto de fe y justicia como el Hijo de Dios y sea su Salvador y Maestro, además de Señor.

Escrito está: “buscad primeramente el reino de Dios y todo lo demás vendrá por añadidura” significando que tras trabajar diligentemente en las cosas del Señor (predicación de Jesucristo, buen testimonio en el cumplimiento de ordenanzas y mandamientos de Jesucristo, amor fraternal y obviamente la oración como iglesia -el cuerpo de Cristo en acción espiritual con la fe puesta en él-) es como el Padre, en consecuencia, lidiará y acomodará las cosas a nuestro favor y situaciones como las que ahora padece la sociedad se evitaría. Incluso, que la autoridad misma sea compuesta por Sus hijos dando el testimonio de gobernar como conviene, según el marco legal combatiendo al mal y premiando al bien.

Entonces, amados, la instrucción no mía, sino de parte del Señor es esta: lean el nuevo pacto, quítense de esa mala costumbre de pretender ser judíos que no lo son, anden por el Espíritu Santo y no conforme a la carne y vanidades, santifíquense al apartarse de las corrientes del mundo y sean prudentes y poderosos en la oración con fe. Estén en sujeción unos a otros y a Cristo y dejen de ser carnales. Pidan todo con fe, invocando al Padre por medio del Señor Jesucristo, rueguen que el Señor envíe obreros a esta mies y que tengamos todos la disposición de atender a estos siervos de Jesucristo.

Haciendo esto, nuestro Padre claro que se volcará gustoso en restaurar este Estado, en lo que este pueblo nuevoleonés en su conjunto se ponga a cuentas con Él y sean justificados unos por Cristo y los renuentes expuestos a toda justicia o disciplina por ser enemigos de Él y de Su Hijo.

Lo escribo para los hermanos radicados dentro de los límites del Estado de Nuevo León, pero esta palabra puede extenderse a otro estado de la República Mexicana, como para otro departamento, provincia o región del mundo. Hay que ser sabios y entendidos: nuestra responsabilidad primaria es ver por la región que el Padre nos dio para que roguemos por ésta y así aspire a ser salva en el día postrero, por amor y confesar el nombre que es sobre todo nombre: Jesucristo, Hijo de Dios.

No cierren su entendimiento, amados, ni engrosen su corazón porque cierto es que a quien Dios ama, le disciplina y es menester que el juicio llegue primero a los de la casa de Dios y de cierto les digo: mejor es vivir por gracia que por misericordia. Mejor es obedecer que ser reprendidos y mejor ser hallados dignos de obreros diligentes que siervos holgazanes y negligentes.

Dicho esto, tengo la plena confianza en el Señor Jesucristo que muchos hermanos neoleoneses nos apoyen con las oraciones, pues hablando un mismo idioma espiritual, invocando sin cesar al mismo Dios y teniendo a un solo Salvador y Señor en la figura espiritual de Jesucristo y guiados por el mismo Espíritu Santo llegaremos a buen puerto para testimonio de salvación a quienes no creen (como notificación a estos) y también a los quecreen como testimonio de anunciación.

Que el amor, la paz, gracia, sabiduría del Señor Jesucristo sea en todos ustedes amados hermanos, amén. No nos dejen solos en el ministerio de la oración, de atar y desatar, porque aspiramos que Nuevo León sea tierra donde se adore a nuestro Señor Jesucristo y se alabe al Padre, en la medida de Su voluntad (Él desea que nadie se pierda y todos procedan al arrepentimiento) y de nuestra fe (por causa del amor hacia nuestros paisanos y buscamos su bien. Amén.

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