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Editorial 425 - Carta a los hermanos en Cristo radicados en la República del Ecuador

Preciosas ovejas del Señor Jesucristo: que el amor fraternal, el consuelo, la paz, gracia y sabiduría sea en todos ustedes, en su espíritu, amén. Reciban desde México un abrazo fraternal, un ósculo santo y deseamos con un corazón sencillo tengan bendiciones espirituales, amados, amén.

Preciosos de nuestro amado Pastor: hemos oído con sumo pesar acerca de las condiciones que actualmente viven en su patria terrenal, no así en la venidera espiritual. Como hemos escrito a otras iglesias en otras naciones, el común denominador en toda Latinoamérica al menos es la ignorancia en las iglesias respecto al poder de oración dentro de sus circunscripciones territoriales, bajo la gracia que Dios da hálito de vida a cada nación.

Los hermanos pierden mucho tiempo en cosas banales y fuera de toda voluntad de Dios y mandato de nuestro Salvador Jesucristo. Olvidan por completo el poder del Espíritu al accionar la fe mediante la oración para atar y desatar. Entonces amados, muchas veces se padece como malhechores al ser desobedientes, omisos, soberbios y rebeldes a cumplir con lo escrito en el nuevo pacto. Nada tenemos que hacer para comulgar con el mundo. Ninguna cosa por debajo del sol es imperiosa poseer o tener.

Sin embargo, a pesar de la disciplina en la que Dios nos pueda tener, siempre hay espacio para entender y volver al Camino, además los propios pecados que cada nación tiene en su haber y colman Su paciencia, tenemos al clamor a nuestro Señor Jesucristo para intercesión.

Hay que volverse a la voluntad de Cristo, amados. Hay que releer el Nuevo Testamento y buscar cumplirlo conforme al Espíritu. Deben rogar al Padre por sus autoridades en los tres niveles. No pueden dar oportunidad al príncipe de este mundo que se apodere de las mentes y corazones de quienes ostentan puestos de autoridad y atente contra los asuntos de Dios, de la propagación del evangelio de Cristo y privilegiar a los malos por sobre los justos en la fe. La oración por las autoridades también obedece a cubrir la conciencia y corazón de los humanos que están puestos en el gobierno, pues su propia concupiscencia, maldad y rebeldía juegan en contra de obedecer el principio espiritual de Dios: justicia, equidad, misericordia al pobre, extranjero y viudas.

Por eso, la instrucción del Espíritu hacia ustedes es que vuelquen su tiempo y fe en someter a las autoridades bajo la estricta supervisión del Padre. Atar en el nombre del Señor Jesús todo intento de ellos para delinquir, hacer el mal y perseguir a la iglesia.

El quehacer es mucho, amados, pero oren constantemente, a toda hora, huyan del ecumenismo y entréguense a obedecer los mandamientos del Señor Jesús. Haciendo esto, cumplen cabalmente con el testimonio que como iglesia debemos dar ante el mundo y los incrédulos de modo que, mientras el Señor no venga, tenemos que ayudar a que el número de redimidos se cumpla en las siguientes generaciones.

Que el amor, la gracia y el poder del Señor Jesucristo sea en todos ustedes amados hermanos ecuatorianos, amén.

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